jueves, 12 de mayo de 2022

Viaje a Mallorca 2022 (I) Alaró, Inca, Alcudia, Cabo Formentor, Pollença y Santuario de Lluc

 


VIAJE A MALLORCA. Marzo 2022

Después de dos años sin viajar a causa de la pandemia el día 2 de marzo tomamos el avión en Sevilla hacia Mallorca. Íbamos con el IMSERSO y en un principio el avión salía de Jerez, pero me imagino que por falta de viajeros nos comunicaron que desde Cádiz nos llevarían a Sevilla y así fue. El sistema de transporte al aeropuerto es un poco absurdo porque a todos los que no somos de Jerez nos obligan a ir a Cádiz, cuando a nosotros nos viene mucho mejor Jerez, de hecho, a la vuelta siempre nos bajamos en Jerez. Por cierto, llegó el autobús a recogernos solo con el conductor, a la vuelta nos estaba esperando una chica en el aeropuerto que negaba el hecho y porfiaba y porfiaba.

Llegamos muy tarde al hotel, en Palmanova, municipio de Calviá, dentro de la bahía de Palma, y estamos muy cansados, no cenamos y nos vamos a deshacer el equipaje y a la cama rápido. El hotel está bien, habitación con terraza, amplio comedor con vistas a la piscina. Ya llevamos contratado el coche de alquiler, así que por la mañana después de desayunar nos tragamos la charla pertinente de las chicas de la agencia que venden excursiones y nos vamos en cuanto podemos.



Miguel ha planificado concienzudamente los itinerarios y

el día 3 de marzo jueves empezamos por Alaró, un pueblo en la sierra de Tramuntana. Lo más llamativo son sus hermosas puertas de madera, muy variadas. En la plaza mayor hay un palacio del XVI y una iglesia del XVII. Se ven numerosas casas solariegas con galerías en el piso superior y aleros sobresalientes de artesonado de madera. Muros de piedra, casas de piedra, huertos de olivos y frutales. Algún ciprés. La piedra es de tonos crema, ocres y rojizos, persianas mallorquinas pintadas de azul, verde botella, gris o blanco, o bien madera natural. Veo pinos en las zonas altas por la carretera y casas de campo tradicionales de todos los tamaños, los porches delanteros con inclinación a un agua y de tejas árabes rojizas, ocupando toda la fachada más larga. Están los almendros en flor así que combinan el verde y el blanco y el ocre de la tierra.



































Camino de Inca vamos viendo la sierra a nuestra izquierda. Inca es la capital de la industria del calzado mallorquina, situada en el centro-oeste de la isla, según vamos entrando aparecen las fábricas de Camper, Lotusse, Xti y un montón más. La ciudad está bastante estropeada ya que se desarrolló en los años 70 e imagino que derribaron muchos edificios interesantes, no obstante conserva una zona cercana a la iglesia y la plaza muy bonita. Hay un mamotreto de los 70 al lado de una casa magnífica tradicional.   En la plaza destaca la iglesia de Santa María, gótica y sus inmediaciones forman un entorno muy interesante, hoy hay mercado y los puestos se colocan en la plaza y en las calles aledañas, en un espacio muy extenso. Hay frutas, verduras del lugar y ecológicas, flores, quesos, embutidos, la maravillosa sobrasada, encurtidos, cerámica, artesanía de madera cojines hechos artesanalmente, artículos de cuero, esculturas africanas muy curiosas como un cocodrilo tallado cuyo interior tiene compartimentos para guardar joyas o piezas de un juego y un sinfín de cosas interesantes. Después del paseo compramos un bolso mochila y unos zapatos y nos vamos a Alcudia para comer.





















Alcudia está en el norte resguardada por su bahía que tiene en un extremo el cabo de Formentor y en el otro el cabo Ferrutx y en medio como partiendo la bahía en dos el cabo de Es Pinar. Aparcamos al lado del mar delante de las murallas, hace sol y el día es agradable. Nos damos un paseo corto por las murallas y buscamos un sitio intramuros para comer y de golpe encontramos un patio muy bonito con un ficus en un lado que proporciona sombra, mesas y sillas de tono gris imitando ratán, una pared color ocre rojizo, unas sombrillas de diseño, varios árboles de qumquark y una zona cubierta acristalada. Nos sentamos a la sombra del ficus mientras vemos a un grupo de alemanes tostándose en la zona que está al sol. Comemos una coca de verduras y cerdo (se parece a una empanada, pero sin la parte de arriba) y tumbet de verduras con bacalao yo y cerdo Miguel. Muy bueno todo. Después nos fuimos de paseo por las murallas y el casco antiguo, que está muy cuidado, todas las calles adornadas con macetas de flores en casas de dos plantas, persianas de colores verdes o azules mayoritariamente y unas preciosas puertas de madera con aldabas variadas de bronce o hierro muy bonitas. En cada tramo de muralla hay puertas abiertas en el lienzo en forma de arco. También se puede acceder al adarve subiendo por una escalera y darle la vuelta entera. Por desgracia la iglesia está cerrada. 










































Luego bajamos al puerto de Alcudia y contemplamos la parte de la bahía, digamos pequeña, hasta el cabo Farrutx que es espectacular, y la playa de arena blanca y fina que forma como una letra U abierta y un poco ladeada. Como digo en su lado derecho termina en el promontorio del cabo Farrutx. El paseo marítimo se adapta a la playa y está lleno de tiendas, centros comerciales, restaurantes y bares. Unos edificios remozados y otros nuevos, algunos interesantes arquitectónicamente y al otro lado de la playa el puerto deportivo.




Desde aquí nos dirigimos al cabo de Formentor pasando por el puerto de Pollensa y la ciudad de Pollensa.

Pollensa tiene un bonito casco antiguo, el convento de Santo Domingo que hace de Museo, un parque anexo con esculturas. No subimos a lo que se conoce como el Calvario, es una subida criminal, callejeando nos da la impresión de que la ciudad es un centro artístico importante, hay galerías de arte y numerosos artistas plásticos viven aquí. El color de la piedra es ocre y hay edificios muy interesantes, incluyendo la iglesia con rosetón gótico que está en la plaza mayor.






























 Esta es una costa muy bonita, bastante verde asomando la caliza de vez en cuando, la sierra cae sobre el mar y produce una costa accidentada con islotes, escollos y alguna cala, en la punta que sobresale está el faro Formentor. Paramos en un lugar para hacer fotos y abajo vemos una pequeña cala con un agua azul cristalina con fondo de posidonias que producen ese azul increíblemente bonito y único en todo el mediterráneo, característico de las Baleares. Seguimos con el coche hasta que ya no nos dejan y aparcamos. El faro está bastante lejos, pero aquí hay un mirador y nos quedamos un rato.



















Continuamos hacia el santuario de Lluc en la sierra, por una carretera sinuosa, pero de buen firme. Llegamos con la última luz del día. Tenemos que aparcar en el aparcamiento de pago porque avisan que multan si estacionas fuera. Muy caro, por cierto.

El santuario entre montañas rodeado de jardines y pinos. Entramos y el edificio es sobrio, de tres plantas con ventanas sin adornos. Pasamos al patio y luego a la iglesia que es muy barroca, llena de lámparas colgadas muy bajas, bancos de madera maciza preciosos. La Virgen es muy bonita. El santuario tiene escolanía y alrededor hay una zona de recreo con bares y restaurantes que ahora está cerrada.














Textos: Ximena Prieto Álvarez

Fotografías: Miguel Roa Guzmán y Ximena Prieto Álvarez

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