VIAJE VERANO DEL 85.
FRANCIA, ITALIA, GRECIA, YUGOSLAVIA.
Introducción: Ximena y yo nos casamos en noviembre de 1984 y decidimos que nuestro viaje de novios sería en el verano siguiente haciendo una ruta de más de un mes desde Granada pasando por Francia, Italia, Grecia, Yugoslavia (todavía era Yugoslavia), de nuevo Italia, Francia y España terminando nuestro periplo en Asturias, en la casa de la familia de Ximena.
Nuestro hotel fue casi siempre una tienda de campaña tipo canadiense que fuimos montando en diferentes camping de los distintos países por los que pasamos.
Aunque este diario se terminó de escribir en noviembre de 1985, ha permanecido en casa sin ver la luz, al igual que las fotografías de aquel viaje.
Llevábamos dos cámaras, una con carretes negativos normales y la otra con diapositivas, por eso veréis juntas imágenes casi iguales pero así son más definitorias de lo que los dos vivimos y vimos aquel, ya lejano, verano del 85.
Veréis algunas fotos nuestras, pocas, porque por aquel entonces nos parecía un poco obsceno o cursi o impúdico salir en las fotos para decir aquí estuve yo, porque lo importante era vivirlo y no presumir de haberlo hecho, pero bueno, en algunas estamos aunque sea de lejos o de espaldas.
Los negativos y las diapositivas han sufrido el paso del tiempo y el escaner (baratito) y photoshop han hecho lo que han podido, a veces sin lograr un gran resultado, en nuestra memoria si permanecen indemnes los colores de los lugares afianzados por los recuerdos. Algunas fotografías pertenecen a diapositivas compradas en aquel viaje, en muchos casos con fotografías realizadas muchos años antes por lo que algunos coches o vestimenta de algunas personas pueden no corresponder al año 1985.
También os mostramos diferentes sellos, entradas a diferentes monumentos o facturas de algunos de los lugares donde comimos o pernoctamos. Lástima, no conservo la multa que nos pusieron en Yugoslavia.
35 años después os lo mostramos, recordar que en esa época España era diferente, nosotros éramos diferentes (especialmente 35 años más jóvenes), nos acabábamos de unir a la Unión Europea (14 días antes de nuestra salida de viaje se firmó en el Palacio Real la adhesión), Europa y el mundo eran diferentes, el muro de Berlín no caería hasta años después, para la guerra del Golfo, la primera, faltaban aún 5 años, la Expo del 92 sería 7 años después, Tito llevaba muerto 5 años pero su presencia e influencia en Yugoslavia era aún patente y la tercera guerra de los Balcanes y la posterior disgregación de Yugoslavia no empezaría hasta el año 1991, no existían los móviles y las llmadas telefónicas eran desde una cabina, nuestra moneda era la peseta y nuestra experiencia por el mundo limitada; así lo vimos y así os lo contamos.
Miguel Roa
Hicimos un total de 9.000 km. El viaje lo disfrutamos tres veces: La primera para organizarlo, la segunda sobre la marcha y la tercera recordándolo.
Creo que nunca haré otro mejor por muchas circunstancias: ilusión, ganas de conocer cosas nuevas y disfrutar de unas vacaciones merecidas después de un curso de trabajo agotador.
1ª etapa 29 de junio- 1985 Granada-Poblet
El día es caluroso y no nos damos ni un descanso, queremos llegar cuanto antes a Poblet para al día siguiente salir hacia Francia.
Por la autopista del Mediterráneo llegamos a Tarragona y a partir de aquí una carretera de montaña hasta Poblet. Son las 8 de la tarde y el monasterio es increíble, delante de él un hostal que parece sacado de la Edad Media, no se oye ni un ruido extraño, sólo sonidos susurrantes en catalán y cuchicheos de la gente que pasea por la avenida frente a los torreones de entrada a la abadía. Es tarde y no se puede entrar y nos conformamos con pasear mirando y admirando la silueta del monasterio.
El hotel acogedor y a la mañana siguiente día 30 accedemos a la abadía.
30 de junio Abadía de Poblet – Avignon 557 Km
Tiene varias partes distintas por antigüedad: románica, gótica, una torre renacentista y otra barroca.
Viven treinta monjes del Cister que trabajan la huerta. El claustro es ocre amarillento, con mucha luz, una fuente muy curiosa y unas arcadas góticas flamígeras. La biblioteca es un auténtico museo, la cocina, refectorio, sala capitular etc., todo perfecto. En la iglesia están las tumbas de los reyes de Aragón y Cataluña como Jaume I el Conqueridor (Jaime I el Conquistador). Aquí ocurrió una anécdota, había un grupo de valencianos y querían explicarles la iglesia en catalán, ellos prefirieron venirse al grupo de castellano.
Salimos de Poblet con una sensación de bienestar tremenda.
Cogemos la autopista hacia Francia, pasamos por Nimes y continuamos a Avignon donde vamos a dormir después de hacer 557 km.
Impresión de Avignon, ciudad majestuosa, seria, tranquila. El palacio de los Papas, la Plaza del reloj, casas del XVIII y XIX en el barrio antiguo con mucho sabor. La plaza está muy animada con grupos musicales, caballitos de niños, globos, terrazas. El hotel está detrás de la plaza del reloj, cerca de unas ruinas romanas.
Por la mañana nos dan un desayuno fantástico, no por lo inusual, café con leche y pan con mantequilla, pero lo extraordinario ha sido la calidad tanto del pan como de la mantequilla.
1 de Julio Avignon-Génova (Genoa) 500 Km
Paramos en Aix en Provence pensando que sería otra cosa, pero nos decepcionó un poco. Bonita, pero ya está. Seguimos rumbo a Génova, pasamos la frontera por Ventimiglia y antes nos atravesamos la Costa Azul, que me decepcionó mucho, Cannes, un laberinto estrecho, Niza, una urbanización decadente, el Negresco precioso, playas malillas, Montecarlo por aquello del morbo, vista rápida, nada del otro jueves y al fin…Italia.
Después de haber pasado por el resto del país, Génova no es la ciudad más bonita ni con mucho, sin embargo, tiene algo especial que pueden ser sus galerías comerciales, su vida y su actividad imparable.
La casa de Colón es pequeña, de piedra y tiene en la fachada una corona de laurel y una simple inscripción diciendo que Colón nació allí.
Plazas bonitas con flores escalonadas en rampa, realmente toda la ciudad está en rampa pues se va derramando por la montaña hasta el mar observo que está un poco sucia, es muy industrial y el tráfico es tremendo.
De Génova pensamos llegar a La Spezia, puerto precioso de la Liguria, donde está Génova. Es una región muy abrupta donde las montañas caen en el mar y aquí cultivan flores, y tienen una gran actividad turística, está atestada de veraneantes. No llegamos a La Spezia y nos paramos en Chiavari, pueblecito con camping chiquitito con suelo muy duro, la playa al lado. En vista de que poner la tienda era una heroicidad, el dueño del camping nos ofreció un bungalow por el mismo precio, por cortesía, gracias al hecho de que éramos españoles, (por lo visto su novia era española).
2 de Julio Chiavari-Pisa-Lucca-Florencia 146 Km
Nos levantamos temprano y salimos rumbo a Pisa a donde llegamos a las 10 de la mañana, la ciudad sin edificios altos muy acogedora, en tonos ocre y tejados rojos, la plaza de la Catedral, Baptisterio y Torre inmensa con un césped que daría envidia a un inglés, es lógico que le llamen la Plaza de los Milagros. Los tres edificios blancos de mármol separados por varios metros entre sí, la torre ¡inclinadísima! Para subir nos armamos de valor porque hacía calor y las escaleras eran espeluznantes, por fin arriba y merecía la pena por la vista.
Cuando estamos abajo nos llaman, damos la vuelta y ¡Miguel Arnas y Rosa! ¡Qué alegría! Nos vamos con ellos desde Pisa a Lucca para comer allí, son unos amigos y compañeros del instituto de Guadix.
Lucca fue una sorpresa de las más agradables porque es maravillosa, muy verde, rodeada de una muralla circular en la que crecen árboles dándole aspecto de cinturón verde, una plaza con forma de anfiteatro debido a que lo fue, varias iglesias y catedral románicas, casas góticas y una torre extraordinaria, la torre Guinicci, roja de ladrillo con un cuerpo terminal cuadrado con ¡dos árboles!, si, si, dos árboles que comprobamos estaban plantados en un arriate en la torre. En el primer cuerpo había viviendas de privilegiados italianos.
Las tiendas de Lucca están llenas de estilo, las gentes también, comimos en un restaurante estupendo y los precios en la misma medida, es decir, por comer las cuatro 70.000 liras, 7.000 pesetas. El camarero que nos atendió había estado en España y comentó que era mucho más barata y bellísima dijo.
Después de comer fuimos a ver un palacio del siglo XVI con jardín al lado de la iglesia de San Frediano donde reposan los restos de Santa Zita incorruptos.
Salimos de Lucca con un calor sofocante por la hora y muy emocionados por todo lo que veíamos y nos encaminamos a Florencia.
La Toscana es una tierra muy equilibrada, con paisajes de tierra ocre, rojiza y cultivo de cereales y viñedos, casas campestres preciosas y villas de esas entre cipreses en las que yo me encerraría de por vida.
...continuará
Introducción: Miguel Roa
Textos: Ximena Prieto
Fotografías: Ximena Prieto, Miguel Roa y autores varios en algunas diapositivas compradas.
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