Día 14 viernes Las Palmas
Me levanto y voy a la ducha y ¿Qué pasa? Que no hay agua, como ayer, ni para el váter ni para el lavabo ni para nada, como ayer, pero peor, nos dicen que hay una avería y que no saben cuándo podrán solucionarlo, así que sin lavar nos vestimos y nos vamos a desayunar, pero, comedor lleno, no hay sitio para sentarse, nos enfadamos bastante. Miguel le da las quejas a la encargada de la cafetería, aunque aclarándole que ella no tiene la culpa, pero es la que está allí y nos largamos a Las Palmas. Como vamos a aparcar en frente del Mercado de Vegueta, desayunaremos allí. Y efectivamente, hay un puesto que se llama Café de París con estanterías de libros incluidas, buen aspecto, pero no distinguen entre mantequilla y margarina. Me pasó lo mismo en El Puerto de la Cruz, en Tenerife. ¿Problema canario?
Luego paseamos por el barrio de Vegueta que es el casco antiguo de Las Palmas, con respecto a la ciudad está en el Este, al lado del mar y en una zona llana, por eso lo de Vegueta y más al norte, pero a continuación está el barrio de Triana que también es histórico.
En Vegueta hay bastantes casas con balcones espléndidos de madera, escudos, piedra volcánica y color. Adornos de piedra en las fachadas, celosías de piedra y madera, palacios del XV y XVI. También casas de estilo neohistoricista del XIX y modernista de principios del XX.
La plaza de la catedral muy del estilo de las americanas de las que fue modelo, no en vano fue la primera plaza mayor de España, está dedicada a Santa Ana.
Su fachada neoclásica esconde un interior gótico y renacimiento con tres naves a la misma altura mucho más interesante, bosque de columnas cruciformes de piedra oscura, bóvedas de crucería de terceletes y estrelladas pintadas de blanco lo mismo que los muros con lo que destacan visualmente las columnas y las bóvedas en contraste con los nervios.
Los autores de la fase gótica son A. Martín de Barea y Pedro de Narea, el diseño de Juan de Palacios. La Puerta del Aire es renacentista, de 1585 y alguna de las capillas también. Su construcción se inicia en 1500 por expreso deseo de los Reyes Católicos y se extiende hasta el siglo XIX. Se reanudan las obras en 1781 por Diego Nicolás Eduardo y José Luján Pérez y se concluye ya en el XIX con la fachada neoclásica con dos cuerpos horizontales separados por una cornisa y tres calles verticales separadas por columnas adosadas y tres arcos de medio punto, más dos torres laterales y un remate con balaustrada, la terminación de las torres y un arco de medio punto abierto en medio.
Las distintas capillas están dedicadas a Santa Catalina, San Fernando, San Gregorio, el Santísimo Sacramento, la Virgen de la Antigua, San José, la Virgen de los Dolores, Santa Teresa y San Pedro, esta capilla es la más cercana a la torre derecha que es la que se puede visitar. Subimos y la ciudad se presenta ante nuestros ojos como un conglomerado de colores de los barrios que trepan por los lomos y se asemejan a un mosaico, combinando con el azul oscuro del mar. Hay algo de Valparaiso en Las Palmas o ¿Es al revés? Hay algo de Las Palmas en Valparaiso,en América se respira Canarias. Esta misma sensación tuve en La Laguna.
En Vegueta los colores son blancos, amarillos, rosados, que contrastan con la piedra negra volcánica y los guijarros artísticos, también oscuros. Pasear sin agobio y con poca gente es maravilloso.
Vamos a la Casa de Colón que está a dos pasos. La casa que es Museo ahora es el conjunto de una manzana de casas de las que hay varias con unas portadas renacentistas increíbles, en una de ellas nació Alfredo Kraus, el tenor. El Museo aparte de los patios maravillosos, los artesonados, los balcones etc. tiene contenido que merece la pena. Nada más entrar hay una recreación de la cámara de Cristóbal Colón en la carabela La Niña en la que regresó al perderse la Santa María. A continuación, una sala con los mapas de los cuatro viajes muy bien explicados, así como los motivos de sus escalas en las islas, su estancia, y mucho material epigráfico y epistolar incluido facsímiles de documentos como el Diario de a bordo del almirante. Están también las maquetas de las dos carabelas la Pinta y la Niña y la Nao Capitana, la Santa María e instrumentos de navegación muy antiguos como un astrolabio de bronce que es uno de los más antiguos que se conocen, de entre 1500 a 1520.
Otra sala está dedicada a la cartografía con unos extraordinarios portulanos de los Cresques de la escuela mallorquina y la carta de Juan de la Cosa cuyo facsímil tengo yo en casa Así mismo una parte muy interesante es la dedicada a la relación América y Canarias, impresiona la cantidad de asentamientos canarios que hubo, además de la toponimia, claro. También productos que se llevaron a América como la caña de azúcar, la vid, los plátanos, el ñame, el cerdo, la cabra y las gallinas.
Además, hay una sala de arqueología precolombina y una de pintura de los siglos XVI al XX.
Mientras estamos en el Museo llaman del hotel, se deshacen en excusas y nos dicen que nos indemnizarán con el 10% de lo que hemos abonado. Nos parece un buen detalle.
Desde Vegueta vamos a Triana atravesando la calle. Es un barrio poblado desde el siglo XV que ha ido creciendo y conserva edificios de todos los estilos arquitectónicos, predominando los modernistas. La calle Mayor de Triana es la más animada y más ancha, peatonal, y en ella están todas las tiendas de franquicias y los bancos y en las laterales pequeños negocios y numerosos bares y restaurantes. Paseamos y comemos en La Florinda, un restaurante de la calle Cano, un pulpo asado con papas arrugás, rabas de calamar y una tarta de manzana rica y ligera.
Ya por la tarde vamos a la zona de Las Canteras, vemos el auditorio Alfredo Kraus que tiene unas vistas magníficas al mar, hay gente en la playa paseando, incluso bañándose y haciendo surf vigilados por la descomunal escultura de un Atlante, la temperatura no es mala pero hay más nubes que claros, de vez en cuando sale el sol. Entramos en el centro comercial Las Arenas y después cogemos el coche para aparcar cerca de la Plaza de España, en la calle Viriato, justo delante de una mezquita y como es viernes hay afluencia de hombres que entran para la oración. Nos vamos andando a tomar un café en una de las muchas terrazas que ocupa incluso la zona de la barandilla sobre la playa de Las Canteras, justo delante del nuevo hotel Sercotel.
Otro paseo hasta el coche y ahora el tráfico es propio de hora punta, infernal. Intentamos ver el Castillo de la Luz, pero estamos al otro lado de la avenida y parece una heroicidad aparcar. Nos vamos al hotel.
(Continuará...)
Textos Ximena Prieto Álvarez
Fotografías Miguel Roa Guzmán
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