miércoles, 24 de agosto de 2011

VIAJE AL PAÍS DE ALEJANDRO MAGNO. MACEDONIA (Grecia) julio 2011 (II)



Lunes 18 de julio 2011 (continuación)

El arco de Galerio, aquí llamado Cámara está cerca de la Rotonda, sólo hay que bajar una calle, es un arco con tres vanos de los que conserva dos, el central más alto, combina piedra con ladrillo y en los pilares del arco central conserva relieves con el emperador haciendo sacrificios en el altar y una cornisa con palmetas.

A un lado de la calle donde está el arco hay una plaza y una iglesia de planta de cruz griega y cúpula en el crucero, pilares y tribuna en los pies, en ábside el Pantócrator y en las bóvedas de cañón laterales mosaicos con la Anástasis. Debajo de la cúpula en el ábside hay una Virgen Eleusa. Los bancos de la izquierda según se entra son para las mujeres y los de la derecha para los hombres lo dicen sendos carteles en griego.












Atravesando la calle hacia abajo nos encontramos con más restos romanos, de nuevo una excavación a dos metros por debajo de la calle, se ven muros y algunas grandes estructuras incluidos unos mosaicos, esta calle conectaba perpendicularmente con el arco de Galerio.

Hoy es lunes y el problema es que las iglesias que queremos ver por dentro no están abiertas, curiosamente si lo está el museo arqueológico y bizantino que veremos esta tarde. 

No muy lejos está Santa Sofía, de planta de cruz griega, cúpula sobre pechinas semiesférica, Virgen Theotocos sobre el ábside en mosaico y un crismón delante como el de San Apolinar de Rávena, tribunas que recorren todo el espacio.

Es la hora de comer y volvemos a la Rotonda, el restaurante se llama Nautiliski, nos sentamos en una mesa debajo de un plátano enorme que nos da sombra, los clientes son todos griegos,  comemos ensalada de verduras, incluidas hojas de parra, ensalada griega, pulpo, filetes de cerdo a la plancha, albóndigas con salsa de yogur, vino retsina Malamatina y yo me tomo un café griego bien espeso, total 44 euros. Durante la comida aparecen unos gatos callejeros que piden comida, no se acercan mucho, permanecen a prudente distancia y al final les damos trocitos de carne, uno de ellos estaba tuerto el pobre.
















Es la hora de más calor y buscando zonas de sombra nos encaminamos al museo arqueológico y bizantino, son dos edificios modernos, el arqueológico tiene un recorrido desde la prehistoria hasta la época romana, está el oro de Macedonia, todos los ajuares de las tumbas macedónicas, me ha gustado mucho ver las puntas de las sarisas de la falanje macedonia y unos pinchos que llevaban los soldados en la parte de atrás del zapato. Muchas monedas de Alejandro de oro y plata, pero en la tienda del museo no vendían modelos para colgar.

En la parte bizantina del museo hay cosas muy interesantes, tanto en iconostasis como en tumbas o iconos, tambien tejidos y objetos cotidianos, es impresionante la cantidad de objetos de vidrio que hay de época macedonia y de una calidad extraordinaria, Virginia y yo nos quedaríamos con las joyas, todas preciosas. En una tumba de un niño vemos una colección de figuritas de arcilla, juguetes por ejemplo, toros y leones, una estatua de Augusto divinizado y varias de Adriano.



























Salimos del museo y al lado hay un parque frondoso, nos metemos en la sombra y al final nos encontramos una fuente, si te colocas cerca te da una ducha nebulizada que te viene de perlas, Pablo se queda un rato y se refresca, nosotros también pero con más prudencia. Enfrente está el paseo marítimo, veo la impresionante estatua ecuestre de Alejandro con Bucéfalo, en bronce, atravesamos la calle y la vemos de cerca, Alejandro está mirando hacia el mar a oriente, sobre un pedestal de marmol, en el pedestal dice en griego “Alejandro el grande.”






Al lado está la torre Blanca y hay unos barcos que dan un paseo y cobran sólo la bebida, el paseo precioso, con la brisa del mar no se nota el calor, hacemos un recorrido a lo largo del paseo marítimo, contemplando la ciudad, observo muchos edificios interesantes y sobre todo el conjunto que es muy bonito.

El barco nos deja en la torre Blanca y vamos camino del hotel viendo tiendas, compramos fruta y descansamos.












Textos: Ximena Prieto
Fotografías: Miguel Roa

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