6 DE JULIO 2015
A estas horas, las ocho y diez de la
tarde estaríamos en Varsovia si las circunstancias fueran otras, pero un
retraso de más de dos horas nos ha hecho salir ahora, bueno, aún no hemos
salido. Y no solo no habíamos salido sino que estuvimos casi dos horas dentro del avión, embarcamos a las ocho y
diez y despegamos a las diez porque ya
no tenían permiso por pasarse de tiempo.
Fue algo parecido a lo de Harrisburg
pero peor porque no abrieron la puerta y no nos dieron ni agua. A mí me dio un
yuyu de claustrofobia y me tuve que tomar un Lexatin.
Me gusta observar a la gente en los
aeropuertos, unos con prisa, otros derramándose en las butacas, cansados por
tantas horas de deambular de aquí para allá, otros reflexivos pensando en sus
cosas, y es un entretenimiento imaginar quienes son, de donde son y que vidas
son las suyas. En los aeropuertos hay toda una fauna humana. Entre la fauna que
iba en nuestro vuelo, estaban los de siempre, matrimonios de mediana edad, unos
solos y otros con hijos, unos acompañados de amigos, otras con sus amigas,
parejas jóvenes y también ese espécimen de matrimonio protestón y lenguaraz que
se mete en todo y grita todo el tiempo con o sin motivo.
Llegamos sobre las dos de la madrugada a
Varsovia, el aeropuerto es muy nuevo, luego me enteré de que lo había hecho una
empresa española. El hotel muy bien, un Radisson. Empezaremos mañana con la
visita a la ciudad. El guía se llama Jaime, es de Barcelona, está casado con
una polaca, vive en Cracovia y tiene dos hijos. Lo primero es que hay que
cambiar moneda, un euro son cuatro zloty.
7 de julio 2015
Desde el hotel que está en la calle
Raszynska vemos los rascacielos modernos del centro y uno de época soviética
que tiene cierto parecido con la Giralda. Hace calor pero no en exceso.
Varsovia tiene 1.700.000 habitantes y
contando el área metropolitana unos 2.700.000. Estamos en la zona del ensanche
con avenidas amplias y edificios de tamaño medio con zonas verdes. En la II
Guerra Mundial Varsovia fue castigada con una destrucción casi completa y
cuando llegaron los soviéticos entre 1945 y 1989 se construyeron edificios
estilo racionalismo soviético y se reconstruyó el casco antiguo. Un símbolo
comunista es el Palacio de la Cultura y la Ciencia, regalo de Stalin, ese que
se parece a la Giralda y estamos ya en el centro moderno, al lado están la
Estación Central y un centro comercial.
En el lado derecho edificios de estilo
francés de principios de siglo, en uno de ellos está el Instituto Cervantes.
Esta ancha avenida se llama Marzakovska, algunos edificios de apartamentos de época soviética
de 50 metros cuadrados para cuatro personas con relieves dedicados a los
obreros. La guía local por supuesto es anticomunista, como todos en todos los países
del Este que he visitado. Nos explica que el metro en Varsovia tiene dos líneas
una de norte a sur y otra de este a oeste cruzando el Vístula. Pasamos por
delante de la Politécnica y al lado un barrio residencial llamado Mokotow con
edificios de estilo parisino o vienés de cinco o seis plantas, aquí vivieron
los nazis durante la guerra.
Ahora nos dirigimos al parque
Lazienkowski y antes pasamos por el Palacio de Belvedere, de un noble, de un
mariscal de nombre impronunciable y residencia oficial durante un tiempo de Lech
Walesa. Es un palacete de estilo neoclásico con un pabellón y un pórtico hexástilo
de orden jónico y la planta en U. Después de la I Guerra Mundial Varsovia
pertenecía a Rusia y es época de lucha por la patria y de defensa de la cultura
polaca, incluyendo en esta a la religión católica que ha tenido una importancia
enorme en la identidad polaca.
El parque Lazienowski está dentro de los
barrios reales, un terreno de bosque y de caza con balnearios creado en el
XVIII cuando el rey cambia de residencia y de Cracovia se viene aquí. En el
parque hay un enorme monumento a Chopin, él vivió aquí sus primeros veinte
años, era patriota y componía canciones con raíces tradicionales, la escultura
es el busto de Chopin y en la mano tiene un sauce llorón, árbol típico de la
zona de Mazovia, (de ahí viene mazurca), es una escultura monumental unida a un
estanque. En la revolución de 1830 sus padres lo mandaron a Paris, y cuando
murió, previo paso por Valldemosa con Georges Sand, su corazón se llevó a la
Iglesia de la Santa Cruz de Varsovia.
Enfrente de la escultura de Chopin está
el busto a Franz Litz y alrededor parterres de rosas de pitiminí blancas y rosa
muy bajitas y muchos bancos para escuchar conciertos, en un banco apretando un
botón se escucha una polonesa.
Seguimos la ruta real que une varios
palacetes, está el de la sede del gobierno y enfrente el jardín Botánico,
varios ministerios y también es zona de embajadas y el parlamento Polaco
(Cámara de Diputados y Senado), es un edificio circular con cúpula. Pasamos la
plaza de las tres cruces y en el centro está la iglesia de San Alejandro es un
edificio circular con cúpula., tipo tholos con doble pórtico hexástilo
corintio. Este barrio es pijo, hay tiendas y restaurantes y han transformado la
sede del Partido Comunista en una zona pija, ironías de la historia. En el
centro de la plaza donde termina la avenida de Jerusalén hay una palmera, que
no es de verdad, es una escultura de una artista local que imita a una palmera.
Por las cercanías en la calle nuevo mundo, Nowy Swat hay una pastelería muy
famosa que se llama Blik y están las Facultades de Letras, la iglesia de la
Santa Cruz, la plaza de Copérnico, la casa natal de Chopin, la iglesia barroca
de la Visitación, el lujoso hotel Bristol y el palacio Presidencial actual,
Plaza del plació real y calle de la miel con el edificio del Arzobispado.
Pasamos delante del monumento a la
sublevación de Varsovia en 1944 frente a
los nazis cuando el ejército rojo estaba a las puertas, no se pudo liberar la
ciudad y después se la destruyó.
Del gheto de Varsovia de 1940 no queda
nada, fueron tres años de gheto en las peores condiciones, no queda nada del
muro. Los racionamientos eran de 180 calorías diarias por persona, como había
un gran hacinamiento proliferaban los enfermos y a veces mantenían a los
muertos para usar sus bonos de racionamiento. Durante el verano de 1942
mandaron a 300.000 personas a Treblinka, este campo se creó para exterminar a
los judíos del gheto de Varsovia, los trenes llevaban directamente a la cámara
de gas. En Treblinka 2 asesinaron con monóxido carbónico a 900.000 personas y
las incineraron en parrillas colocadas según los cuerpos quemaban mejor (los gordos
quemaban mejor, luego las mujeres y después los niños).
La gente joven se quedó en el gheto,
unos legalmente y otros ilegales y en la primavera del 43 decidieron
sublevarse, la lucha duró un mes. Pasamos por el monumento a los judíos, todo
negro, de granito y al pié una menorah sujeta por leones. Al lado está el Museo
de la historia de los judíos polacos.
Como ya he dicho no queda nada del gheto
y en su lugar ahora hay un barrio nuevo, en El Pianista se ve esta zona. Entre
los ghetos había una calle libre y hoy hay un monumento con los nombres de las
victimas que tiene forma de árboles caídos.
En medio de la avenida un vagón de tren
lleno de cruces que recuerdan a los polacos que fueron asesinados durante el
régimen de Stalin en Septiembre de 1939.
Es curioso esto de que los polacos
hablen de polacos y de judíos, cundo los judíos eran también polacos como
ellos.
Pasamos por la Plaza del Banco diseñada
por un arquitecto italiano en la 1ª mitad del XIX, ahora está el Ayuntamiento
de Varsovia, de estilo neoclásico, calle del Senado y Plaza del Teatro de la
Ópera, también del mismo arquitecto Antonio Corazzi y Plaza de la tumba del
soldado desconocido.
Ya estamos en la Ciudad Vieja delante
del Palacio, el Palacio es un edificio que ocupa todo un lado de la plaza,
empieza en estilo medieval y por dentro termina en Neoclásico. Es un conjunto
de salones, cámaras y antecámaras y salón de audiencia. Están los retratos de
todos los reyes de Polonia, los Vasa, Valois, los rusos, los rumanos, los
alemanes etc. El protagonista es el rey Stanislas Augusto Poniatovski. Mucho
dorado, mucha bóveda pintada, ilusionismo y suelos de taracea, todo
reconstruido. Nos cuentan lo malos que han sido todos con los polacos.
En una de las salas del palacio hay una
colección de óleos de vistas de Varsovia de un Canaletto, sobrino de Antonio
Canal, il Canaletto de Venecia. Las vistas son interesantes. Es menos ligero y
sutil que su tío, pero sugieren mucho.
Luego vamos a la Catedral que es de
ladrillo, preside la Virgen de Cestochova. Dice la guía que el catolicismo en
Polonia implica identidad patria y está muy unido al pueblo y a las clases
humildes, pero no a los socialdemócratas que antes eran comunistas, es decir,
las grandes fortunas de empresarios actuales es no creyente que son los ex
soviéticos, pero la izquierda, los intelectuales y los obreros son católicos
practicantes.
Vamos a la plaza del mercado que está
muy cerca y nos encontramos los símbolos de la ciudad: La Sirena y el Basilisco.
La sirena es un mito parecido a la de Copenhague y al basilisco lo mata un
príncipe que se casa con la princesa. En esta Plaza cuadrada y muy coqueta ella
están las casas de los comerciantes, faltan por restaurar las de uno de los
lados. Según el número de balcones o ventanas se sabe cómo eran de ricos sus
propietarios y también por los adornos dorados. Me recuerdan a las casas del
Brighem de Bergen, Núremberg o Praga, casas alemanas con sus buhardillas y sus
colores cálidos (ocres, naranjas y rojos). Hay una que le llaman la del alcalde
que tiene en la fachada el retrato de su mujer, su hija y el mismo.
Por la tarde paseo a nuestro aire y
visita a un centro comercial pero ni rastro de camisetas de la selección polaca
de futbol, ni siquiera en la tienda de Nike que es su marca. Por ahora Pablo no
tiene suerte.
Varsovia es una ciudad agradable y la
gente también. Y hace calorcito, me cuesta imaginar los 15 grados bajo cero del
invierno vemos la casa y el museo de Madame Curie, nos acercamos a la muralla,
admiramos los trabajos con ámbar de las joyerías y vemos el museo del ámbar.
Nos tomamos un refresco en una terraza y continuamos paseando, me llama la
atención el color del cielo, un azul profundo y la limpieza del aire.
1 comentario:
Pedazo reportaje el vuestro con ese recorrido minucioso por las calles de Varsovia, con ese aire ligeramente decadente que tienen las antiguas capitales del bloque comunista, "giralda" estalinista incluida.
Se ve que lo pasasteis en grande.
Un abrazo.
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