sábado, 27 de abril de 2024

Tarragona, marzo de 2024: Vilella Baixa, Cartuja de Escaladei, Cambrills, Arco de Bará y Torre de los Escipiones (VIII)

 



13 de marzo 2024

Vamos lo primero a la Vilella Baixa, pertenece al Priorat, una comarca que en su día dependió de la Cartuja de Escaladei, la primera de España, la más antigua, del siglo XI. Esta comarca está al pie y en las estribaciones del Montsant y sus viñedos escalan las laderas, se ven muchas vides y algún olivo y más arriba pinos. Vilella Baixa es más bonita que Vilella Alta, pero sobre todo es impactante verla desde la carretera, en el fondo del barranco el río y las casas formando un graderío de teatro en color ocre, todo muy italiano. Son casas de revoque, unas pintadas y otras no. Desde el río tienen cinco plantas, pero desde el nivel de las calles del interior del pueblo, digamos, de espaldas al río, tienen dos plantas. Primero vamos a la parte del río que es la mejor vista, pero para andar por el pueblo nos vamos al otro lado y aparcamos arriba y vamos bajando. Muchas macetas con flores, un aparcamiento para brujas que consiste en una cuerda atada a la pared donde hay tres escobas colgadas. Llegamos a la iglesia, está cerrada. Como he dicho los muros son de tapial con revoque. Una calle llamada “calle que no pasa”, y es cierto, porque no tiene salida. 










































Desde aquí hacia la Cartuja de Escaladei. Lo primero es Escaladei, el pueblo donde vivían los trabajadores de la Cartuja. Casas de piedra que sacaron del expolio de la Cartuja, que fue prácticamente destruida por los del pueblo en 1835 en la desamortización. Pasó a manos de particulares que siguieron usando las piedras hasta los años 90 del siglo XX, que pasó a la Generalitat y comenzó a restaurarse. Seis euros de entrada. Se ha restaurado parte de la iglesia, se ha afianzado el edificio de la Biblioteca, la parte de los legos, el claustro pequeño, se ha acondicionado una de las celdas de los monjes que tiene: una sala con una virgencita, un sitio de lectura y oración con su reclinatorio, la mesa para comer y el catre para dormir, el baño con un lavabo y una letrina, un sitio para leña, otro como un taller para arreglar cosas de madera, una especie de despensa y tres huertos-jardín a distinto nivel, como escalonados, con un depósito de agua para regar. Las plantas son acantos, rosas, que representan a la Virgen y lirios que representan a Jesús.

También han adecentado el claustro grande y han edificado un tramo para que el visitante se haga una idea de cómo era. De toda la Cartuja lo que quedó en pie fue la portada con una escultura de la Virgen y el Niño del XVI. La piedra es de tonos claros. La fachada de la iglesia tiene un rosetón románico y una portada renacentista. La comunidad de monjes en principio eran 8 o 10 pero creció en el XVI hasta llegar a 30 monjes, aparte de los legos. Lo más divertido fue que teníamos que ver un video al final de la visita y entramos en la sala, está todo a oscuras y empieza a escucharse el sonido, primero un gorjeo de pájaros, luego ladrido de perros, tañer de campanas, todo a oscuras y sin que se proyectase nada en la pantalla. Al principio pensamos que era para ambientarnos en el mundo cartujo, pero pasados 10 minutos nos hartamos y salimos. En la sala se quedó un matrimonio catalán. Las encargadas nos preguntan: ¿Es que ya terminó? Y les decimos, no, es que es solo sonido.  Y dicen ellas: ¿Es que estaban solo con el audio? ¡Ay Dios mío! ¿Y han aguantado tanto tiempo? Nos reímos muchísimo. Lo arreglaron y lo vimos ya con todo. Una anécdota divertida. 


































Lo siguiente es Cambrils y como está al lado de Salou nos vamos a comer al hotel y por la tarde hacemos Cambrils. Antes vamos al arco de Bará que formaba parte de la Vía Augusta y ahora también porque la carretera sigue el mismo trazado, en el Kilómetro 1183 de la N-340 actualmente en el centro de una rotonda. Es un arco de medio punto de un vano con pilastras y capiteles corintio. Deberían cuidarlo mejor porque la piedra arenisca se erosiona mucho. Dedicado por Lucio Licinio Sura al emperador Augusto en el siglo I a. C según dejó dicho en su testamento.









Después nos vamos a ver el otro resto romano que nos queda a las afueras de Tarraco que es la torre de los Escipiones. Para empezar, no tiene nada que ver con la familia de ningún Cornelio Scipio y el lugar donde está, a la orilla de la carretera se encuentra muy sucio y descuidado. Es una tumba en forma de torre que terminaba en una pirámide que ha desaparecido. Está estructurada en tres cuerpos con cornisa, en el inferior estarían las cenizas. Por su parte delantera en el segundo cuerpo hay dos esculturas, una a cada lado con la representación de Atis, que sostiene una inscripción, por lo que podemos pensar que el difunto era devoto de la diosa Cibeles. Es del siglo I. La inscripción dice: Enalteced las obras que dejó al morir, olvidándose de él, erigió para los suyos un solo sepulcro donde tienen que permanecer para siempre.










Cambrils no está mal, buena playa, puerto deportivo y paseo marítimo muy bonito con muchos restaurantes en el paseo, muy cerca un parque bien cuidado. Se supone que era un pueblo de pescadores típico, pero ahora no lo es, sin embargo, al menos no hay edificios muy altos. Una rambla llega hasta el mar y está tratada como un jardín. Cambrils nos pareció agradable. Estacionamiento barato 1,30 euros.
















Textos: Ximena Prieto Álvarez

Fotografías: Miguel Roa Guzmán

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