jueves, 4 de febrero de 2021

Un paseo por Toscana, julio de 2005 (VIII) Pienza, Montepulciano y Chianciano Terme

 


16-7-2005 Pienza-Montepulciano-Chianciano Terme


Hemos salido del hotel de Montecatini Terme temprano, cargados de equipaje y de botellas de vino y hemos cogido la strada 2 desde Florencia hasta Siena, pasado Siena nos hemos ido a Pienza, la ciudad ideal del Papa PíoII Piccolomini, el gran mecenas. El paisaje es increíble, las colinas de vides, las villas, las casas de campo rodeadas de cipreses, y olivos, campos sembrados, algunos totalmente amarillos de girasoles y otros con la paja segada, esta región tiene unas perspectivas fantásticas, a las que les han sacado el mayor partido. La paja se empaqueta en rollos cilíndricos que se asemejan a tambores de columnas y los colocan unos sobre otros debajo de estructuras de tejado a dos aguas y de lejos parecen templos.











Pienza es una ciudad ideal en todos los sentidos, de plano oval con puertas monumentales y una calle principal que se va abriendo en plazas enmarcadas por palacios, la catedral perfecta, los balcones y ventanas repletas de flores, sin aceras, toda peatonal. El Ayuntamiento con una logia de columnas, en fin es una ciudad para quedarse.







































Nos vamos a Montepulciano que está cerca. Pensábamos que era más pequeño que Pienza y es mucho más grande, hay aparcamientos en la parte baja y luego todo peatonal. Tiene una morfología alargada sobre una colina, con calles paralelas a la principal que se abre entre puertas y murallas, y otras calles muy estrechas y pendientes perpendiculares a ésta, hay también un paseo al lado de las murallas con maravillosas vistas. Son infinidad los palacios y las bodegas, que están en los subterráneos por toda la ciudad entre tumbas etruscas que son incontables. Los palacios como en Pienza se deben a Rossellino, Michelozzo y Antonio de Sangallo, ¡Casi nada!

Tiene teatro y catedral, con un políptico precioso, iglesias varias, plazas deslumbrantes, se combina el ladrillo con la piedra y el mármol en los fustes de las columnillas de las ventanas, las puertas con dovelas estilo Pitti, tiendas muy sofisticadas, una de ellas de principios del XX, que hace bolsos de cuero y material de escritorio junto con diseños de tapas de libro de piel, encuadernación, pañuelos de seda, maletas…

También hemos visto muchas joyerias con diseños originales y junto con los nuevos diseños copias de piezas etruscas preciosas. En la calle principal el café Poliziano, del XIX, dedicado al ilustre vecino de esta ciudad el gran Poliziano.

Hay infinidad de bodegas de vino Nobile, que es la denominación de Montepulciano, tenemos que volver entre otras cosas para dar un paseo subterráneo por todo el pueblo. Comemos aquí, cerca de la plaza del Marzocco, que es la columna con el león de San Marcos, en una especie de tienda-bodega-museo etrusco. De segundo plato del menú había pecorino que es el queso de oveja típico de aquí, yo comí pici que son como espaguetis muy gordos y una ensalada verde de lechuga de la suave, la de Asturias y ¡Qué pan tan bueno hay en Toscana!

Descansamos a mitad de camino entre la parte alta y la zona donde teníamos el coche en una zona arbolada donde había familias haciendo pic- nic, disfrutamos de la vista un rato largo.

Apellidos de Montepulciano Colombini, Magali, Pincelli, Bindi, Pezzino, Canistrelli, Franci, Barbi, Cucchi, Cecchi, Casini, Galeri, Biagiotti, Ricci, Massani, estas son unas bodegas entre Pienza y Montepulciano

De camino pasamos por la bodega Palazzo Messani de vino Nobile, y lo mismo que la finca Valdipiatta o la hacienda Contucci son impresionantes, además hay algunos detalles estéticos insuperables como colocar al acabar las filas de vides una adelfa o un hibisco.



























































Por la tarde llegamos al hotel en Chianciano Terme, nos duchamos y salimos a dar una vuelta al Chianciano antiguo, que está en alto, entre éste y el moderno están los hoteles, las termas y los parques. La parte antigua es pequeña y desde arriba se ven tres lagos: el de Chiusi, el de Montepulciano y el gran Trasimeno, que ya conocemos de otras ocasiones.























La habitación del hotel tiene una vista estupenda, nos da la impresión de que estamos solos en el hotel, hablamos con el recepcionista y el camarero que vive en Colombia donde tenía dos restaurantes que ha tenido que cerrar por los impuestos revolucionarios de la guerrilla, son todos muy amables, hay una señora con muy buena pinta que riega las macetas del jardín y pensamos que puede ser la dueña, parece que tienen todos muy buena relación. Mañana iremos a conocer el Chianciano moderno.


...continuará.


Textos: Ximena Prieto Álvarez

Fotografías: Miguel Roa Guzmán


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