7 de marzo de 2022
Manacor
De
Manacor poco que decir, aparte de ser cuna de Rafa Nadal, que no es poco, es un
pueblo grande, y al tener actividad industrial y comercial ha habido y debe de
haber dinero así que en los años 70 se cargaron parte del entramado urbanístico
antiguo y como consecuencia la ciudad está muy estropeada con horrendos
edificios de hasta 10 y 12 plantas. Un mercado de abastos dividido en tres
edificios que ocupan toda una plaza, una iglesia gótica que está hecha como a
retazos, incluida la torre neogótica del XIX, de una altura descomunal. Cosas
bonitas: El convento de San Vicente Ferrer con claustro e iglesia que se
conserva y el ayuntamiento lo ha aprovechado para biblioteca y oficinas. Pocas cosas,
pero algo es algo. No hemos visto a Rafa Nadal, de hecho, ahora está en Indian
Wells. Pero sí hemos ido a la tienda de Majorica, yo soy muy fan de Majorica, a
comprar un regalo. Y de Manacor nos vamos a Artá porque la idea es comer allí.
Artá
Es
un pueblo muy bonito, mucho más pequeño que Manacor y muy homogéneo. Con un
castillo en alto, altísimo y la iglesia al lado. Plazas bonitas y el conjunto
muy agradable de ver y pasear. Comemos en un restaurante Es Taronger que viene
a ser El Naranjo. Comimos bien, unos pinchos mallorquines, jamón, aceitunas,
alioli, pan rústico, queso de cabra con mango, pimientos de padrón, boquerones
en vinagre sobre cherries, langostino rebozado sobre piña y dátiles envueltos
en beicon. El sitio bonito, el servicio bien y rápido. Estaba lleno, casi todos
extranjeros, incluidos los camareros).
De
Artá intentamos ver unas calas que no conseguimos ver (ni cala Millor, ni Cala
Estreta, ni Cala Torta ni Cala Mitjana), empezamos a andar y estuvimos un rato
transitando por un camino de cabras con muchas piedras, grandes charcos de agua
entre pinos, las calas estaban bastante lejos, me cansé de andar y dimos la
vuelta. Otra vez será.
Llegamos a Capdepera que no tiene mucho que ver, castillo en lo alto y cuestas,
así que a Porto Cristo que es una maravilla, un puerto abrigado, muy profundo, con playita, muchísimos yates, tiendas de lujo, restaurantes, casas bonitas, un sitio muy acogedor. Por aquí creo que vive Rafa Nadal.
Desde Porto Cristo vamos
hacia el sur hasta Portocolom que es
también un puerto muy abrigado y es longitudinal parecido al de Faro en Portugal,
no tiene playa al menos no en el puerto en sí pero el agua llega hasta un prado
llano y amplio con árboles muy bucólico.
Le
dimos una oportunidad a una Cala que no se merecía la visita en realidad, era
un brazo de mar cortado por una franja de arena y un mini paseo marítimo y unas
casas en uno de los lados de la franja de arena, pero subidas al acantilado.
Teníamos
en el plan ir a Felanitx y allá vamos, pueblo del interior. Algunas casas
modernistas, poca cosa, en alto y con cuestas. Aparcamos en la parte baja cerca
de una iglesia y gracias a ese dato pudimos encontrar el coche, ya que nos
perdimos tontamente al desviarnos mucho por unas obras que había en el centro
antiguo. Al final las empleadas de una oficina de seguros nos ayudaron a
encontrar el aparcamiento gracias a la referencia de la iglesia y sobre todo a
dos bancos de piedra muy característicos que había delante de la iglesia. Lo
intentamos antes con un marroquí de una tienda, pero sus indicaciones no nos
sirvieron de mucho porque nos mandó a la iglesia de arriba que era de donde
veníamos.
Textos de Ximena Prieto Álvarez y
Fotografías de Miguel Roa Guzmán
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