23 de julio de 2007, lunes. Guilin y Hang-Zhou
Desayunamos y salimos a pasear por la ciudad un rato porque después nos tenemos que ir al aeropuerto para volar a Hang-Zhou.
Hacemos algunas compras de ropa deportiva tanto de marcas chinas como Niké, que tienen mejor precio que en España, luego vamos al Banco de China a cambiar los traveller-checks de Rafa y Mª Cruz por yuanes, en el Banco observamos que las empleadas tienen como un marcador en su ventanilla para que el cliente pulse la calificación que le da por el servicio, tiene tres grados, satisfactorio, normal y malo más o menos.
Comemos y al aeropuerto, todos estamos un poco tocados de la tripa y un poco saturados de comida china.
Llegamos a Hang-Zhou sobre las 7 de la tarde, la guía Cristina se queda aquí y nos sigue acompañando Sofía. Llueve y hace un calor del 15, como una sauna a tope. La nueva guía se llama Leticia, yo creo que lo hacen a propósito, se ponen nombres de la familia real española. Hang-Zhou dicen los chinos que es el cielo de China, una de las ciudades de la provincia más rica de China, su situación es muy buena, con muchos ríos, lagos y canales, es la capital de la medicina tradicional china, de la caligrafía artística, de la poesía y de las artes, del te verde y de la seda. El gran canal que empieza en Beijing y termina en Hang –Zhou se construyó según la guía porque el emperador estaba aburrido y quería viajar en barco al Sur del río Yang-Tsé. Esta provincia tiene las mayores bellezas femeninas de China.
Hang –Zhou tiene un lago que llaman del Oeste, que es muy romántico, la provincia que se llama Zhejiang, cultiva cereales, produce te verde y seda y tiene buena gastronomía. El área metropolitana de la ciudad es muy extensa, hay muchas viviendas unifamiliares de estilo europeo y también bloques nuevos, por lo visto mucha gente que trabaja en Shang-Hai vive aquí. Estamos atravesando el río Chendan y llegamos al hotel Metro Park, que está en el centro, cerca del lago.
Aquí a las 7 es de noche, salimos a ver si vemos el lago, pero no llegamos porque andando es un buen rato y nos acercamos a un mercadillo nocturno, pero no hay más que baratijas de poca calidad, hace tanto calor que no podríamos ni regatear, la gente está en la calle con sillas y los niños se duchan con palanganas en la misma calle.
Nos vamos al hotel.
24 de julio de 2007, martes Hang-Zhou
Esta ciudad tiene un enorme río, el Quiantang, cosa normal por estos lares, lo de los grandes ríos digo. El hotel es bonito, con un hall muy refinado, ponen unos centros de flores preciosos, y tienen un restaurante que pone comida occidental.
Nos dirigimos en el autobús al lago para bordearlo y llegar a la pagoda de las seis armonías. El cuento chino es como sigue: Había un muchacho que vivía al lado del río, el río inundó la tierra y sus padres murieron, él se dedicó a lanzar piedras al río para matar al dragón que había provocado la inundación, lo consiguió y se construyó la pagoda para conmemorar este hecho.
A la orilla del lago hay muchos puentecillos y sauces, cuyas ramas tocan el agua, una enorme escultura de un búfalo de agua metido en el lago, edificios tradicionales de madera pintados de rojo, con aleros, todos son parques, uno se llama” el canto de las oropéndolas en el oleaje de los sauces llorones”.
El número de la suerte en China es el 6 porque se parece fonéticamente a la palabra suerte (pa) y también el 8, el cuatro trae mala suerte porque su pronunciación se parece a la de la palabra muerte (Tzn). Nos dice la guía que la pregunta ¿Cuánto vale? En chino se pronuncia más o menos como “todo a sien”.
Ya estamos en la pagoda del monje. Historia de la pagoda del monje: Hace muchos años una serpiente blanca se convirtió en una bella mujer y se enamoró de un médico y se casaron, un monje malo la convirtió de nuevo en serpiente y la colocó encima de la pagoda. La pagoda tiene 12 pisos, es de madera pintada de rojo con los aleros salientes y en cada alero una campanita. Las pagodas eran faros para orientar a los barcos.
Debería llamarse templo de las mil pagodas porque hay reproducciones de unas cien pagodas de China en tamaño pequeño repartidas por el jardín, donde también hay el estanque clásico y los bonsáis, este parque está en una colina, ahora vamos a tocar una campana enorme que dicen nos traerá felicidad si la golpeamos seis veces, lo hacemos. Al lado de la campana hay dos pinos llenos de tarjetas colgadas para pedir deseos.
Nos cuentan que en las bodas chinas los novios hacen tres saludos: al cielo y la tierra, a sus padres y entre ellos. El rojo es el color nupcial.
Comentamos que en todos los templos hay escaleras y nos explican que significa poder.
A continuación, y con un calor criminal nos dirigimos al templo “del alma escondida”, que es otro parque con unas rocas enormes en las que hay esculpidos muchos budas, uno de ellos es el Buda feliz, Buda de la salud, Buda del dinero etc. Estamos en la cueva debajo de los Budas y dentro también hay más budas, estos parecen hindúes por la posición y por el adorno de la cabeza.
Nos acercamos al templo con puerta monumental y cuatro pabellones con aleros típicos, pasillos y barandilla de madera con celosías pintadas de rojo y azafrán.
El primer pabellón tiene un salón con los 4 protectores celestiales, dos amables, con sonrisa y dos con mala cara, los amables para premiar a las buenas personas y los antipáticos para castigar. El Buda feliz por un lado y por el otro Buda normal.
En el segundo pabellón hay un Buda de gran tamaño como jefe del cielo y por detrás hay un Buda mujer y 150 budas más. A derecha e izquierda hay una niña y un niño.
Tercer pabellón con el salón del maestro de la medicina, con Buda de barro en el centro y una mujer a cada lado, este tiene el pelo azul, una piedra en la mano izquierda y la derecha levantada. También hay 12 defensores, seis buenos y seis malos, los malos casi siempre tienen las caras rojas y negras.
En el cuarto pabellón hay un salón con 500 budas colocados en alto, en pasillos, cada uno tiene una cara distinta, dicen que uno es igual que Jordi Pujol, el ex presidente de la Generalidad de Cataluña.
Agotados por el calor vamos a comer a un restaurante que se llama Lily y comemos muy bien, sobre todo un postre, que consiste en trozos de manzana, pasados por huevo y harina o maicena y fritos, luego bañados en miel caliente. Los chinos no toman postre estrictamente si no que mezclan platos salados y dulces y sirven la sopa al final.
Ahora nos llevan al parque del lago oeste para ver carpas rojas en el estanque, son de tamaño Jurásico, casi no se pueden mover de lo gordas que están. Todo está lleno de turistas la mayoría chinos, y nosotros arrastrándonos conseguimos montarnos en un barco que nos da un paseo por el lago, todo es muy bonito, pero el calor no nos permite disfrutar mucho, hace calor en todos lados, en el exterior no se aguanta, y en el interior del barco tampoco. Vemos islas, casas con embarcadero.
Leticia nos ha comentado que a los chinos el color que más les gusta en los coches es el negro porque significa alta posición. Tienen una marca propia pero ya no les gusta mucho, prefieren Wolkswagen o Mercedes. Las bicis valen unos 20 euros, un intercambio en u n país extranjero para estudiar cuesta unos 12.000 euros.
Nos bajamos del barco y en autobús nos llevan a las afueras a una casa de té, algunos están cansados y quieren irse al hotel así que Sofía los acompaña en taxi y nosotros continuamos con Leticia.
La finca donde vamos está rodeada de campos de té verde en parcelas en llano y en terrazas, los arbustos están perfectamente recortados y tienen un verde intenso. Hay tres cosechas, la de primavera, la de verano y la de invierno, el mejor es el de la primavera que es el que está más verde y las hojas son más tiernas. Cuando lo hagamos en casa podemos usar el mismo té cuatro veces y la temperatura del agua no debe superar los 80º C para que no pierda sabor y olor. Al entrar hay un señor que nos hace una exhibición de como se secan las hojas de té. Se calientan en una especie de bol de gran tamaño de metal a unos 80º C durante 8 horas para secar un Kilo de té en tres veces por lo menos.
Para empezar, echa en el bol aceite de té verde y remueve las hojas con la mano, en cuanto se calienta percibimos el olor del té, mientras está explicando se cuelan empujando y metiéndose delante una familia de chinos con una cara dura imponente, eso es normal aquí, la gente te empuja, no guardan cola para nada y si te dejas te avasallan. En este caso el señor que hace la demostración les dice lo que sea y se retiran un poco y nos dejan ver.
Entramos en una sala y nos echan un poquito de té en cada vaso, lo olemos y nos dicen que mastiquemos un poquito. Después echan agua caliente en tres chorros para indicar bienvenida, si quieres decir gracias das tres golpes en la mesa con dos dedos. Este té se llama del pozo del dragón “dragon well”. Dicen que cuando te lo haces el mejor es el segundo. Las hojas en vez de tirarlas se les puede añadir miel o huevo y se hace una mascarilla.
Compramos té y volvemos al hotel, pienso en todos los árboles que he visto: Laureles, magnolios, arces, olmos, coníferas, plátanos, acebos, sauces, rododendros. Le pregunto a Leticia donde puedo comprar unas semillas que me recomendaron para la garganta, ella sabe cuales son al darle la pronunciación fonética y la explicación y nos lo pone escrito en chino y nos dice donde hay una farmacia cerca del hotel, cuando llegamos vamos directamente, hay seis dependientes y te hacen un montón de tickets, pagas en caja y luego te lo dan. Compramos dos bolsas y son 4,90 yuanes las dos.
Vamos después al hotel, cenamos en el restaurante italiano y nos vamos a dormir.
Textos Ximena Prieto Álvarez
Fotografías Miguel Roa Guzmán (excepto 13 de Rafael Roa Guzmán y 3 de Mª Cruz Torres Alcalde)
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