23-01-2020 Costa norte y Gigantes
Icod de los Vinos
Hoy vamos a conocer la costa norte y los acantilados llamados los Gigantes. Cogemos la autovía hasta La Laguna y luego hacia la costa norte y llegamos a Icod de los Vinos, que como su propio nombre indica cultiva vides, aunque también plátanos. Los plataneros llegan hasta el mar en un paisaje muy abrupto y muy verde, son los típicos contrastes de esta isla. Icod tiene el drago más grande y más viejo, en realidad tiene dos pero el más famoso es uno de ellos que se encuentra en un jardín muy bonito. Desde Icod se ve el mar a tiro de piedra, su color predominante es el blanco que contrasta con el azul del mar, el verde de la vegetación y de las plantas de parques y plazas y los tonos oscuros de la madera de los balcones tallados. Las calles en cuestas muy pronunciadas y entre las cuestas plazas en llano. Un pueblo muy bonito realmente.
El drago milenario que también salía en el billete de 1000 pesetas dedicado al Benito Pérez Galdós.
Garachico
De Icod nos vamos al lado, a Garachico, que está en el mar. Tiene una fortaleza pequeña muy coqueta pegada al mar y un paseo que va jugando con las coladas volcánicas formando eses y formas sinuosas un buen trecho. La iglesia con un precioso artesonado y esos bancos puestos en perpendicular en la nave central. La iglesia tiene un museo sacro, pequeño pero cuidadísimo y una sacristía muy interesante. En medio de un jardín muy exuberante hay una puerta antigua de entrada a la ciudad y más arriba otra fortaleza que ahora es un centro cultural con un patio jugando con el blanco y la piedra negra basáltica que me recuerda a la fortaleza de Lagos en el Algarve portugués. Una plaza muy amplia de estilo colonial americano con un palacio, una iglesia, el ayuntamiento y otro edificio que era una casa palacio y ahora es un hotel. Las flores y plantas en general muy cuidadas.
Punta de Teno y los Gigantes
De Garachico nos vamos a Buenavista del Norte para coger un autobús que nos lleve a Teno donde están los famosos acantilados llamados Gigantes (acantilados de más de 600m.). Ya vamos viendo por la carretera las montañas volcánicas todas cubiertas de vegetación en un amasijo de formas que llegan hasta el mar prácticamente. Aquí empieza la costa de los Gigantes que llega al oeste de la isla, la zona donde hay menos núcleos de población. En Buenavista compramos algo para comer mientras esperamos el autobús. El paisaje desde Buenavista del Norte hasta Teno es increíble, la carretera estrechísima y los acantilados gigantescos, miro hacia arriba y no le veo fin y hacia abajo que es donde está el mar, tampoco. En algún momento se ven sobre el mar unas plataformas llanas que erupcionaron más tarde y que les llaman islas bajas. Estos acantilados son las zonas volcánicas más antiguas de Tenerife. Ya en Teno nos bajamos del autobús y recorremos la zona andando que es parque protegido y hay un faro. Vemos plantitas pioneras entre el negro de la lava y una sola casa a la que no se accede con coche y varios miradores. Enfrente está la isla de La Gomera. Los colores de las piedras volcánicas van desde el rojo al negro, pasando por un completa gama de marrones, al oeste vemos más acantilados. Es muy bonito.
Masca
Por la tarde volvemos a Buenavista del Norte y recogemos nuestro coche para irnos hacia Santiago del Teide y Masca a través de una carretera imposible, muy estrecha que va ascendiendo y después descendiendo muchos metros en pocos kilómetros, por lo tanto curvas superlativas cerradísimas. Eso sí un paisaje de una extraordinaria belleza, sublime. La primera parte eran barrancos cubiertos de vegetación y zonas cultivadas de un verde lujurioso. La segunda parte con montañas y abruptos acantilados pero con vegetación de cardones, chumberas, tabaibas, incluso pinos en alguna ladera y entre las montañas asomando el mar y la isla de La Gomera que nos acompañó en todo nuestro recorrido.
Los Gigantes
Desde Santiago del Teide fuimos en busca de los Gigantes, los mismos acantilados pero vistos desde el otro lado, una preciosidad, negros, enormes, cortados a pico hasta el mar. Estamos un rato contemplándolos desde un pueblo de playa y ya tomamos la autovía del sur para volver a las Caletillas. Día largo pero muy interesante.
Textos: Ximena Prieto
Fotos: Miguel Roa
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