5 de Marzo de 2022
Hoy
vamos al Oeste- Noroeste a la sierra de Tramuntana y lo primero es un pueblo
que se llama Orient.
Orient es un pueblo pequeño que tiene
como característica especial que está muy bien conservado y tiene una
arquitectura muy homogénea, casas de mampostería rústica de piedra con
argamasa, ventanas con persianas mallorquinas de madera de color natural o de
color verde, unas preciosas puertas de madera y muchas flores. Con cuestas y
unas tres o cuatro calles y rincones preciosos como un lavadero, la Iglesia de
San Jordi en alto y un hotel con mucho encanto.
De
Orient vamos a Sóller, que es un
pueblo grande, pueblo importante y con tradición de artesanía de madera y
chacinas exquisitas. Es día de mercado y está muy animado. Después de un café
nos vamos en busca de la plaza y nos encontramos con el tranvía y el tren de
vía estrecha que va de Palma a Sóller y de Sóller al puerto de Sóller. El
tranvía pasa por la misma plaza. El pueblo está rodeado de montañas, es como un
anfiteatro. La plaza está llena de puestos y de gente, hay varios bares con
terrazas y tiendas, una hermosa fuente y la iglesia gótica de Santa María con
gran rosetón propio de este gótico catalán y balear. En la calle Mayor varias
casas con influencias modernistas como Can´Prunera, tiendas de artesanos,
antiguas carnicerías, tiendas de moda, galerías de arte y toda clase de cosas
apetecibles. Por doquier alemanes. El mercado muy completo, no tanto como el de
Inca, pero está muy bien. Hay que decir que tiene meteduras de patas arquitectónicas
de los 70 lo mismo que Inca.
Fornalutx
Está
cerca de Sóller, es un pueblo pequeño también rodeado de montañas, aparcamos en
la parte baja, subimos una cuesta y estamos en la calle principal, donde está
el ayuntamiento, que es una torre medieval, casas de piedra rústica, puertas de
exposición y muchas macetas en la calle. La iglesia encima de una plaza a la
que se accede por una calle con escaleras. Luego una paralela a la principal
muy bonita también. Una fuente con una especie de cucharón de metal colgado
para beber. En el resto de fuentes que hemos visto en todas había un cucharón.
Un pueblo armonioso y muy interesante y recomendable.
Deiá
Deiá
está en alto dominando el mar, aquí el cultivo es en bancales, en terrazas,
olivos, cipreses y algunas hortalizas, arriba pinos. En toda esta zona el color
que predomina es el ocre, en distintos tonos, desde el tierra al rojizo y tiene
una impronta mediterránea típica, muy catalana, muy aragonesa y muy siciliana.
Al mismo tiempo me recuerda a algunos pueblos de Toscana. Por ejemplo, Orient o
Fornalutx a Montefiorale, pueblecito cercano a Montecatini.
La
casa de Robert Graves está antes de llegar al pueblo con bonitas vistas sobre
el mar, en otra ocasión visitaremos la casa. Sube que te sube andamos hasta la
iglesia y desde allí nos percatamos de que es bastante extenso a uno y otro
lado de la carretera. Desde cualquier parte se divisa el mar. Entramos en el
cementerio anexo a la iglesia donde solo hay tumbas, ni un nicho, todas ellas
adornadas con macetas de flores y en algunas naranjas y limones. Dejamos Deiá
para ir a comer a Valldemossa, más al oeste.
Valldemossa
Llegamos
sobre las dos y lo primero es comer, y lo hacemos en un restaurante italiano
que se llama Vesubio, normal, no es gran cosa, pero suficiente para reponer
fuerzas. Estamos aparcados a la entrada del pueblo y nos vamos andando hasta la
Cartuja, paseamos por los jardines muy del XIX. La parte municipal está cerrada
pero sí podemos entrar al Claustro comprando una entrada de una fundación que
tiene la propiedad de lo que se conoce como la celda de Chopin y Georges Sand,
espacio en el que vivieron durante unos meses. Chopin realizó el viaje desde
Paris acompañado de la escritora Georges Sand en 1838 y alquilaron la celda
número 4 del monasterio. Le enviaron su piano Pleyel desde Paris y con él
compuso algunos preludios, una Polonesa, su segunda balada y su tercer Scherzo.
Cuando se fue vendió el piano a la familia Canut y es el que se exhibe en la
misma habitación donde lo tocaba.
La
primera sorpresa es que uno piensa en una celda y en realidad es todo un
apartamento amplio, con un dormitorio, una sala, una cocina comedor y la joya
de la corona es un hermoso jardín con vistas a la montaña y al mar. Esto se
entiende porque los cartujos tienen huertos individuales que cultivan para
autoabastecerse. Hay muchos muebles y las composiciones, así como fotos y cartas.
Cuando
llega Chopin la Cartuja había sido desamortizada y estaba en manos privadas,
así que pudo alquilar la celda. Actualmente la Cartuja es una parte del
Ayuntamiento, otra es de la fundación esta y otras son de familias que usan sus
celdas como segunda residencia. Hay partes que están abandonadas por sus
propietarios, incluso apuntaladas las bóvedas, y otras que se ven en perfectas
condiciones.
Valldemossa
pueblo es una preciosidad, se puede pasar, tomar café, visitar tiendas de ropa
y productos típicos o ver la casa donde nació Santa Catalina Thomas en el siglo
XVI y que ahora es una capilla. Para nosotros es una novedad, desconocíamos a
esta santa. Desde luego Valldemossa merece la pena, es muy agradable, el
entorno natural precioso y está bien conservado todo el conjunto.
Desde
aquí nos vamos a un lugar situado a 24 Km hacia el oeste, está en la costa y se
llama Banyalbufar.
Pueblo
colgado de un acantilado, aterrazado, con albercas, bancales y el mar. Buscamos
la torre de la Baronía y casi nos la saltamos porque está un poco por debajo de
la carretera y hay que bajar unas escaleras para acceder. La torre ahora es una
vivienda de tres familias, bueno, el conjunto es la torre y el claustro, que es
un recinto o patio con un hermoso pozo con brocal de piedra en el centro y unos
arcos rebajados que circundan el patio. La torre tiene vistas al mar por todos
lados. Uno de los dueños, que sale en ese momento nos cuenta cosas sobre el
pueblo como por ejemplo que se repartía el agua de riego para los huertos familiares,
y que su abuelo había comprado parte de la torre. También que hubo una tormenta
tipo gota fría en 2019 que se llevó por delante muchos árboles, terrazas y
bancales con viento de 180 kilómetros por hora, incluso se llevó parte del
tejado de la iglesia. De hecho, antes de llegar al pueblo hemos visto unas
laderas muy deterioradas que parecían consecuencia de algún incendio, pero no,
era el fruto de la tormenta.
Este
señor nos recomienda ir a un mirador camino de Andratx, que tenemos anotado ya,
y es lo que hacemos, pero antes, de camino nos acercamos a Cala Estellencs.
El
pueblo de Estellencs se derrama por
la montaña abajo, mirando al mar. Nos parece bonito, pero como tenemos poco
tiempo nos vamos a la cala, es decir bajamos por una carreterita estrecha y
llena de curvas que serpentea hasta el agua donde hay una mínima cala de cantos
rodados en forma de pequeña artesa. En la parte alta descansan las barcas en
unos artilugios que son como raíles de madera en los que se colocan mientras no
están en el mar, hay por todas las islas.
Ahora
vamos al mirador de Ricardo Roca desde el que se ve una parte importante de
esta costa del oeste tanto hacia Andratx
Puertocomo hacia Banyalbufar. El agua debajo del mirador azul
cristalino, pinos en los acantilados, el sol a punto de ponerse, un rayo que se
refleja en el mar que de pronto se oscurece hacia dentro porque el cielo está
algo nublado. Y además estamos solos, un privilegio.
Textos de Ximena Prieto Álvarez y
Fotografías de Miguel Roa Guzmán
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