Viernes 7 de febrero
Todo el
día de viaje, llegamos por la noche a Oropesa, concretamente a Marina D’Or, a
un hotel llamado Magic Games que está decorado en relación con juegos tanto electrónicos
como tradicionales, lleno de luces de neón y en una avenida decorada con arcos
de luces. Un poco Las Vegas. Estamos en el piso 11, tenemos buenas vistas, por
un lado, la montaña y por otro el mar que está a dos pasos (literalmente). En
la habitación hay una estupenda silla y una estupenda consola Xbox, sillas de
colores en la terraza, un cuarto de baño muy grande y un problema, sale agua
caliente quieras o no quieras por todos los grifos. Al tercer intento el
personal de mantenimiento lo soluciona, dos días después. El comedor está
dividido en ambientes y uno de ellos son bancos corridos y mesas individuales
con una fila de sillas en frente. Parecemos gallinas en el ponedero. Digamos
que es una pega y la otra es lo estrecho que es el espacio justo antes de la
puerta del comedor, ya que es el sitio de los ascensores, y todos los días hay
un apelotonamiento de gente muy desagradable. Son las dos pegas que he
encontrado. Lo demás muy bien.
Sábado 8 de febrero
Vamos a
Alcossebre en un coche que hemos alquilado, un Skoda Fabia. La playa amplia,
edificios agradables y zonas verdes, no más de tres plantas, un faro y una
calita, Cala Mundina, ya en el parque natural de la sierra de Irta. Paisaje de
llanura arcillosa con cultivos hortícolas, olivos y frutales. La vegetación
natural son pinos, garriga y palmitos.
En Alcalá
de Xivert está la iglesia de San Juan Bautista del siglo XVIII, un barroco
levantino, berniniana, con torre de 70 metros de altura, exenta y muy hermosa.
El edificio se construyó en 20 años con la ayuda de los vecinos.
Vilafamés
es un pueblo de color rojizo montado en una sierra que deja abajo la llanura
aluvial y en frente, al otro lado, el Maestrazgo. Desde el castillo, al que se
llega después de subir cuestas y cuestas y escaleras, se divisa toda la
comarca, por lo que fue habitado por moros y después por cristianos. En el XIX
lo tomaron las tropas del general Cabrera, el Tigre del Maestrazgo, ¿Cómo no? en
un segundo intento durante las guerras carlistas. Tanto el castillo como la
iglesia de la Asunción, que está un poco más abajo, son de piedra rojiza. El
interior de la iglesia es de nave única y planta rectangular cubierta con
bóveda de lunetos, una cúpula sin tambor y azulejos muy bonitos en los zócalos.
Por la
tarde nos paseamos por el paseo de la Playa de la Concha en Oropesa y llegamos
hasta la torre del Rey, una torre medieval que se construyó entre los siglos
XIV y XVI, hecha con piedra en sillares y mampostería, de planta cuadrada con
matacanes en la parte superior. Autorizó su construcción el rey Fernando I de
Aragón porque lo pedía la población de Oropesa. Puede que se acabara de
construir en 1428, el rey exigió construir también una capilla y una fortaleza
que se hacen poco después. En el XVI el rey cede la torre al señor de Oropesa y
sus descendientes y estos la venden al rey Felipe II, aunque ellos continúan
con la custodia hasta que pasa al reino de Aragón. La torre y la fortaleza
defendían a la población de los ataques de los piratas. En el siglo XVII
desaparece la fortaleza y queda la torre.
Este paseo
es muy bonito, hay también un faro. En todo este tramo un poco en cuesta donde está la torre no hay
playa, son rocas y empieza justo cuando termina la playa que sí tiene forma de
concha, de ahí su nombre.
Vamos al
pueblo de Oropesa antiguo que está a unos 2 Km pasando la vía del tren para
comprobar a que hora es la misa en San Jaime, y es a las 7, como suponíamos por
la información que ya teníamos por la página web. Como es temprano, volvemos a
la playa un rato y ya cerca de las 7 nos volvemos a Oropesa y tomamos café, por
cierto muy bueno en el bar La Placeta, que está en la plaza. Está tan bueno el
café que se lo hago saber a la encargada. La misa es en castellano y la iglesia
es moderna, de los años 70. Después hotel y cena.
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