domingo, 21 de febrero de 2021

Un paseo por Toscana, julio de 2005 (XII) Arezzo y Cortona

 


20-7-2005 Arezzo -Cortona

Al llegar, en una de las calles del centro de Arezzo, entramos en la iglesia de Santo domingo con un crucifijo de Cimabue, luego en Santa María con San Donato y cripta, más tarde en la catedral con la Magdalena de mi amado Piero Della Francesca. 




Nos paseamos por la plaza del Pozo, frente a la logia de Vasari, justo delante de la casa donde nació y al lado del restaurante donde comimos la primera vez que estuvimos aquí. Hace veinte años vinimos a Arezzo a ver los frescos de la Vera Cruz en la iglesia de San Francisco, no pudimos disfrutar bien de ellos porque estaban en restauración, pero sí que disfrutamos de una exposición sobre Piero que se llamaba “Com gli occhi di Piero”  hoy los frescos están restaurados y vamos a gozar. 
























Llegamos a la plaza de San Francisco donde está la iglesia, esperamos un poco porque nos han dado cita dentro de quince minutos. Por fin nos toca y vamos hacia el ábside cuadrado y allí están, es curioso que Piero ponga unos puntitos negros para dibujar las herraduras de los caballos, me ha llamado la atención lo fina que es la capa de fresco, las escenas no están ordenadas del todo, porque se adapta al espacio colocando las dos batallas (Cosroes y Heraclio, Constantino y Magencio) en las partes más grandes en horizontal, luego en un rectángulo está “el sueño de Constantino” y en el otro lado “La Anunciación”. Encima de la batalla de Puente Silvio está la historia de Adán y Set y en el otro lado Santa Elena, también enfrente está Salomón y la reina de Saba. Queda perfectamente claro que Jerusalem es Arezzo. Me encantan los tonos tan claros y los volúmenes, tiene muchas perspectivas con edificios.

























Nos tomamos un estupendo espresso y vamos hacia Cortona, hemos encontrado un cambio importante desde la otra vez que estuvimos, ahora subes y al llegar a  la parte más baja de lo que es ya el  promontorio hay un aparcamiento y desde ahí subimos a pie por un camino entre plantas y flores. Nos vamos a la plaza y al final de una callecita que sale a ella hay un restaurante con terraza y allí comemos, se llama La Grotta, muy agradable.


Cortona está como siempre, aunque con más tiendas y más gente, con tráfico peatonal en el centro como en toda Toscana, recuerdo que aquí fue donde descubrí  de verdad a Fra Angélico, tan de cerca como quise, en el pequeño museo que hay enfrente de la catedral en una plaza con vistas impresionantes de toda la campiña toscana y umbra.

































De Cortona nos vamos a Castiglione del Lago, que es precioso, quizá más bonito que Pasignano, pero Pasignano tenía mucha gracia, lo vemos en la otra orilla. Desde aquí se ve mejor el lago porque Castiglione está en la misma orilla, tiene un castillo enorme, que visitamos. Recorremos todas las murallas y torreones y el propio palacio que es del XVI, con muchos salones decorados con frescos estilo cinquecento (grutescos, escenas heroicas), pertenecía a los Corgna.

















Venden en todas las tiendas un embutido que llaman “cojoni di mulo” y es que tiene toda la forma de tal cosa, pero no hemos comprado. Nos vamos hacia Chianciano y paseamos un rato por la parte moderna, mientras llamamos a Pablo a Gloucester (lo hacemos una o dos veces por semana más o menos), todo bien por allí, así bajamos un poco por las avenidas de los hoteles viendo las tiendas, que tienen el mismo estilo de las de Montecatini.

...continuará.

Texto: Ximena Prieto Álvarez
Fotografías: Miguel Roa Guzmán

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