Martes
11 de febrero
Vamos a
Jérica, pueblo rodeado por huertos, bosques de pinos y mesas de arenisca y
rocas silíceas que se ven en la fábrica de las murallas como pedernales. Tiene
una primera fortaleza abandonada con la ermita de San Roque y enfrente, un poco
más abajo, de época almohade una torre octogonal que era una albarrana como la
torre del Oro sevillana, toda en ladrillo y que en el siglo XIII se le añadió
un cuerpo de estilo mudéjar en el que hay unas campanas para que los vecinos
del barrio de Loreto oyeran mejor los toques. Se la conoce como torre de la
Alcudia. En el XIX alrededor de la torre los carlistas construyeron un castillo
para defensa.
La comarca
de Jérica, Viver, Segorbe es el Alto Palancia que está en el camino a Teruel,
perteneció al reino taifa de Valencia y fue conquistada por el Cid en 1098.
Jérica tiene tres lienzos de muralla de los que quedan torreones y algunas
puertas. La iglesia de Santa Ana tiene una pequeña torre mudéjar y la iglesia
de Santa Águeda, patrona de la ciudad, consta de una primera edificación
gótica, le hacen una reforma completa en el XVII y XVIII. Aquí delante de la
iglesia hay un espacio que debió ocupar en parte el palacio del gobernador
almohade y posteriormente de los señores de Jérica, descendientes del rey Jaime
I de Aragón.
La iglesia
del Socorro con portada renacentista fue un convento de Agustinos.
De Jérica
vamos a Navajas, está muy cerca y parece un pueblo de veraneo, mucha
vegetación, huertos y unas casas estupendas, algunas mansiones de principio del
siglo XX y un monumento natural que es una cascada llamada Salto de la Novia.
Para verlo, primero seguimos una indicación y andando por un camino entre
huertos lo vislumbramos a distancia, nos damos la vuelta y al pasar delante de
una casa con huerto vemos al dueño trabajando en él. Tiene unos naranjos
hermosos, Miguel le dice que tiene unos naranjos hermosos y él le contesta que
deja que las naranjas estén en su punto y que les falta un poco, están
espectaculares. Miguel le pregunta por el salto y nos dice que bajemos por la
carretera hasta un aparcamiento y luego andando y lo vamos a ver desde abajo
muy bien. Le hacemos caso y efectivamente caminamos unos 20 minutos en bajada
que luego habrá que subir hasta llegar a un río, después el panorama se abre y
desde la parte superior que es roca caliza cae la cascada, hay una cascada
antes que se llama del tío Juan solo que más pequeña. Al caer sobre el río forma
un ensanche de agua y piedras muy grandes. Bonito y tranquilo, hay gente pero
poca y se oye solo el ruido del agua. La leyenda dice que las novias antes de casarse tenían que atravesar el río
de un salto, una novia se cayó al río y el novio, intentando rescatarla,
pereció también y por eso se llama así, Una vez que remontamos la cuesta de
vuelta pensamos que llegaríamos a Segorbe a la hora de comer y nos vamos para
allá.
Al entrar
en Segorbe lo primero que ves es un acueducto árabe de época califal, siglo X,
XI,, un lienzo completo de muralla con sus torreones circulares, un barrio de
la judería, una catedral que empezó en gótico y acabó en barroco del XVII y
XVIII, cuya fachada principal es academicista unida al palacio episcopal.
Pasamos por delante del Colegio de los Jesuitas que luego fue seminario, con
una hermosa portada barroca. Subiendo calles empinadas llegamos a las iglesias
de San Martín, Santa Ana y San Joaquín y por encima de todo el Castillo.
Comemos en
el Gato Negro, comida del lugar (rabo de toro, caracoles y olla), un buen
vermut y una propietaria muy agradable. Paseamos un poco por el centro y
después bajamos a ver las cincuenta fuentes, que es en realidad una fuente muy
larga situada a la orilla del rio Palancia con cincuenta chorros, uno por
provincia española, sobre el chorro aparece el escudo de la provincia por orden alfabético. En esta
zona hay ocho fuentes más. Hay un señor recogiendo agua en garrafas, como en
Medina en la fuente Chica. El Palancia se encaja en desfiladeros y al paso por
Navajas y Segorbe se ensancha sobre su propia terraza fluvial.
Hacia Onda
pasamos por varios pueblos como Vall de Almonacid, Alcudia de Veo, Veo, Benitandus,
Tales, Artesa, Onda y Benicassim. Hasta Onda cogemos esta carretera de montaña
que es muy pintoresca, el río al fondo de un cañón paralelo a la carretera con
una presa e innumerables acequias. Llegamos a Onda pero no paramos porque
vendremos mañana, pasamos entre fábricas y empresas cerámicas, he contado más
de 40 solo por la carretera que traíamos y vamos hacia Benicassim.
Benicassim
está en la comarca de la Plana Alta, zona de transición entre la Sierra del
Desierto de las Palmas y la Plana de Castellón , la Sierra de Oropesa y el mar.
Son unas sierras agrestes con picachos pronunciados entre 500 y 800 metros de
altitud. Aparcamos en la calle paralela al paseo de la playa, a la altura de la
torre de Sant Vicent y nos recorremos entero ese tramo (la playa es
interminable y va cambiando de nombre por tramos) desde la torre que es del
siglo XVI.
La playa es muy bonita, ancha y de arena fina,
limpia, con bandera azul y con unas villas espectaculares unas modernistas,
otras historicistas, baja densidad de edificios y de alturas y todo muy
cuidado. Hemos llegado hasta la playa de Voramar, al principio de la punta
norte y vuelta. Un bonito paseo.
Textos: Ximena Prieto Álvarez
Fotografías: Miguel Roa Guzmán
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