18-7-06 Chicago
En el hotel no está incluido el desayuno y nos han dicho que es muy caro así que lo que hacemos es comprar cosas y desayunamos en la habitación, aquí todas las habitaciones tienen cafetera y un cestillo con café, té, café descafeinado e infusión, azúcar, sacarina y unos tazones, también tienen tabla de planchar y plancha en un sitio especial en el armario. Pues una vez desayunamos vamos a coger un tren de cercanías que ese llama Metra para ir a la zona sur, la avenida 57, que es la zona donde está la Universidad de Chicago, muy famosa porque tiene en Ciencias un montón de Nobeles, a la altura del parque Millemnium bajamos al andén y Pablo compra los billetes para la zona B, pero no está indicado la dirección que es, un señor nos dice que bajemos en una dirección pero era una encrucijada y no estaba claro, Pablo volvió a preguntar a otro y por fin dimos con el andén y a la séptima parada nos bajamos, era la avenida 57.
Fuimos primero a ver la casa Robie de Wright, están restaurando el living room, vista al natural lo más llamativo es que no es llamativa, se adapta al ambiente y destacan las viseras enormes sobre las terrazas.
El barrio y el campus son muy británicos, muchos árboles, zonas verdes, con un césped lujurioso, ardillas, casitas tipo reina Ana y victorianas todas con jardín, colleges neogóticos, todo muy tranquilo. En el campus destaca la capilla Rockefeller, que por fuera tiene una torre gótica espectacular y por dentro parece un mini Westminster. No se puede entrar en los Colleges. En la calle 57 nos llamaron la atención unas pequeñas farolas de gas, modelo del XIX, cada farola con dos camisas de gas y estaban encendidas.
El barrio y el campus son muy británicos, muchos árboles, zonas verdes, con un césped lujurioso, ardillas, casitas tipo reina Ana y victorianas todas con jardín, colleges neogóticos, todo muy tranquilo. En el campus destaca la capilla Rockefeller, que por fuera tiene una torre gótica espectacular y por dentro parece un mini Westminster. No se puede entrar en los Colleges. En la calle 57 nos llamaron la atención unas pequeñas farolas de gas, modelo del XIX, cada farola con dos camisas de gas y estaban encendidas.
En una cafetería al lado de la estación tomamos café con bollos, yo probé los famosos mufins, muy grandes y un poco empalagosos, el café te lo sirven en enormes vasos de plástico con su tapa y su pajita por si quieres llevártelo, son como bañeras. Todo es de usar y tirar, no lavan nada de menaje, salvo en los restaurantes equivalentes a los españoles.
Volvemos al Metra y nos dejó en la calle Roosevelt, la estación es toda de madera y está sobre el parque Grant, por cierto, están construyendo un edificio allí cuyos pisos valen desde 400.000 dólares a 2.500.000, con vistas al lago y al parque.
La verdad es que las vistas son increíbles desde cualquier lugar, porque el conjunto de edificios es casi de ciencia ficción, nuestro hotel es como ya he dicho un prisma triangular regular, el sol se refleja en el acero y el cristal y los efectos son sorprendentes.
La verdad es que las vistas son increíbles desde cualquier lugar, porque el conjunto de edificios es casi de ciencia ficción, nuestro hotel es como ya he dicho un prisma triangular regular, el sol se refleja en el acero y el cristal y los efectos son sorprendentes.
Vamos por el parque Grant al Museo Field que es un edificio neoclásico de cuatro fachadas iguales, con cariátides y orden corintio, en el interior el hall es inmenso y además tiene un sótano y una planta pero sólo en los laterales, es decir, que el hall es abierto y tiene toda la altura. En el centro del hall está el Tiranosaurus rex, el esqueleto más completo que se ha encontrado, lo encontró una doctora llamada Sue y así le llaman al Tiranosaurus.
El Museo tiene muchísimas cosas, laboratorios, vida animal, animales del mundo y habitats, Africa, las antiguas culturas americanas (delante del museo hay un tótem algonquino) y el Antiguo Egipto, la Tierra, el planeta que se transforma, meteoritos y dinosaurios…pero hoy además está la exposición sobre Tutankamon, aquí la exposición se llama King Thut, para la que hacemos cola, una enorme cola. Lo más interesante es el ajuar funerario, el sarcófago de la reina Tiy y una versión de la posible cara que tendría el faraón a partir de las esculturas y de su máscara funeraria.
En la parte permanente del Museo hay una tumba de un sacerdote y su familia íntegra, comprada por lo visto por un millonario de Chicago y traída hasta aquí, sólo la mastaba, no el ajuar.
A la salida de la exposición ya es tarde y comemos en el sótano del museo, en un Mc Donalds, y al salir admiramos otra vez la vista del Lago y del Parque y del Acuario Planetario que tienen unas formas preciosas, delante del Museo en los setos de los jardines viven conejos, hemos visto uno.
Pensamos coger el trolley turístico pero había una gran cola y no venía, así que cogimos un taxi que nos llevó hasta la Avenida Michigan a la altura del Art Institute para ver los edificios históricos que nos faltaba por ver: el Santa Fe y el Auditorio de la Universidad Roosevelt. En el Santa Fe está la sede de la fundación para la arquitectura de Chicago y en el hall tenían una exposición de los premios a estudiantes por proyectos y dibujos de arquitectura. Desde el hall entramos en la tienda de la Fundación donde todo es de diseño y hay de todo lo relacionado con la arquitectura de Chicago y yo me lo llevaría todo: cuadernos, tarjetas, libros, fotos, postres, objetos para la casa, camisetas, lápices, bolsos, joyas etc. Al lado hay otra tienda que vende bolas de cristal, de todos los colores y combinaciones, tamaños y diseños, como para adornar un árbol de navidad y dejar al personal alucinado. Entramos en otra tienda de carteles y obra gráfica y había tres carteles originales españoles: un cartel de la feria de Córdoba, otro de las fallas de Valencia y otro de las fiestas del Pilar de Zaragoza, y también vendían un cartel de un grabado de Warhol, el de Marylin Monroe, firmado por el autor.
Continuamos por Michigan arriba hasta el puente del río y hemos preguntado en el muelle a que hora hay barcos para ver la Sky Line desde el lago y ya tenemos el horario para ir, va a ser una excursión preciosa porque nos van a llevar por el río dentro de la ciudad y luego por el lago desde donde veremos toda la ciudad.
Volvemos para comprar unos sándwiches e ir al parque a comérnoslos. En el parque había un señor en bañador, con su toalla tomando el sol y nadie lo mira, nadie se mete con nadie y a nadie le parece raro lo que hacen los demás. En el parque hay mucha gente, un chaval que va fotografiando conejos, de los que viven en los setos, gente en bici, familias haciendo pic-nic, novios tomando el sol, ancianitos y ancianitas a la sombra, gente con los pies metidos en el agua de un canal, sin ruidos, sin gritos, todo el mundo tranquilo, niños jugando. Estamos buscando en el parque un sitio y atravesamos la pasarela de F.Gery que se llama el B P Bridge porque lo pagó British Petroleum, es una pasarela serpenteante de casi 1 Km de acero que además se va curvando y está volada en muchas zonas para unir dos parques y pasa por encima de la calle y es la continuación del anfiteatro que hay en el parque y que también ha construido Gery.
Ahora, al volver al hotel, que está aquí al lado hemos atravesado otro parque en forma de pez que vemos desde el ventanal de nuestra habitación, el parque está por debajo de la calle, como tres niveles, es decir, está la calle por la que veníamos, debajo hay una calle sólo para coches y debajo otra calle, entonces para subir de nuevo al nivel de nuestra calle hemos cogido un ascensor particular de un parking aprovechando que bajaban dos para pasear al perro, de ahí salimos al nivel intermedio de calle y de ahí subimos unas escaleras y llegamos a una galería comercial, de ahí a un ascensor que nos llevó a un hall justo en el edificio en frente del hotel: Toda una aventura.
Textos: Ximena Prieto Álvarez
Fotografías: Miguel Roa Guzmán
Fotografías: Miguel Roa Guzmán
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