jueves, 8 de noviembre de 2018

A través de Portugal y su Nacional 2: Miranda do Douro (I)


Portugal siempre tiene rincones que descubrir, estábamos en Valladolid y decidimos regresar a Medina Sidonia a través de Portugal y a ser posible siguiendo la Nacional 2 que va desde Chaves en la frontera con Galicia a Faro en el Algarve. Lo que habría sido un viaje de 6 horas y media se convirtió en 5 días. La Nacional 2 no la hemos seguido entera porque accedíamos desde Zamora y cruzamos la frontera por Miranda do Douro que ha sido nuestra primera etapa.

Nada más llegar supimos que no podríamos hacer la excursión en barco por los Arribes del Duero (cañones) que forman la frontera en este lugar entre España y Portugal.

Pero sí tuvimos la suerte de tener una habitación en el Hotel Parador de Santa Catarina con estas magníficas vistas sobre el Duero o el Douro portugués.








Nada más instalarnos en el hotel y antes de que se nos hiciera demasiado de noche nos fuimos a explorar el pueblo sin casi información anterior e intentando llegar a la oficina de correos antes de su cierre, cosa que no logramos por 5 minutos y que dejamos para el día siguiente.

Empezamos recorriendo sus calles por la Rua Mouzinho de Albuquerque donde vimos muchas tiendas de toallas, ropa, zapatos, bebidas... o restaurantes donde comer alguna de las especialidades portuguesas de "bacalhau",  que son a las que normalmente vienen los españoles a diario. 

Iglesia de la Santa Cruz.




Avanzando llegamos a su plaza principal, Lhargo D. João III,  donde se encuentra el ayuntamiento (Cámara Municipal), un museo etnográfico, varias casas y la escultura de los mirandeses.

















Una de las primeras cosas que tuvimos que hacer por la mañana fue acercarnos a la oficina de Correos para comprar las tarjetas prepago para cuando pases por las autovías que ahora son de pago que te puedan cobrar el importe del tramo identificando tu matrícula y desquitando del pago ya realizado con estas tarjetas, aún no sabíamos los tramos de pago que tendríamos que pasar, a pesar de que lo que tratábamos de hacer era recorrer por otras vías Portugal de norte a sur.

Allí en la oficina de correos, atendida por un funcionario agradable y solícito a ayudarnos para dar de alta las tarjetas, nos encontramos con un matrimonio asturiano con el que compartimos conversación y vivencias durante unos minutos.





La escultura de los mirandeses representa a una pareja de lugareños, él con la capa de honras (que distinguía a los nobles de otros habitantes de la ciudad) hecha de gruesa lana de color marrón con distintos adornos y que se parece a la capa zamorana.








En las proximidades de la plaza nos encontramos con la iglesia de la Misericordia, la encontramos cuando ya era de noche y el interior sólo era levemente iluminado por la poca luz exterior que entraba por las dos ventanas del coro, tendríamos que esperar a la mañana siguiente para apreciar su bonito interior.















También nos encontramos con la antigua iglesia de los frailes Trinitarios convertida ahora en la Biblioteca Municipal.



Nos acercamos a ver la cocatedral, ya que Miranda do Douro comparte sede episcopal con Braganza, que cuenta con un bonito edificio que tuvimos la suerte de encontrar abierto por la mañana.
















Después de admirar distintas capillas, artesonados, bóvedas y otros elementos de interés de esta antigua catedral, nos tropezamos con esta preciosa urna que contiene al Niño Jesús de la Cartulita (Menino Jesus de la Cartolinha) que aparece vestido con diferentes trajes según las celebraciones a lo largo del año y que cuenta con numeroso ajuar que se ve incrementado con la ofrenda de camisitas o pequeños calcetines por las mozas casaderas, según la tradición se apareció a las tropas portuguesas para ayudarles en sus batallas contra los españoles.








Como en todo Portugal encontramos numerosas ventanas y detalles de las fachadas que merece la pena ver.




Miranda do Douro al ser una población fronteriza es una ciudad fortificada donde se conserva una parte importante de sus murallas y puertas.


















Desde 1999 es oficial el idioma propio de este lugar, el mirandés, al parecer de origen astur-leonés y que además de ser hablado en la población es utilizado junto al portugués en las informaciones turísticas.






No sé si está escrito en portugués o mirandés, creo que en el segundo, pero parece que me esperaban.


Los restos del castillo se encuentran en mucho peor estado que las murallas de la ciudad.


Y aquí un autorretrato de Ximena y mío paseando en estas ruinas bajo la lluvia otoñal.




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