sábado, 21 de noviembre de 2020

Impresiones y vivencias de mi peregrinación a Tierra Santa - Julio de 1996 (I)

 


30 de junio 1996, domingo. 

Salimos de Medina a las siete quince de la mañana, nos llevan a Cádiz Pedro y Maribel, al llegar saludamos a Manolo y Carmen y al P. Ildefonso, el "jefe" digamos de la peregrinación, también a Manolo Caballero. Vamos recogiendo a la gente y a las ocho treinta salimos para Madrid, paramos una vez en Guarromán y a las tres de la tarde estábamos en Barajas. 






Pasamos un control exhaustivo por parte de la policía judía, en el que nos preguntaban cosas coma: ¿Ha hecho usted la maleta? ¿En algún momento ha dejado solo el equipaje? ¿Le ha dado alguien algo para llevar? ¿Le han encargado que vea a alguien en Israel? 

Una vez contestadas esas preguntas nos facturaron el equipaje, y después para pasar a la sala de embarque nos volvieron a hacer preguntas parecidas, al final salimos a las siete y media de la tarde. Las azafatas y azafatos muy amables y muy guapos, nos dieron la cena, "kosher", claro, y una copita de licor Sabra con sabor a naranja y chocolate. El vuelo duró 4 horas 20 minutos. Antes de aterrizar nos repartieron unas toallitas calientes para pasárnoslas por la cara y las manos que nos dejaron una sensación de frescor enorme y los poros muy limpios. 








En el aeropuerto Ben Gurión más control de pasaportes y una hoja para rellenar y entregar a la vuelta junto con el pasaporte. En el aeropuerto, que es muy moderno ocurrió una anécdota: Al entregar los pasaportes un matrimonio le dijo a la señorita del control que estaban casados, entonces ella no les dejaba pasar y les retenía los pasaportes, ellos no sabían que pasaba hasta que nos dimos cuenta que era porque ella no entendía que en España la mujer no pierde su apellido de soltera, y claro, no le cuadraban los nombres. 


A la salida nos estaba esperando el autobús con el guía que íbamos a tener en Israel, se llamaba Raymond, es un cristiano palestino, ya hablaré más de él.





Tel-Aviv se extiende al lado del mar en una zona llana, esa noche sólo vimos palmeras y jardines. EI hotel se llama Sun y está en la playa, desde la habitación se veía el mar. Nos fuimos a la cama inmediatamente porque al día siguiente salíamos para Jaffa. ¡Ya estábamos en el país de Jesús¡ 




1 de Julio de 1996, lunes.    Tel Aviv- Tiberias 

Nos llamaron a las 7, desayunamos ensaladas con salsa de yogur, frutas, revuelto de huevos, pan, mantequilla etc. Los camareros eran palestinos todos, aunque el hotel era judío, lo mismo que la agencia de viajes que se llama Net. 

Después de desayunar atravesamos Tel Aviv que es una ciudad moderna y dinámica. Vimos impactos de balas en las casas y en todos los jardines mangueras con sistema de riego por goteo, por la calle muchos hombres con la kipá, incluso soldados con kipá, el guía nos explicó que llevar la kipá era signo de ser un judío religioso, es decir, practicante. 

Por la carretera hacia Jaffa vimos bastantes soldados, casi siempre de dos en dos, también chicas, muy jóvenes, con sus fusiles cargados y sin seguro, preparados para disparar. Hacían autostop en la carretera para ir a su destino o volver a su casa, no tienen cuarteles por seguridad, y por eso, todos los días van a dormir a su casa, el ejército no tiene autobuses por seguridad y la gente los recoge y los lleva en sus coches. Hay carteles que ponen: "Este soldado puede ser tu hijo, si está en la carretera, recógelo”. 



Como ya he dicho íbamos camino de Jaffa, hacía calor. De Tel-Aviv a Jaffa la distancia es muy corta. A la izquierda el Mediterráneo, tan azul. A la derecha, frutales. Jaffa o Yafo es la antigua Jope de los griegos, actualmente es la ciudad donde viven los artistas. Antes de 1948 y la partición de Palestina era una ciudad muy importante, las casas son de piedra de cantería, las calles estrechas, al lado del mar, hay muchos arcos de época de las Cruzadas y balconadas salientes de madera. Las naves del rey Salomón anclaban en este puerto en el siglo X a.C. El profeta Jonás embarcó desde aquí rumbo a Tharsis. Pedro vino aquí desde Lida a resucitar a Tabita, una muchacha de la comunidad cristiana de Jaffa.









Derramándose por la colina, la ciudad se acerca al mar, en hebreo yaffo significa bello, dicen que así era Jerusalem en tiempos de Jesús y en su puerto desembarcaron los cedros del Líbano para el templo de Salomón. 

Muy cerca de aquí están las ruinas de la ciudad de Lidia. Hechos 11 habla de la visión que tiene Pedro que le hace ir a Jaffa desde Cesarea. 

Llevamos observando toda la mañana que en los tejados de las casas hay placas solares y depósitos de agua oscuros para que el agua se caliente antes.

Vamos hacia Haifa que está en la zona norte de la costa, el paisaje en este tramo es bajo y arenoso, muchos apartamentos y edificios nuevos y a la derecha cultivos mediterráneos. Entre Jaffa y Haifa está la antigua Cesarea que hoy es sólo una ciudad arqueológica. Desde el concilio de Cesarea se celebra la fiesta del Señor el Domingo, aquí nació Orígenes en el siglo III. La ciudad fue una fundación de Herodes el Grande en tiempos de Augusto. En el 640 cayó en manos del Islam, los Cruzados la conquistan en 1101 y la reconstruyen. En el XIII fue arrasada y resurge en 1940. Vamos viendo jardines, al este un valle fértil, el valle del Sharon, hay dunas y arbustos mediterráneos, zonas de frutales y plataneros. La tierra es de color ocre claro. 

Nos bajamos en Cesarea para ver las ruinas, quedan muchos restos: el foro, el decumanus y el cardo máximo, el teatro. muchas esculturas sin cabeza porque los turcos las degollaron. Las murallas son cruzadas. Paseamos entre las ruinas, yo pensaba en el poder de Roma, y en el hecho de la uniformidad de todo un vastísimo territorio, da igual ver Cesarea que Baelo o Tarraco, no tenían en cuenta las culturas autóctonas, si no que llegan y se imponen, en fin, la conclusión es que hay que luchar contra el imperialismo siempre. 











Volvemos al autobús, el día está muy despejado, el cielo muy azul, igual que el mar que sigue a nuestra izquierda, nos dirigimos al monte Carmelo y a Haifa. 

Carmel quiere decir viña, el profeta Elías estuvo retirado en una gruta de este monte porque tuvo que huir de Jezabel. En esta tierra los profetas están vivos, todos los nombres de los lugares tienen relación con ellos, parece que aquí no hay nada banal, que todo es transcendente. 

Siguiendo con los profetas parece que, a la muerte de Elías, Eliseo también vivió en esta gruta, en el siglo XII unos monjes se establecieron en el monte y fundaron la orden Carmelita y se construyó el monasterio de Stella Maris. El monte es rocoso y achatado, tiene vegetación y una vista increíble de la bahía de Haifa. Leemos Reyes 18,1-40.




Manolo está emocionado, va a ver el santuario que tantos recuerdos tiene para él. Entramos y a la derecha hay una exposición arqueológica en la que vemos muchas estelas y lápidas, vidrio, incluso fósiles, unos protohistóricos y otros de Roma y Bizancio. En la iglesia está la gruta de Elías, se conserva la gruta de piedra y hay una escultura del profeta en madera de cedro. En la parte superior la imagen de la Virgen del Carmen en cedro policromado, le rezamos una Salve.


 Al salir nos dirigimos a un mirador sobre la bahía de Haifa, enfrente del santuario. Haifa es una ciudad judía, industrial, con un puerto importantísimo. Si miramos al monte Carmelo vemos viñedos y melocotoneros, empieza a hacer calor. Se ve toda la costa hasta el Líbano. Aquí en el mirador tres trompetistas tocan para nosotros ¡un pasodoble y el himno nacional español¡ Esa era la sorpresa de la que hablaba el P. Ildefonso. 





Haifa se derrama por la montaña hasta el mar y los edificios se adaptan a la ladera, predomina la caliza blanca en la construcción en bloques regulares, hay flores y árboles por todas partes, con riego por goteo. Pasamos delante de varios cementerios, aquí sólo se ven lápidas verticales que señalan las tumbas. Atravesar la ciudad nos lleva tiempo, es enorme, incluso vemos bocas de metro. Los israelitas dicen: "Haifa es para trabajar, Tel-Aviv para divertirse y Jerusalem para rezar'". 

A la salida vuelven a aparecer cultivos de regadío. A medida que pasa el tiempo vamos charlando con la gente del grupo, con África y Eufemio, Mila, Rosaura y su marido, camino de Nazaret. Dejamos el mar y nos metemos hacia el interior, hacia Galilea. A partir de Shefara'm el paisaje se vuelve árido, con olivos de vez en cuando y rebaños, parece un suelo demasiado pedregoso, de secano, y de repente llegamos a un valle muy fértil, el valle de Jezrael. Tiene cierto parecido con Grecia por los cipreses que aparecen de vez en cuando.

También hay maíz y bosquecillos de quejigos y chaparros. Aquí hay agua, cultivos dc huerta y frutales. Estamos llegando a Nazaret, está en un montículo, ya nos había dicho el guía que era una ciudad grande, hoy ocupa toda la ladera del monte y llega hasta el fondo del valle. Es difícil hacerse a la idea del Nazaret de Jesús porque ya no tiene nada de aldea. En la parte alta es donde están los restos de la época de la Virgen, su casa y unas 50 cuevas más que era el total de edificaciones que había. 


Nos bajamos del autobús y vamos al restaurante que está en una antigua iglesia, conserva las bóvedas de piedra y la decoración es preciosa con muebles antiguos, se llama La Fontana de María. La comida es muy buena: aperitivos de crema de garbanzos para untar, salsas picantes, tomate y pepino en ensalada aderezado con hinojos, pollo y arroz. De postre unos dulces de coco muy parecidos a las sultanas. Nos dan agua fresquita en cantidad. El pan con unas tortas pequeñitas sin levadura, está buenísimo. 

Me he fijado en que en el cuarto de baño las cisternas tienen un doble mando para vaciarlas por completo o sólo la mitad, en este país sí se ahorra el agua. 

Después de comer nos vamos a la fuente de la Virgen que está en la parte intermedia del pueblo, en aquel tiempo estaría alejada de la zona de viviendas, era peligroso ir a coger agua y por eso iban temprano. La fuente está dentro de una basílica ortodoxa y accedemos al manantial por un arco de piedra de época cruzada. 





Nazaret es una ciudad palestina que pertenece ya a la Autoridad Nacional Palestina, lógicamente el ambiente en la calle es árabe, muchos turbantes y niños merodeando a nuestro alrededor. Atravesamos un zoco para subir a la parte alta donde está la zona arqueológica de las cuevas y la basílica de la Anunciación. Nazaret quiere decir flor y está en medio de las colinas de Galilea. Esta región era el centro comercial de todo e Oriente. Dice Raymond que según dicen en Palestina de Nazaret no sale nada bueno, tiene mala fama, hay droga, me da pena pensar que en el pueblo del Señor las cosas siguen igual.







Llegamos a la basílica y es un espacio enorme porque dentro están todas las excavaciones de Nazaret en la época de María que han hecho los franciscanos. Empezaron la construcción en 1105 pero en el Xlll se tuvieron que marchar y todo quedó abandonado hasta el XVll que volvieron. Ahora la basílica tiene en su interior la cueva que pudo ser la casa de María y está envuelta en estructura de hormigón muy bonita, del siglo XX, por fuera parece neorrománico pero por dentro es espectacular, en forma de estrella y ábside circular sin crucero. Tiene dos alturas, se puede celebrar arriba y abajo, abajo en un altar delante de la cueva y fue allí donde celebramos nuestra primera eucaristía en Tierra Santa, fue muy emotivo. Yo pensaba en la sencillez de María, más que pensarla la sentía. El Padre Ildefonso hizo énfasis en el Sí de María y en su abandono en el Señor. Yo hice la Lectura, fue muy significativo para mí, porque nunca he sido excesivamente mariana, pero allí sentí a María muy cercana. Irene, que era la encargada de las lecturas me pidió que hiciera la primera lectura de la primera eucaristía. Cuando terminamos recorrimos la basílica, entramos en la casa de María y en la parte superior contemplamos todos loe altares dedicados a cada una de las advocaciones de la Virgen en el mundo entero y cada una en su estilo artístico. 


En el pórtico hay una escultura preciosa en piedra de la Virgen vestida con una túnica sencillísima y con cara de niña, es la imagen más conmovedora que yo he visto nunca de María. Delante de esta imagen cantamos la Salve, que está escrita en el muro. Continuamos y a unos pasos está el Museo de los franciscanos donde quedan restos de la época de María, de Jesús, bizantina y medieval, de los Cruzados, hay unos capiteles románicos esplendorosos que nunca se pudieron colocar en la basílica, los temas son milagros de S. Pedro en Jaffa y escenas con Santiago y Tomás. También hay objetos de la edad de Hierro (2.000 a.C). 

Entramos a ver una de las 50 cuevas excavadas, tenía una especie de zona abierta donde estaría el ganado y a continuación una habitación y dentro de esta otra más pequeña con un hogar y unos pequeños silos para guardar el grano, vimos otra cueva a un nivel un poco más bajo llamada "casa de S. José”, igual que la anterior. 




Bajamos andando hasta el autobús, serían las 4 y media de la tarde, hacía mucho calor. Observé muchas pollerías en las calles por las que pasarnos, donde vendían pollos vivos y en el momento de ir a comprarlos loe mataban, es decir, más frescos imposible.

Nos despedimos de Nazaret para seguir a Caná de Galilea, a la iglesia que está en el mismo sitio supuestamente donde se celebraron las bodas. El lugar tiene retos de una casa muy grande en el centro del pueblo, que es pequeño, allí encontraron tinajas y bancos de piedra largos. Delante del altar renovamos las promesas de matrimonio Miguel y yo junto con ocho parejas del grupo, entre ellas Carmen y Manolo, fue bonito, al salir nos cantaron la marcha nupcial y nos hicimos fotos y recogimos jazmín para los ramos de novia. Después nos llevaron a una tienda a celebrarlo con vino de Caná, compramos unas botellas. 



Desde allí salimos para el lago de Galilea, todos estábamos nerviosos y pendientes de verlo desde el autobús. 











A 3 Km de Caná el paisaje de repente cambió y bajamos muchos metros hasta que apareció el lago, al principio me pareció enorme y muy sereno, estaba azul, se veían al fondo montañas que eran los altos del Golán, detrás está Siria. Esta zona es ocre y sin vegetación, el resto es verde, nos fuimos acercando a la ciudad de Tiberiades y allí y en la misma orilla del lago estaba el hotel, se llama Golán. Desde la terraza se ve todo el lago y los pueblos de la orilla, Cafarnaum y otros muchos. 






EI lago estaba tranquilo, sólo algunas olitas que levantaba la brisa, la temperatura era muy agradable. Desde la habitación vemos una parte arenosa enfrente. En nuestro lado que es el oeste del lago hay árboles hasta la orilla, en la zona norte hay un puerto y está Cafarnaum, vimos barcos, mañana iremos nosotros, creo que va a ser muy especial porque Jesús estuvo mucho tiempo por estas orillas, lo vio muchas veces. Los judíos le llaman Kineret que quiere decir arpa, por la forma que tiene, de ahí viene el nombre de lago de Genesaret. 



Por la noche, después de cenar nos reunimos en la terraza para comentar el día y planificar el siguiente. 

2 de Julio 1996, martes.    Tiberiades

Nos levantamos muy temprano, a las 7 de la mañana, antes de bajar a desayunar echamos un vistazo al lago, con la luz del día está precioso, el cielo rojo todavía y el agua de un color dorado oscuro como de bronce. En el autobús vamos bordeando la orilla, paseamos por Magdala, el pueblo de María Magdalena, Magdala es Migdal que quiere decir torre, al lado está el primer kibutz de lsrael, Rosh Pinna. 




En la orilla del "mar" hay árboles y cañas. Paramos en la capilla del prelado, que es un anfiteatro en la orilla, aquí hay una roca inmensa al lado del atracadero romano, esta roca serviría para colocar la pesca al atracar las barcas, la monja Egeria le llama la Mensa Christi, la mesa de Cristo. Este muelle está próximo a Cafarnaum, hay zonas de cultivo entre la carretera y el lago, estamos a 212 m bajo el nivel del mar. Al lado de esta capilla está el lugar de la multiplicación de los panes y los peces, se lama Magadán (lugar de la fortuna), hay agua y árboles, cuando se dice en el evangelio que era un lugar desierto se referían a que no era un lugar habitado. 







Celebramos la eucaristía en el anfiteatro mirando al agua y sintiendo a Jesús próximo, familiar. El agua tiene bandas de color azul y gris, está quieta, se ven las montañas y los pueblos de color blanco como Tiberiades o Magdala. Después de la eucaristía tenemos un rato para meternos en el agua, yo recojo piedrecitas en la orilla, Miguel me ayuda, pienso en la gente de Medina, me gustaría que pudieran estar aquí, de alguna manera están porque pienso en ellos, Jesús está en nosotros y es un privilegio conocer su tierra, pero lo que de verdad es un privilegio es conocerlo a Él. 




Vamos a Cafarnaúm, por el camino vemos plantaciones de mangos. bordeando el lago llegamos a la ciudad antigua, hay no existe ningún pueblo, sólo las excavaciones de la antigua ciudad, cuyo nombre significa casa de Nahun. El sitio ha sido excavado por los Franciscanos, en la casa de la suegra de Pedro se han encontrado anzuelos y trozos de greda, la piedra es negra, basáltica, por eso se distingue el nivel de época de Jesús del nivel posterior, que tiene piedra caliza blanca. La casa de la suegra de Pedro tenía varias habitaciones, una más grande y las demás pequeñas. El guía se permite una broma, dice que el motivo de que Pedro negara a Jesús fue en venganza porque había curado a su suegra, Pedro vivía en casa de su suegra porque era la costumbre, él era de Betsaida, pueblo que está cerca. Muy cerca están los restos de una sinagoga del S. III y debajo se ven los basamentos de la que Cristo usó para rezar y explicar la ley. 
































Vemos muchos restos romanos, desde columnas a capiteles, inscripciones. Recordamos que aquí Jesús curó a la hija de Jairo, de aquí eran Mateo, Pedro, Andrés, Juan, Santiago... Este pueblo no tenía murallas, las que hay las han hecho los franciscanos para preservar el lugar y sirven para delimitar las ruinas, nos dicen que falta por excavar el 65% del total. Paseamos por los jardines y enfrente vemos Betsaida, nos sentimos bien, tengo la sensación de que estamos en casa. La impresión que tenemos es que Cafarnaúm debía de ser un pueblo pequeño. Rezamos y volvemos al autobús para ir a las Bienaventuranzas, cerca de aquí y sobre el lago. Parece ser que este no es el lugar exacto, pero estaría muy cerca. 





Llegamos y desde aquí se divisa todo el lago, estamos en la ladera de un montículo que cae hacia el lago, la iglesia es pequeñita, con arcadas que la rodean, hay mucha vegetación y jardines muy cuidados. Tenemos un rato para meditar, lo aprovecho y me voy al jardín, sólo oigo los pájaros, pienso en las palabras de Jesús, concretamente bienaventurados los mansos… Ha pasado algo en el grupo, alguien se ha puesto un poco impertinente y otra persona le ha contestado mal, ha sido un momento difícil. Estoy mirando el lago y viéndome por dentro, le pido perdón al Señor por mis pecados, por mis errores, también pido fervientemente que no me abandone. He llorado durante un rato y ahora estoy en paz. Esta tierra es hermosa, me imagino que cuando Él estaba aquí toda aquella muchedumbre no miraría al lago, sino a Jesús, yo lo siento ahora en mi corazón, que está limpio. 

Gracias a Dios las dos personas que se habían enfrentado hace un rato se han perdonado, han hablado y volvemos a estar bien todos. 






Antes de subir al autobús bebemos zumo de naranja hecho en el momento, cada vaso 1 dólar, nos lo exprimen delante de nosotros y está fresquito. 



De aquí vamos a Tabgha, que está muy cerca, el nombre quiere decir lugar de las 7 fuentes (Heptapegón) como referencia a las fuentes del Jordán. Aquí se encontró un baño ritual para los judíos conversos. Según la monja Egeria aquí estaba el sitio de la multiplicación de los panes y los peces, lugar por el que habíamos pasado, pero ahora nos paramos. 

En el 350 sobre la roca construyeron una iglesia, del siglo VIl al XX se abandonó el lugar y en 1932 vuelven los benedictinos. La iglesia actual es de 1980. Dentro se conserva un trozo de la roca de la multiplicación y un fragmento del mosaico bizantino donde se narra el milagro.







De Tabgha vamos a ver el kibutz de Guinosar, a orillas del lago. Tiene incluso embarcadero. La palabra kibutz quiere decir congregación y aparece ya en el profeta Ezequiel. Éste se fundó en 1912, antes de que Israel fuera Estado, está en la orilla sur del lago, es una aldea cooperativa, viven tanto familias como personas solas, pagan un porcentaje al gobierno y no tienen jerarquías entre ellos ni dinero. Golda Meir y David Ben Gurión vivieron en kibutzim. Los crearon para convertir a los judíos en agricultores, que no lo habían sido nunca desde la Diáspora. La mayoría de ellos están en Galilea y hay unos 45 en total. En el kibutz trabajan por la mañana, las tardes las tienen para sus cosas privadas. Los estudiantes israelíes que tienen beca tienen que trabajar años en un kibutz como pago al Estado. En este viven 1714 personas, tienen un hotel, escuela, parque infantil, campo de deportes y oficina de correos. Comen de forma comunitaria, y para tomar decisiones convocan la asamblea. 

ET kibutz es enorme, hay mucho espacio verde entre las casitas, que son muy sencillas, vemos maquinaria agrícola en cantidad.


En el embarcadero del kibutz nos espera el barco para navegar por el lago. Mientras nos vamos acomodando la gente hace fotos, nosotros, es decir Miguel, Carmen, Manolo y yo, nos fuimos a popa, cuando estábamos en medio del lago pararon los motores y hubo un momento de silencio, en ese instante si mirabas el agua, los peces plateaban y saltaban cerca del barco, el cielo era azul intenso, a un lado veía los altos del Golán, al otro Tiberiades y enfrente Cafarnaum y Magdala. Yo recordaba el relato de Jesús andando por el agua, o diciéndole a Pedro donde tenía que echar las redes, o simplemente me lo imaginaba allí y pensaba que Él tenía que haber visto un paisaje parecido al que ahora veíamos nosotros. Un momento antes el P. Ildefonso nos leía el Evangelio y nos comentaba lo que se le ocurría, yo pensaba que estaban sobrando las palabras, pero al mismo tiempo dio la casualidad de que en la parte superior del barco había un grupo de Almería y el sacerdote les costaba hablando también y yo que estaba de pie en la popa oí una frase de este sacerdote y fue lo que más me legó, dijo algo así "Tomad la palabra de Jesús y creed que sois verdaderos pescadores, y no os canséis nunca de echar las redes". Esto es lo que yo le he prometido a Jesús hoy, en medio del mar de Galilea, en su tierra, que con su ayuda echaré las redes sin desalentarme. Después cantamos Tu Has Venido a la Orilla, y el barco encendió motores rumbo a Tiberiades para comer.








Allí comimos pecado, le llaman el pescado de Pedro, es un pez con la piel oscura del tamaño de un salmonete grande, estaba bueno, el pan sigue siendo del mismo tipo, como tortitas aplanadas, y de postre dátiles, tersos, oscuros y muy grandes. Después de comer nos fuimos al Jordán. 

Yo tenía muchísima ilusión, aunque llevaba ya encima demasiadas emociones para un solo día, y me parecía exagerado meterme en otra tan fuerte. 

El caso es que ahora no se puede ir a la parte del Jordán donde Jesús fue bautizado por Juan, porque está más al sur y es zona estratégica, así nos llevan a una zona que es muy bonita donde el río hace un remanso amplio, con árboles en las orillas, el agua tiene color verde, muy verde, la zona está controlada por loe judíos y ellos han preparado un anfiteatro de piedra en la orilla izquierda y además venden agua, y de todo. 

Cuando llegamos había un grupo de brasileños, algunos en bañador y se estaban bañando, no acababan nunca, pensamos que más que a renovar las promesas del Bautismo, habían venido a bañarse, y hacía tanto calor que no nos extrañaba nada. Cuando empezaron a irse entramos nosotros, nos descalzamos y nos metimos en el agua hasta la rodilla, resbalaba mucho el suelo y había peces chiquititos que nos mordían los pies. Nos preparamos, hicimos oración y renovamos juntos las promesas, después uno a uno recibimos el agua sobre nuestras cabezas. Al acabar había un gentío increíble y mucho bullicio, el calor era sofocante, yo estaba aturdida. Tuvimos que salir corriendo porque venía un grupo de chavales norteamericanos que sólo iban a mojarse los pies, eran simples turistas y traían el típico jaleo de viaje de estudios. Detrás venían unos portugueses con trajes regionales (les pregunté de donde eran), y a continuación unos africanos disfrazados también, y después unos asiáticos, aquello parecía carnaval. A pesar de estas cosas fue emotivo e inolvidable. 








Desde allí al hotel bordeamos de nuevo el mar de Galilea, pasando por una zona deportiva y de recreo con playitas. Al llegar nos fuimos a la piscina y antes de cenar nos reunimos para ver el programa del día siguiente, que será el gran día: ¡ENTRAREMOS EN JERUSALEM¡





Textos: Ximena Prieto Álvarez

Fotografías: Miguel Roa Guzmán, Ximena Prieto Álvarez, Tarjetas Postales y Diapositivas comerciales adquiridas en el viaje.

Continúa...







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