sábado, 14 de mayo de 2022

Viaje a Mallorca (marzo 2022) (III) Sierra de Tramuntana

 


5 de Marzo de 2022

Hoy vamos al Oeste- Noroeste a la sierra de Tramuntana y lo primero es un pueblo que se llama Orient.

Orient es un pueblo pequeño que tiene como característica especial que está muy bien conservado y tiene una arquitectura muy homogénea, casas de mampostería rústica de piedra con argamasa, ventanas con persianas mallorquinas de madera de color natural o de color verde, unas preciosas puertas de madera y muchas flores. Con cuestas y unas tres o cuatro calles y rincones preciosos como un lavadero, la Iglesia de San Jordi en alto y un hotel con mucho encanto.

























De Orient vamos a Sóller, que es un pueblo grande, pueblo importante y con tradición de artesanía de madera y chacinas exquisitas. Es día de mercado y está muy animado. Después de un café nos vamos en busca de la plaza y nos encontramos con el tranvía y el tren de vía estrecha que va de Palma a Sóller y de Sóller al puerto de Sóller. El tranvía pasa por la misma plaza. El pueblo está rodeado de montañas, es como un anfiteatro. La plaza está llena de puestos y de gente, hay varios bares con terrazas y tiendas, una hermosa fuente y la iglesia gótica de Santa María con gran rosetón propio de este gótico catalán y balear. En la calle Mayor varias casas con influencias modernistas como Can´Prunera, tiendas de artesanos, antiguas carnicerías, tiendas de moda, galerías de arte y toda clase de cosas apetecibles. Por doquier alemanes. El mercado muy completo, no tanto como el de Inca, pero está muy bien. Hay que decir que tiene meteduras de patas arquitectónicas de los 70 lo mismo que Inca.








































Fornalutx

Está cerca de Sóller, es un pueblo pequeño también rodeado de montañas, aparcamos en la parte baja, subimos una cuesta y estamos en la calle principal, donde está el ayuntamiento, que es una torre medieval, casas de piedra rústica, puertas de exposición y muchas macetas en la calle. La iglesia encima de una plaza a la que se accede por una calle con escaleras. Luego una paralela a la principal muy bonita también. Una fuente con una especie de cucharón de metal colgado para beber. En el resto de fuentes que hemos visto en todas había un cucharón. Un pueblo armonioso y muy interesante y recomendable.













































Deiá

Deiá está en alto dominando el mar, aquí el cultivo es en bancales, en terrazas, olivos, cipreses y algunas hortalizas, arriba pinos. En toda esta zona el color que predomina es el ocre, en distintos tonos, desde el tierra al rojizo y tiene una impronta mediterránea típica, muy catalana, muy aragonesa y muy siciliana. Al mismo tiempo me recuerda a algunos pueblos de Toscana. Por ejemplo, Orient o Fornalutx a Montefiorale, pueblecito cercano a Montecatini.

La casa de Robert Graves está antes de llegar al pueblo con bonitas vistas sobre el mar, en otra ocasión visitaremos la casa. Sube que te sube andamos hasta la iglesia y desde allí nos percatamos de que es bastante extenso a uno y otro lado de la carretera. Desde cualquier parte se divisa el mar. Entramos en el cementerio anexo a la iglesia donde solo hay tumbas, ni un nicho, todas ellas adornadas con macetas de flores y en algunas naranjas y limones. Dejamos Deiá para ir a comer a Valldemossa, más al oeste.


























Valldemossa

Llegamos sobre las dos y lo primero es comer, y lo hacemos en un restaurante italiano que se llama Vesubio, normal, no es gran cosa, pero suficiente para reponer fuerzas. Estamos aparcados a la entrada del pueblo y nos vamos andando hasta la Cartuja, paseamos por los jardines muy del XIX. La parte municipal está cerrada pero sí podemos entrar al Claustro comprando una entrada de una fundación que tiene la propiedad de lo que se conoce como la celda de Chopin y Georges Sand, espacio en el que vivieron durante unos meses. Chopin realizó el viaje desde Paris acompañado de la escritora Georges Sand en 1838 y alquilaron la celda número 4 del monasterio. Le enviaron su piano Pleyel desde Paris y con él compuso algunos preludios, una Polonesa, su segunda balada y su tercer Scherzo. Cuando se fue vendió el piano a la familia Canut y es el que se exhibe en la misma habitación donde lo tocaba.

La primera sorpresa es que uno piensa en una celda y en realidad es todo un apartamento amplio, con un dormitorio, una sala, una cocina comedor y la joya de la corona es un hermoso jardín con vistas a la montaña y al mar. Esto se entiende porque los cartujos tienen huertos individuales que cultivan para autoabastecerse. Hay muchos muebles y las composiciones, así como fotos y cartas.

Cuando llega Chopin la Cartuja había sido desamortizada y estaba en manos privadas, así que pudo alquilar la celda. Actualmente la Cartuja es una parte del Ayuntamiento, otra es de la fundación esta y otras son de familias que usan sus celdas como segunda residencia. Hay partes que están abandonadas por sus propietarios, incluso apuntaladas las bóvedas, y otras que se ven en perfectas condiciones.

Valldemossa pueblo es una preciosidad, se puede pasar, tomar café, visitar tiendas de ropa y productos típicos o ver la casa donde nació Santa Catalina Thomas en el siglo XVI y que ahora es una capilla. Para nosotros es una novedad, desconocíamos a esta santa. Desde luego Valldemossa merece la pena, es muy agradable, el entorno natural precioso y está bien conservado todo el conjunto.
































































Desde aquí nos vamos a un lugar situado a 24 Km hacia el oeste, está en la costa y se llama Banyalbufar.

Pueblo colgado de un acantilado, aterrazado, con albercas, bancales y el mar. Buscamos la torre de la Baronía y casi nos la saltamos porque está un poco por debajo de la carretera y hay que bajar unas escaleras para acceder. La torre ahora es una vivienda de tres familias, bueno, el conjunto es la torre y el claustro, que es un recinto o patio con un hermoso pozo con brocal de piedra en el centro y unos arcos rebajados que circundan el patio. La torre tiene vistas al mar por todos lados. Uno de los dueños, que sale en ese momento nos cuenta cosas sobre el pueblo como por ejemplo que se repartía el agua de riego para los huertos familiares, y que su abuelo había comprado parte de la torre. También que hubo una tormenta tipo gota fría en 2019 que se llevó por delante muchos árboles, terrazas y bancales con viento de 180 kilómetros por hora, incluso se llevó parte del tejado de la iglesia. De hecho, antes de llegar al pueblo hemos visto unas laderas muy deterioradas que parecían consecuencia de algún incendio, pero no, era el fruto de la tormenta.

























Este señor nos recomienda ir a un mirador camino de Andratx, que tenemos anotado ya, y es lo que hacemos, pero antes, de camino nos acercamos a Cala Estellencs.

El pueblo de Estellencs se derrama por la montaña abajo, mirando al mar. Nos parece bonito, pero como tenemos poco tiempo nos vamos a la cala, es decir bajamos por una carreterita estrecha y llena de curvas que serpentea hasta el agua donde hay una mínima cala de cantos rodados en forma de pequeña artesa. En la parte alta descansan las barcas en unos artilugios que son como raíles de madera en los que se colocan mientras no están en el mar, hay por todas las islas.









Ahora vamos al mirador de Ricardo Roca desde el que se ve una parte importante de esta costa del oeste tanto hacia Andratx  Puertocomo hacia Banyalbufar. El agua debajo del mirador azul cristalino, pinos en los acantilados, el sol a punto de ponerse, un rayo que se refleja en el mar que de pronto se oscurece hacia dentro porque el cielo está algo nublado. Y además estamos solos, un privilegio.







Textos de Ximena Prieto Álvarez y

Fotografías de Miguel Roa Guzmán


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