17 de julio de 2013 - Haro (La Rioja)
Hoy 17 de julio vamos a Haro, capital del Rioja (no de La Rioja que es Logroño), y comenzamos nuestro
periplo bodeguero. Camino de Haro los colores son riojanos, ocres, piedra y
palacios sin fin, aquí están Muga, Ramón Bilbao, Paternina y López de Heredia
entre otras muchas. Antes de ir a nuestra cita en la bodega López de Heredia
nos damos una vuelta por la ciudad. Plaza Mayor porticada con kiosco originario
de Vitoria, que mandaron arreglar a Haro y como costaba mucho el arreglo se lo
quedaron en Haro, palacio Los Caños con un relieve de San Martín a caballo
partiendo la capa para el pobre, casas tradicionales con apoyo en la primera
planta de madera, palacios de portadas renacentistas convertidos en casas de
vecinos.
Y así llegamos a otra plaza porticada con la iglesia. En la plaza el
palacio de los Condes de Haro de portada renacentista con columnas salomónicas,
escudo frontal sobre frontón partido, alero con rosetas y capiteles, ventanas
en segundo cuerpo y balcones con frontón en primer cuerpo. La iglesia dedicada
a Santo Tomás es de tipo convento de San Esteban de Salamanca, una portada
retablo, geminada con arcos de medio punto, decoración plateresca y gran arco
triunfal con rosetas. Torre barroca que empieza en renacimiento. Seguimos
viendo palacios como el de la
Plaza de la
Cruz , del XVIII. Enfrente está la calle de las cuevas donde
cada casa tiene una bodega cueva en el subterráneo a la manera de
Montepulciano. Parece ser que la mayoría de cuevas están reconvertidas, pasaron
por cultivar champiñón, almacenes de frutas y venta de vinos.
El teatro Bretón de los Herreros está pegado a
un palacio que han convertido en hotel de 4 estrellas, que era el convento de
los Agustinos del siglo XIV, el palacio ocupaba toda la manzana incluido el
teatro.
Nos vamos a las bodegas López de Heredia en la entrada del pueblo, cerca del Ebro, donde
están todas. El vino más conocido de esta bodega es el Viña Tondonia. La bodega es un complejo
en piedra y carpintería de madera roja, tejadillos ornamentados y un corredor
modernista entre los edificios con cristaleras florales. En el patio barricas
que hacen las veces de maceteros con geranios rojos, hiedras y boj, tumbonas
hechas con duelas de barricas y mesitas del mismo material.También hay barricas
colocadas en horizontal que hacen de
maceteros con cipreses rodeados de geranios rojos.
Esperamos bajo una sombrilla en las tumbonas a
que empiece la visita. Un kiosco modernista de madera hace las veces de bar y
está dentro de una estructura de metal y cristal que tiene forma de decantador
y que han trasladado aquí desde una exposición, la estructura es de
arquitectura contemporánea, obra de Zaha Hadid. Los servicios son también de
diseño.
Enfrente están las bodegas Muga con una casa
preciosa en medio de los edificios de la bodega.
La bodega López de Heredia es la más antigua
de Haro y la 3ª en Rioja. El fundador Rafael López de Heredia nació en Santiago
de Chile pero su familia era alavesa. Compra el primer edificio en 1877 que es
la parte más antigua, empieza sin cultivar sus propias viñas, luego compra la
viña Tondonia y después Gravonia, Bosconia y Cubillos.
En Haro se vendimia en Octubre en la 1ª o 2ª
semana, vendimian a mano y tiene cosecha propia totalmente, es una bodega más
pequeña que grande, producen unas 500.000 botellas. Esta bodega tiene grandes
reservas de 18 o 20 años, lo mínimo aquí es de más de 6 años siempre, es decir,
tienen un gran inmovilizado.
La fermentación la hacen en tinas de roble,
sin mezclar las variedades, que son tempranillo, viura, garnacha, mazuelo y
graciano, pero la mayoría tempranillo. Trabajan con prensas verticales
tradicionales y tardan en esto 12 o 14 días.
La tonelería es de roble, para que el vino no
tenga sabor a viruta de roble se le pone durante cuatro años el vino peor del
que hemos trasegado. En esta bodega hacen todas las barricas de forma
artesanal, incluso las comportas, que son las cestas de vendimiar. Al año hacen
unas 300 barricas nuevas y suelen arreglar las antiguas, compran el roble en
los Apalaches (USA) y como tiene un 60% de humedad, curan la madera durante 3 o
4 años para secarla, luego usan la cepilladora para hacer las duelas y ponen
una duela ancha al lado de una estrecha, alternando. Las barricas se hacen por
intuición, así que por eso se dice “ a ojo de buen cubero”, la altura la miden
con una tabla llamada cana y el volumen de las barricas es el bordelés de 225 litros . Las duelas
las moldean a fuego de roble y las cellas o aros ahora son de acero, antes de
hierro. Tardan 8 o 9 horas en hacer una barrica y la hace entera una sola
persona y cuando hay que repasarla lo
hace el mismo. Con la cana van calculando la altura de la barrica y el ancho,
la tapa y el fondo se pegan con engrudo y se ponen al final.
Una vez que hemos visto la primera parte de la
bodega bajamos a la bodega subterránea que se construyó en 1890, la hicieron en
dos años a pico y pala picapedreros de Vizcaya, el rail que se ve en el suelo
se utilizaba para transportar las vagonetas que trasladaban los sillares. Por
la galería subterránea salimos al río Ebro y enfrente vemos las viñas. Viña
Tondonia está en Briñas en donde el Ebro hace un meandro, cerca de Haro, la
viña tiene 100
hectáreas .
Ahora vamos a lo que ellos llaman la catedral,
donde están los reservas de la bodega, 42 en tinto y 57 en blanco. Son los Gran
Reserva. Los años son 1942, 1957, la mejor la de 1964, 1967, 1970, 1973, 1976,
1980, 1981, 1985, 1987. Estas botellas se lacran a mano para que las polillas
no se coman los corchos, todas las botellas tienen una enorme capa de moho.
Se puede perder entre un 3 y un 6% del total
durante la crianza. Todo esto nos lo cuenta Natalia, una guía muy competente.
Vamos al edificio que semeja un decantador de
acero y cristal, dentro está el kiosco modernista y la sala de catas al lado.
Esta sala tiene un mostrador en madera también modernista, una joya que estaba
en la tienda que la marca tenía en Madrid, en la calle Sevilla. Nos preparan
las catas que van a ser de blanco Gravonia servido a 15ºC y tinto Tondonia a 18ºC . Entre las dos catas
comemos un pico de pan para poder paladear el siguiente vino. Pasamos después a
la sala del kiosco y allí hacemos nuestras compras.
Textos de Ximena Prieto y fotografías de Miguel Roa.