viernes, 13 de noviembre de 2020

Sicilia 2001 (II)



 11-07-2001 Palermo

El hotel de Palermo se llama President, está en el puerto, nuestra habitación da a ese lado y te despiertas con una magnífica salida de sol.


Palermo parece un teatro, está rodeado de montañas por todas partes menos por el mar y se asienta en la única zona llana muy amplia que tiene forma de artesa. Mirando al mar el monte de la derecha es la colina de Monreale y al otro lado está el monte Peregrino, donde se encontraron los restos de Santa Rosalía, una niña eremita, que según la tradición cortó la epidemia de peste de Palermo y con ese motivo pasó a ser la única patrona de la ciudad. Su santuario es visitadísimo y está en la gruta cárstica donde ella vivió.

















Nos damos una vuelta por la ciudad que tiene una morfología barroca, con amplias perspectivas, palacios y avenidas, edificios magníficos, aunque bastante degradados. Palermo es muy vital, con un tráfico peor que caótico, muy bella pero abandonada y sucia, necesitan limpieza y restauración el 90% de los edificios, además ahora está empapelada con carteles electorales (hay uno anunciando un mitin en Corleone).







Los semáforos no sirven para nada porque todo el mundo los ignora y tienes que andarte con 100 ojos para que no te pillen motos, coches, autobuses etc.

Lo primero que hacemos es pasar por la plaza Politeama donde está el teatro del mismo nombre, que tiene una decoración de pinturas estilo pompeyano en el exterior. Seguimos y muy cerca está la plaza del teatro Massimo, salimos por la puerta de Carlos I y vamos a Monreale, que está al lado.


Monreale para mí tiene una historia paralela, en 2º curso en la Facultad teníamos arte medieval y antes del examen mi amiga Alicia y yo repasábamos las imágenes y nos dio por estudiar detenidamente Monreale en una fotografía en la que se veía el ábside y lo mejor fue que cayó en el examen. Siempre he tenido ganas de verlo y ahora estoy aquí.

























La montaña de Monreale es de color ocre, con calles empinadas, en la parte alta la catedral. Primero vamos al claustro que fue benedictino, tiene los típicos capiteles románicos, con sus columnas pareadas sobre un murete, los fustes se alternan, unos lisos y otros con alicatados de mosaicos dorados, rojos y negros con motivos geométricos, igual que la decoración de las  arquivoltas, que tienen puntas de diamante, bolas y motivos geométricos. En las esquinas cuatro columnas con los fustes decorados iconográficamente (apóstoles, vida de Jesús, monstruos...).

Las basas son garras de león, y también aparece el tetramorfos. Hay una fuente en la esquina que da al refectorio. En el claustro se está bien. Es de 1180, época de Guillermo II, algunos fustes están decorados con esgrafiados en relieve porque no se acabaron de colocar las teselas de mosaicos. Veo la torre que asoma en un lateral, es tipo alminar, marcando la influencia del Islam.















Vamos a la Catedral, la portada de tres arcadas es posterior al claustro y dentro del nártex las arquivoltas tienen mosaicos opus tessellatum y puertas de bronce. En el interior tres naves, ábside semicircular con arcos apuntados, artesonado en nave central a dos aguas y a un agua en las laterales. El influjo islámico en el interior es imperceptible, salvo en los zócalos de las naves laterales donde aparecen motivos de lacería. El patrón es San Apolinar de Ravena y también Santa Mª del Trastévere en Roma. Los mosaicos son hermosísimos, en opus vermicullatum.






Salimos al exterior para poder ver en los quince minutos que tenemos el ábside. Miguel hace dos fotos. Veo los tonos ocre y blanco combinados, pienso en la estética del blanco y rojo de la mezquita de Córdoba. Esta plaza se merece una visita con tiempo, que se queda para otra ocasión porque nosotros volvemos a Palermo para ver la capilla Palatina y la Catedral.




El Palacio tenía en origen 4 patios, ahora sólo dos reformados por los españoles al estilo patio palaciego del XVI. La capilla palatina es una joya, pequeñita, con sus tres naves y la misma estructura que Monreale pero con ábside central y bóveda de 1/4 de esfera, púlpito en el derecho, bóveda de cañón en los laterales de la cabecera y dos exedras, cúpula en el crucero y un iconostasis, es decir mezcla greco-latina como Santa Mª in Cosmedin de Roma en cuanto al iconostasis. Este espacio es de una perfección increíble que no podemos disfrutar porque cuando me doy cuenta me he quedado sola en la capilla, el púlpito es de mármol tallado y es el más antiguo de los púlpitos románicos que se conservan.










El Pantócrator resplandece desde el ábside central, pero tengo que salir de allí al trote hacia el autobús. Vamos a la plaza de la Catedral, el exterior es una mezcla de estilos que resulta muy original. Tiene un nártex gótico catalán, una estructura muy decorada de torres normandas, una cúpula en el crucero barroca tipo las de Maderno e incluso una columna completa omeya en el nártex, que es lo que queda de la mezquita. El tono de la piedra como en todo Palermo es ocre amarillento como la de Salamanca. El interior sin embargo es muy soso, vemos a Santa Rosalía en plata y una preciosa madonna de Laureana, bastante dejadez en general, las tumbas de los reyes normandos incluida una reina que dio a luz en la plaza dentro de una tienda de campaña para que nadie tuviese duda de que estaba de parto porque era ya mayor para tener hijos. Esta imagen de Santa Rosalía en plata sale en procesión este fin de semana, es su fiesta y todo Palermo está engalanado con bombillas de colores. Nos dicen que en la procesión salen todas las imágenes que hay de Santa Rosalía en las distintas parroquias además de esta.


Hay algo de andaluz en Palermo y todo de mediterraneidad como es lógico. En la calle se ven muchos puestos de pescado, de frutas y de ropa, llegando a la plaza del teatro Massimo nos dejan una media hora para ver algo del centro, nos inclinamos por ir al mercado de la Bucciria que es de lo más pintoresco. Vamos desde la plaza del teatro por Via Maqueda hasta una zona con calles estrechitas que dan a una plaza, el mercado es como un zoco, venden como en el zoco (pescado, frutos secos y frescos, especies, verduras, incluso tomates secos). La plaza tiene mucho encanto, casas destartaladas, ropa tendida, puestos para comer pescado en la calle y una trattoria cochambrosa donde me hubiera encantado comer. Seguimos andando y en un puesto venden revistas antiguas, en una está Sofia Loren, ¡guapísima!, es una foto de hace 40 años como mínimo. Miguel compra un papel notarial del siglo XIX en el que se vende una propiedad por 1000 liras, y ya tenemos que dar la vuelta para ir a comer al hotel.







Por la tarde vamos a Monte Pellegrino, a la basílica de Santa Rosalía y a Mondello. Comemos pasta (que raro) y un pescado guisado tipo urta, muy rico y poco después subimos a Monte Pellegrino, que está mirando desde Palermo al mar al Oeste, el monte es calizo y muy abrupto con vistas magníficas de la bahía de Palermo y de Mondello que es una ensenada preciosa y lugar de veraneo de los Palermitanos. La gruta de Santa Rosalía tiene infinidad de exvotos, todos de plata (ojos, brazos, piernas, corazones). Santa Rosalia es una escultura de mármol, vestida de oro. Yo le doy la lata lo mismo que he hecho con todas las Madonnas que me he ido encontrando para que alivie a mi tía Mary Lourdes.









Bajamos los interminables escalones que tiene la gruta y vamos a Mondello, hace mucho calor, la gente está en la playa, que, como es costumbre en Italia tiene zonas cerradas privadas y una más pequeña pública, que se diferencia de las otras sobre todo en una cosa, lo sucia que está. En medio de la playa hay un balneario modernista, situado como el de la Palma de Cádiz, en el agua. Está recién restaurado y es muy interesante. Vamos hasta la plaza y nos comemos un helado enorme dentro de un cucurucho que a duras penas lo sostiene, el helado está colocado con una paleta grande y el camarero pone tres paletadas en cada cucurucho, así que casi no te da tiempo a comértelo antes de que se derrame, porque además estos helados son muy cremosos y suaves, hay de todos los sabores, incluso de sandía (anguria) pero yo quiero limón, recordando a Carlos Cano y una canción italiana que se llama así, Gelato de Limone. Miguel se lo toma de chocolate, Pablo de nada porque no es aficionado a los helados.









Volvemos a Palermo atravesando el parque de la Villa Favorita, donde vemos detrás de un andamio el palacio chinesco de Fernando II de Borbón, que están restaurando, la guía nos dice que en una villa próxima se hospedaron los Reyes de España en su visita a la isla. El parque ahora es público y como este hay varios en Palermo que son precisamente los jardines de antiguos palacios. Vamos por la vía de la Liberta hasta la plaza Politeama donde nos bajamos para dar una vuelta hasta la hora de cenar.

Paseamos por la parte elegante de Palermo, compramos alguna cosa y observamos a la gente, los hombres tan italianos como el tópico (guapos, muy preocupados por su imagen, muy modernos). Hay terrazas con música en vivo, en calles peatonales, muy agradables, mucha gente en la calle y el tráfico indescriptible, nos jugamos la vida en cada semáforo porque los pasos de peatones aquí no sirven para nada. Vamos viendo carteles de las elecciones pasadas y en uno de ellos anuncian un mitin en Corleone y le hacemos una foto.

Me doy cuenta de que las tiendas que más abundan en Palermo y en el resto de ciudades que he visto hasta ahora son las joyerías y también proporcionalmente las de trajes de novia, es curioso, también he observado que los hombres llevan mucho oro colgado, digo los hombres porque en las mujeres es más normal.


Por el momento la mafia no ha sido nombrada por la guía, esta noche en el comedor bromeábamos entre nosotros y unos chicos catalanes sobre el tema, y la guía al oír “mafia” se volvió y nos dijo que mañana al salir de Palermo hablaría.


12-07- 2001

Salimos de Palermo y Anna empieza a hablar de la mafia, dice que hay varias: la Camorra napolitana, que ya la conocíamos, la de Puglia que se llama Sacra Corona y la de Reggio Calabria que es la Ndrangheta, estas dos no las había oído en mi vida.


Nos explica el origen de la mafia y la corrupción, el origen está conectado con las Vísperas Sicilianas, la dominación de Carlos de Anjou y la revuelta de los sicilianos que empezó por la violación de muchachas sicilianas. Mafia quiere decir “Muerte a los franceses Italia quiere”. Ahora hay asociaciones anti-mafia, porque sigue la extorsión, que empieza por pedir un porcentaje a los comerciantes, que va ascendiendo hasta que se quedan con el negocio. Anna dice que hay mucha gente en contra de la mafia, pero que no hay voluntad política de acabar con ella, si fuera así la hubieran exterminado como a las Brigadas Rojas.


La solución es la cultura del trabajo y la escuela, por eso, dice muchos sicilianos ven una salida en la emigración porque aquí el trabajo es escaso y hay mucho paro. Al juez Giovanni Falcone lo asesinaron con una bomba en la carretera hacia el aeropuerto de Palermo cuando se iba a Roma. Fue un tal Giovanni Brusca, que cobró 4.000 pesetas (24 €), voló el coche, la carretera y las casas de alrededor, en la carretera hay una zona pintada de rojo en el lugar exacto, es estremecedor, el aeropuerto de Palermo se llama ahora Falcone-Borsellino, los dos jueces antimafia asesinados.


Anna sigue diciendo que el paro y la incultura son las dos causas de esta situación, en fin, esto es discutible, pero no es momento para hacerlo, ella nos lo ha explicado emocionada y ha terminado diciendo que es una pena que a Sicilia se la conozca por la mafia y no por las maravillas que tiene, cosas de los tópicos.


Vamos hacia Erice, por aquí en la llanura hay olivos, cipreses y naranjos, también viñas. Las montañas están alejadas en esta zona y se divisan en el horizonte. Excepto el Etna, las montañas son calizas en su mayoría, con pinos y retamas, estamos llegando al NW, en la provincia de Trápani, en Alcamo hay viñas, buenos vinos y poetas, cruzamos por pueblos marítimos como Castellammare que se dedican a la pesca de atún, aquí le llaman la “matanza”, está también la isla de Ustica en donde cayeron los restos del avión de Alitalia que los americanos bombardearon pensando que iba Gadafi, pero se equivocaron y mataron a todos los pasajeros.

Castellammare del Golfo es un pueblo de color ocre que se extiende sobre el mar con un puerto pesquero del estilo de los del Cantábrico.

San Vito Lo Capo tiene una playa de arena blanca, cosa inusual, las montañas a las que nos acercamos apenas tienen vegetación, sólo retamas y la caliza al aire. 




Erice está en lo alto del monte, construido con piedra gris, las casas del valle de Erice tiene techos planos porque no llueve nunca y además sopla el siroco, ese viento que viene de África, cálido y seco. Erice está rodeado por una muralla triangular, la iglesia está en la parte opuesta a donde estaba el templo de Venus, en este templo se practicaba la prostitución y necesitaba estar en alto en principio porque era lo normal en la ubicación de los templos, pero también para que los barcos lo divisaran fácilmente.















Antes de llegar arriba se ven cultivos de cereales de secano y muchas canteras de caliza blanca, desde la carretera que es de vértigo vemos Trápani y sus salinas y las islas Égates.





En Trápani son famosos los corales, los he visto en las tiendas de Taormina, subiendo vemos hinojo silvestre, que se usa para la salsa de la pasta, con pasas y piñones y por supuesto aceite de oliva, la salsa también lleva queso.


Llegamos a Erice y paramos en la plaza de la iglesia, tiene un campanile aparte, con tres cuerpos y ventanas geminadas apuntadas con unos motivos originales de influencia germana y un nártex con bóveda de crucería y arquivoltas con motivos de zig-zag. Las bóvedas en el interior son góticas, caladas, de nervios con sogas, son de las más bonitas que he podido ver, con todos los plementos calados como si se tratara de encaje. La iglesia no tiene crucero marcado, es de tres naves y toda la estructura gótica, del XIV, la piedra de las bóvedas es de una blancura inusual.

















Nos paseamos por Erice, tomamos un café en la plaza, que es pequeñita y preciosa, pavimento de empedrado artístico, casas con balcones de forja, patios soleados y llenos de flores, puertas de madera trabajada... un sinfín de maravillas.










Ya a mediodía estamos en Segesta, tomando la carretera un poco hacia el interior, vemos viñas de tipo Masala, Segesta fue una fundación de los élimos, después los romanos construyeron un teatro en el monte Barbaro. Las viñas están, como es lógico en las laderas suaves y donde no hay viñas hay cereales de secano. Predominan los tonos ocre de los rastrojos y siempre al fondo las montañas calizas. La nobleza ya no es terrateniente, ha vendido sus propiedades y ha empezado a desaparecer el latifundio.








El lugar arqueológico de Segesta no ha sido destruido y en la cima de un montículo aparece el magnífico templo protodórico, único templo construido sin cubierta, por estar dedicado a divinidades astrológicas. Es hexástilo períptero, sin metopas, sólo triglifos, los fustes tienen once tambores, y no tiene tímpano, tampoco tenía naos, según la leyenda estaba dedicado a Eneas, el templo es una mezcla de influencia élima y griega, es curioso porque tampoco cumple la proporción lateral griega, tiene 14 columnas en el lateral en vez de trece.










Desde aquí vemos montañas que rodean desde lejos el montículo del templo, es como un gran altar cerca de los dioses, cantan las cigarras y hace mucho calor, es un entorno magnífico, tiene “algo”, al estilo de Delfos.


Desde Segesta vamos hacia el sur hasta el mar, que ya no es el Tirreno, si no lo que en Sicilia llaman el mar de África, llegamos a Selinunte y comemos antes de hacer la visita arqueológica, el mar es azul añil, muy intenso, el restaurante está sobre el mar, la ciudad antigua se ve enorme, muy extensa, es una colonia griega del siglo VI a. C, sufrió ataques cartagineses y un terremoto en el siglo V a. C. Selinunte quiere decir perejil silvestre, que nacía a la orilla del río Selinos, es la colonia griega más occidental de Sicilia. La comida está muy rica, entremeses, ensalada, pescado y pasta con salsa de hinojos y fruta de postre.










El sitio arqueológico tenía más de cuarenta templos, por esta razón los arqueólogos los nombraron con letras, quedan en pie restos del templo C y el templo E está completo porque lo reconstruyeron. No han seguido con las reconstrucciones por la polémica que surge con este tema. Realmente a mí me parece que el templo E está magnífico y que merece la pena continuar porque en el sitio hay al menos un 70% de elementos constructivos originales.


El templo E mide 110 m por cincuenta metros y medio, sobre la colina oriental, dedicado a Hera, es dórico, in antis, hexástilo y períptero y a la izquierda sobre el mar está la acrópolis, es un lugar maravilloso, Pablo se hace una foto sobre una basa ática del templo C. Paseamos un rato y seguimos hacia Agrigento, a donde llegamos a las siete y media, antes pasamos por Sciacca, la ciudad de la cerámica y por puerto Empedocles, donde nació el filósofo del mismo nombre.










Agrigento, la antigua Ákragas, llamada Agrigentum por los romanos, cuna de Luigi Pirandello, al cual recuerdo por haber hecho una obra suya en el colegio “Seis personajes en busca de autor”, obra que por su tesis me impresionó mucho.




Vamos al hotel Dei Templi, en donde hay una boda, por otra parte, idéntica a cualquier boda española de medio pelo, en este momento les están sirviendo el aperitivo en la piscina a los invitados y por esto no se puede utilizar.




Nos duchamos, nos arreglamos y bajamos a cenar, y después vamos al valle de los templos iluminados, es un espectáculo irrepetible y único, parece que los templos estén flotando sobre la colina, uno, dos, tres, cuatro, en un cielo oscuro y brillante, mientras escuchamos de fondo fragmentos de la Oda de Pindaro sobre el intento de conquista por los cartagineses, y música de Mahler, Falla...Es uno de los espectáculos más bonitos que he vivido, nos quedamos todos flotando en una nube, de pura felicidad. 




Después nos fuimos a la piscina a charlar un rato, fue muy agradable por la compañía (Sinfo, Pilar, Maruja y Carmen).




Textos: Ximena Prieto Álvarez
Fotografías: Miguel Roa Guzmán
Tarjetas postales compradas durante el viaje en los diferentes lugares

Continuará...

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