domingo, 1 de marzo de 2020

Tenerife (IV) El Teide, Vilaflor y Medano



22-01-2020 el Teide

Hoy también madrugamos porque a las 11 tenemos que estar en el teleférico del Teide ya que tenemos las entradas por internet. Queremos hacer la subida hasta allí despacito, parándonos en los miradores. Un poco antes de las 9 estamos saliendo y subimos por Barranco Hondo desde las Caletillas. La carretera es empinadísima en los primeros mil metros y el bosque es de pino canario y algunas zonas con eucaliptos. No hay apenas sotobosque y el suelo está muy limpio en esa altitud, más arriba ya proliferan los helechos y demás. Seguimos subiendo y la temperatura baja considerablemente, se  ve escarcha en la carretera y en los márgenes. Pronto estamos a 0ºC y a -1ºC, de hecho cuando nos bajamos del coche para ver el paisaje y hacer fotos nos tenemos que poner el plumífero a toda prisa. Desde los miradores se ve el mar, muy cerca porque los kilómetros que hemos hecho han sido hacia arriba. Vemos el valle de la Orotava y El Puerto de la Cruz y de buenas a primeras aparece el Teide gigante, como dice la canción. En este momento en que nos bajamos del coche de nuevo ya estamos a -3ºC y la vegetación pasa a ser de retamas y hierba pajonera, otras especies ahora en invierno no se perciben fácilmente, pero hay muchos endemismos aquí,¡ una pena que las violetas no estén en flor! 
















Aparte de la vegetación de colores claros, blancuzcos y verde claro, también zonas de roca desnuda, lava rojiza, marrón o negra.  Seguimos avanzando hacia el Teide y vamos a ver los Roques de García, que son esas formas tubulares de chimeneas taponadas que aquí se llaman roques. Uno de ellos es el que salía en el billete de 1000 pesetas.


















































Aparte de los roques están los campos de coladas de distintos colores según el tiempo de la erupción y los conos apagados que en esta zona de las cañadas del Teide hay infinidad. Aquí en los Roques de García está el Parados Nacional de Turismo y un centro de visitantes del Parque Nacional.

El Teide tiene ese perfil y ese color tan característico con esas manchas blanquecinas en la cumbre. Ahora a sus pies, percibimos la altitud que tiene y la impresión es muy grande. Aparcamos en la parte baja de la zona del teleférico porque no hay sitio arriba. Miguel me deja arriba y el baja con el coche a aparcar. No hay cola en la zona de entradas por internet y le pregunto al vigilante y me dice que sin problema que solo tenemos que enseñarle el móvil.









Al rato llega Miguel y a la hora prevista nos subimos en el teleférico. Hay mucha gente y no hay asientos, es para unas 40 personas de pie, vamos apretujados. Da vértigo porque vamos a subir mil y pico metros en  siete minutos. Cuando vamos pasando las torres, el teleférico se balancea un poco y se oyen gritos muy contenidos porque da un poco de miedo. Hay cuatro torres y cada vez que ocurre la gente dice:¡Ohhhhh!, pero bajito, suave, muy discretamente. Los únicos españoles que vamos somos nosotros, oigo franceses, alemanes, rusos, polacos, italianos…. babel.













Nos abren las puertas y estamos en  una zona amplia a 3555 metros que se dice pronto. Podemos seguir subiendo hasta la cima, que son 200 metros más. Comenzamos a subir pero al momento nos entra como un malestar que se debe a la falta de oxígeno y lo dejamos, aunque vemos a la gente subir como hormiguitas por el camino hacia la cumbre. Despacito paseamos por los alrededores y las vistas son magníficas, vemos el mar de nubes, las tremendas coladas, el mar y la isla de la Palma. No hay nada por encima, es maravilloso y muy emocionante, como todo lo que es natural. A estas horas el sol pega y la temperatura ha subido mucho.








































Bajando no se nota el movimiento al pasar las torres y se me hace mucho más corto que la subida. Bajamos andando hasta donde está el coche y después tomamos de nuevo la dirección hacia los Roques de García y después hacia la costa sur en una bajada que no conocemos camino de Vilaflor donde pensamos comer.





















Vilaflor

La zona de Vilaflor está entre los 2000 y los 1000 metros, donde el mar de nubes  se mantiene  casi de continuo. Hace frío, el pueblo está a 1414 metros, tiene un convento y una iglesia, ambas con artesonados preciosos y muy bonitos retablos. El convento es de las monjas de un tal Hermano Pedro que evangelizó en Guatemala en el siglo XVII, y en la casa donde nació, en Vilaflor, han hecho un convento y una capilla.



















Comemos en la plaza  por debajo de la iglesia, en un restaurante tradicional, comida tradicional tinerfeña, nos ponen unas cazuelas pequeñas para probar las garbanzas (potaje con garbanzos ) la ropa vieja (también garbanzos con carne y verduras), el rancho canario (sopa con carne y patatas) y de postre mousse de gofio y frangollo. Muy bien todo. Después damos un paseo y es cuando visitamos la iglesia que está abierta como la mayoría aquí en Tenerife, la capilla del convento la habíamos visitado antes de comer.   

Vilaflor se extiende hacia abajo y hay cultivos en terrazas, en algunas vemos en el borde parras de vid y el resto de la parcela preparada la tierra pero sin plantar, esta es zona de vides, de hecho en el siguiente pueblo si vemos vides.

Medano

Bajando bajando llegamos al Médano, en la costa sur, que se parece un poco al Cabo de Gata almeriense. Vegetación de cardones y tabaibas muy rala, en algunos lugares inexistente. Hay cultivos de invernadero bajo plástico, son plataneros. Es un lugar nuevo, de playa como cualquier otro, apartamentos, un hotel en un lado de la playa de piedra volcánica y al  otro lado, separados por una roca, otra playa dentro del mismo pueblo, esta de arena marrón donde hay gente tomando el sol. La temperatura es muy buena, unos 20ºC. Hoy hemos pasado de -5ºC a 20. Después de dar un paseo al lado del mar  continuamos hasta Las Caletillas.























Textos: Ximena Prieto
Fotos: Miguel Roa

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