Plaza Mayor de Calaceite |
8 de noviembre de 2022 Comarca del
Matarraña: Calaceite, Alcañiz y La Fresneda.
Llegamos a
Calaceite en once minutos. Es mucho
más grande y un emporio de casas señoriales y palacios del estilo que llamamos
gótico civil aragonés, una iglesia de portada barroca que necesitaría una plaza
amplia para ser contemplada de tan monumental que es. Hay varios portales o
Puertas de entrada como el portal de Orta, el portal de Maella o el Portal de
San Roque, que es donde aparcamos. El nombre del pueblo no tiene que ver con la
palabra aceite si no con Qalat Zayb, castillo de los Zayb (una minoría chiita)
. El lugar ha sido ocupado desde la Prehistoria, hay pinturas rupestres,
poblados del Bronce e íberos. En 1132 Alfonso I de Aragón lo conquistó a los
árabes y lo reconquistó Ramón Berenguer IV en 1149 y definitivamente en 1169
por Alfonso II el Casto y en el XIII la orden de Calatrava adquirió su dominio.
En el XV pasa a manos del obispo de Tortosa. En la guerra de Sucesión española
se decantó por el archiduque Carlos y fue tomada por las tropas borbónicas. En
la Guerra Civil sufrió mucho, se quemaron edificios religiosos y el
Ayuntamiento.
Preguntamos
en la calle a una señora donde podemos comer y muy amablemente nos dice dos
sitios, como están en la carretera decidimos coger el coche y encontramos los
dos, nos decantamos por La Fonda de Alcalá porque tiene aparcamiento propio. El
lugar es moderno en cuanto a la decoración, aunque el establecimiento tiene
cien años de antigüedad. No tenemos reserva, pero nos hacen un sitio, nos
atiende una camarera muy amable y nos decidimos por el menú del Matarraña,
alubias blancas con sardina y alubias blancas con longaniza. Sirven las alubias
cocidas solas y luego traen aparte la sardina o bien la longaniza con sus
salsas respectivas que al mezclarlas con las alubias estaban buenísimas.
De segundo
el ternasco de Aragón servido con puré de patata muy suave y ligero y una salsa
con sabor a vino y a cebolla. Extraordinario. Y el postre llamado Mostillo que
consiste en una mezcla de mosto con frutos secos formando una especie de
compota textura tipo pudin. El otro postre era una mousse de mango con queso y
no sé qué más, muy rico también.
Alcañiz es la capital del Bajo Aragón, a
381 metros de altitud. Es una ciudad grande de 15000 habitantes con un paisaje
ondulado con alguna elevación destacada. Está recorrido por el río Guadalope
que rodea la ciudad con un meandro. Alcañiz estuvo en manos de la orden de
Calatrava en los siglos XII, XIII y XIV. Sufrió mucho durante la Guerra de
Independencia, fue expoliada varias veces con mucha saña por las tropas
francesas y más de un tercio de su casco urbano desapareció en la ocupación.
Tenía en 1808 7.000 habitantes y pasó a 1700 en 1813. De hecho, sufrió tanto
como Zaragoza por lo que se le concedió el título de “Muy leal”.
Pero eso
no fue todo, Alcañiz sufrió tres sitios durante las Guerras Carlistas, en 1838,
en 1847 y 1874 por permanecer leales al gobierno isabelino. Por esto Alfonso
XII le dio el título de “heroica”. Durante la Guerra Civil fue uno de los
experimentos de colectivización de tierras de los anarquistas de la CNT más
notables y sufrió un terrible bombardeo por la fuerza aérea italiana. La ciudad
fue tomada el 14 de marzo de 1938 durante la ofensiva del Ebro.
No podemos
estar en Alcañiz mucho rato, nos da tiempo a ver la Plaza de España que tiene
aspecto italiano con tres edificios, la Lonja, la Iglesia de Santa María la
Mayor y el Ayuntamiento. Luego subimos al castillo de los Calatravos que es el
Parador de Turismo, un impresionante edificio. Tiene además palacios
renacentistas, casas modernistas, varias iglesias interesantes, torreones y
lienzos de muralla, además de infinidad de pasadizos subterráneos. Bonita vista
desde el Castillo de los Calatravos. No podemos investigar sobre los merengues
tan buenísimos de los que hablaba mi abuela siempre por falta de tiempo.
Nos quedan
dos pueblos La Fresneda y Monroyo y parece que solo llegaremos a La Frasneda.
La Fresneda es pequeñita, tiene una plaza
preciosa con un imponente Palacio de la Encomienda y la calle principal tiene
unos soportales bajos con respecto al nivel de la calle, son arcos ojivales continuos
que van dejando a la derecha callejones con entramados de arcos o bien de
madera, que comunican las casas unas con otras. Esta calle es una maravilla y
es donde están los bares. Y subiendo está la Iglesia de Santa María de las
Nieves. Los edificios son mayoritariamente del XVI.
Con esta
maravilla nos despedimos con un hasta luego porque pensamos volver.
Textos: Ximena Prieto Álvarez
Fotografías: Miguel Roa Guzmán
No hay comentarios:
Publicar un comentario