domingo, 24 de enero de 2021

Un paseo por Toscana, julio de 2005 (VI) Ruta del vino de Chianti


 

14-7-2005 Ruta del vino Chianti


Cogemos la SR222 entre Florencia y Siena, una carretera divina, sus colinas suaves, sus villas, sus cipreses y sus viñas. Vemos Greve in Chianti . 


















Montefiorale, este es totalmente medieval, con su castillo y torre, su iglesia, sus casas de piedra y muchísimas flores en las ventanas y balcones. 
















Llegamos a Panzano in Chianti pero tenía una cuesta “molto pendente” y “andiamo” a Castellina in Chianti, precioso pueblo, con castillo, iglesia, murallas, fotógrafo genial, un tal Andrea Rontini al que compramos en su tienda-museo fotos firmadas, tiene galería en Connetticut y vive en un pueblecito cercano a Florencia que se llama Antella. Luego vamos a comer a un restaurante con camarero guapísimo, presentando platos tipo Arzak, mucho más sofisticado que una trattoria, pero muy bien todo.

Tenemos que comprar Chianti del Gallo Nero.














Nos vamos a Monterrigioni, por el camino paramos muchas veces a ver el paisaje, esos caminos de cipreses, los campos de girasoles, los olivos y las viñas, las colinas junto con los castillos.



























Monterrigioni es especial, un óvalo de torres y murallas, una plaza en el centro, ovalada también y las casas a uno y otro lado hasta las murallas, todas tienen jardines ¡Qué envidia¡ El color de la piedra es oscuro como en Siena (estamos ya en la provincia de Siena). Compramos vino blanco del Gallo Nero y vino de las tierras de Siena y nos vamos a nuestro amado San Gimignano, pasamos por Colle di Val d´Elsa, todo medieval, que tenemos que visitar cuando vayamos a Volterra.

Hacia San Gimignano está la zona del vino Vernaccia y unas bodegas muy famosas Guiciardini-Strozzi, las casas, casine, villas y palacios son esplendorosos.
























San Gimignano sigue con sus torres, pero ha sufrido una transformación en estos veinte años que no lo vemos, en la plaza delante de una de las puertas antes había una explanada, ahora hay aparcamientos vigilados y lo mismo delante de cada puerta de muralla, y todos los bajos de los edificios son tiendas a cuál más sofisticada (entramos en una galería de arte en donde hubiéramos podido comprar no menos de veinte obras).

En la plaza de la Cisterna había ocurrido algo, había un cadáver y dos señores con la policía y una ambulancia. Estaba muerto porque estaba todo tapado, sólo se le veían las zapatillas de deporte.

Paseamos por todas partes, contemplando la perspectiva de las torres desde distintos sitios, nos asomamos al valle y ya era tarde cuando nos fuimos. San Gimignano es demasiado para el gusto, ahora hay muchísima gente y aún así te encandila.


















































...continuará.

Texto: Ximena Prieto Álvarez
Fotografías: Miguel Roa Guzmán

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