martes, 6 de diciembre de 2022

Viaje a la comarca del Matarraña (Teruel) (noviembre 2022) (VII) Calaceite, Alcañiz y La Fresneda

 

Plaza Mayor de Calaceite

8 de noviembre de 2022 Comarca del Matarraña: Calaceite, Alcañiz y La Fresneda.

Llegamos a Calaceite en once minutos. Es mucho más grande y un emporio de casas señoriales y palacios del estilo que llamamos gótico civil aragonés, una iglesia de portada barroca que necesitaría una plaza amplia para ser contemplada de tan monumental que es. Hay varios portales o Puertas de entrada como el portal de Orta, el portal de Maella o el Portal de San Roque, que es donde aparcamos. El nombre del pueblo no tiene que ver con la palabra aceite si no con Qalat Zayb, castillo de los Zayb (una minoría chiita) . El lugar ha sido ocupado desde la Prehistoria, hay pinturas rupestres, poblados del Bronce e íberos. En 1132 Alfonso I de Aragón lo conquistó a los árabes y lo reconquistó Ramón Berenguer IV en 1149 y definitivamente en 1169 por Alfonso II el Casto y en el XIII la orden de Calatrava adquirió su dominio. En el XV pasa a manos del obispo de Tortosa. En la guerra de Sucesión española se decantó por el archiduque Carlos y fue tomada por las tropas borbónicas. En la Guerra Civil sufrió mucho, se quemaron edificios religiosos y el Ayuntamiento.















































Preguntamos en la calle a una señora donde podemos comer y muy amablemente nos dice dos sitios, como están en la carretera decidimos coger el coche y encontramos los dos, nos decantamos por La Fonda de Alcalá porque tiene aparcamiento propio. El lugar es moderno en cuanto a la decoración, aunque el establecimiento tiene cien años de antigüedad. No tenemos reserva, pero nos hacen un sitio, nos atiende una camarera muy amable y nos decidimos por el menú del Matarraña, alubias blancas con sardina y alubias blancas con longaniza. Sirven las alubias cocidas solas y luego traen aparte la sardina o bien la longaniza con sus salsas respectivas que al mezclarlas con las alubias estaban buenísimas.

De segundo el ternasco de Aragón servido con puré de patata muy suave y ligero y una salsa con sabor a vino y a cebolla. Extraordinario. Y el postre llamado Mostillo que consiste en una mezcla de mosto con frutos secos formando una especie de compota textura tipo pudin. El otro postre era una mousse de mango con queso y no sé qué más, muy rico también.






Como estamos muy cerca de Alcañiz nos acercamos aunque no pertenezca a la comarca del Matarraña..

Alcañiz es la capital del Bajo Aragón, a 381 metros de altitud. Es una ciudad grande de 15000 habitantes con un paisaje ondulado con alguna elevación destacada. Está recorrido por el río Guadalope que rodea la ciudad con un meandro. Alcañiz estuvo en manos de la orden de Calatrava en los siglos XII, XIII y XIV. Sufrió mucho durante la Guerra de Independencia, fue expoliada varias veces con mucha saña por las tropas francesas y más de un tercio de su casco urbano desapareció en la ocupación. Tenía en 1808 7.000 habitantes y pasó a 1700 en 1813. De hecho, sufrió tanto como Zaragoza por lo que se le concedió el título de “Muy leal”.

Pero eso no fue todo, Alcañiz sufrió tres sitios durante las Guerras Carlistas, en 1838, en 1847 y 1874 por permanecer leales al gobierno isabelino. Por esto Alfonso XII le dio el título de “heroica”. Durante la Guerra Civil fue uno de los experimentos de colectivización de tierras de los anarquistas de la CNT más notables y sufrió un terrible bombardeo por la fuerza aérea italiana. La ciudad fue tomada el 14 de marzo de 1938 durante la ofensiva del Ebro.

No podemos estar en Alcañiz mucho rato, nos da tiempo a ver la Plaza de España que tiene aspecto italiano con tres edificios, la Lonja, la Iglesia de Santa María la Mayor y el Ayuntamiento. Luego subimos al castillo de los Calatravos que es el Parador de Turismo, un impresionante edificio. Tiene además palacios renacentistas, casas modernistas, varias iglesias interesantes, torreones y lienzos de muralla, además de infinidad de pasadizos subterráneos. Bonita vista desde el Castillo de los Calatravos. No podemos investigar sobre los merengues tan buenísimos de los que hablaba mi abuela siempre por falta de tiempo.

































Nos quedan dos pueblos La Fresneda y Monroyo y parece que solo llegaremos a La Frasneda.

La Fresneda es pequeñita, tiene una plaza preciosa con un imponente Palacio de la Encomienda y la calle principal tiene unos soportales bajos con respecto al nivel de la calle, son arcos ojivales continuos que van dejando a la derecha callejones con entramados de arcos o bien de madera, que comunican las casas unas con otras. Esta calle es una maravilla y es donde están los bares. Y subiendo está la Iglesia de Santa María de las Nieves. Los edificios son mayoritariamente del XVI.

Con esta maravilla nos despedimos con un hasta luego porque pensamos volver.








































Textos: Ximena Prieto Álvarez

Fotografías: Miguel Roa Guzmán

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