Mirambel |
7 de noviembre de 2022 Tronchón,
Mirambel
Tronchón
es el último pueblo de la ruta por lejanía de San Mateo, pero va a ser el
primero y luego volveremos hasta Morella que está muy cerca de San Mateo
pasando por Mirambel y Forcall.
El paisaje
del camino hacia el noroeste es más de ganadería que de agricultura, carrascal
y garriga, con bancales ahora abandonados. Predominantemente abarrancado, con
algunos pinos.
Llegamos a Tronchón (Teruel) y cuando conseguimos entrar al pueblo que no es fácil, pues su acceso es imposible, nos recreamos con un cielo azul, puro, damos un paseo hasta la ermita del Tremedal con muy buena temperatura.
La ermita tiene planta central muy curiosa, está cerrada, así que
damos la vuelta y vamos contemplando casas con aleros muy salientes y
trabajados, un frontón de juego, una iglesia de la Magdalena, imponente, con su
torre barroca, un palacio enfrente, que es el ayuntamiento. Nos llaman la
atención los abrevaderos que hay, cuidados y limpios. Son varias calles
paralelas, unas encima de otras, y varias casas y apartamentos rurales.
Entramos en una tienda de esas en las que hay de todo un poco y compramos queso de Tronchón, hablamos un poco con la dueña y nos vamos hacia Mirambel.
En el camino hacemos una breve parada en la Ermita de San Marcos que pertenece al municipio de Olocau del Rey (Castellón) con varios edificios formando una plaza donde se celebraban la feria de San Juan.
Mirambel (Teruel) juega en otra liga. Aparcamos
fuera de las murallas y entramos por una de las puertas monumentales, nos
quedamos extasiados y entusiasmados con tanta maravilla. Entre murallas, a 900
metros de altitud, con 130 habitantes, Mirambel en 1980 fue
declarado Conjunto Histórico Artístico y en el 81 se le concede la medalla de
oro del premio Europa Nostra por la restauración y ordenación del conjunto
urbano.
En el
siglo XII lo reconquistaron los caballeros templarios para el rey Alfonso II y
pasó a formar parte de la Baylía de Cantavieja. En 1157 Alfonso II le concede
el Fuero Libre y en 1234 el Maestre del Temple le concede la Carta Puebla.
Cuando desaparece el Temple pasa a manos de la orden de los Hospitalarios
durante 500 años. Como en el resto de pueblo del Maestrazgo el comercio de la
lana enriquece a Mirambel y se construyen infinidad de palacios en los siglos
XVI y XVII. En el XIX toda la comarca sufre las Guerras Carlistas y Mirambel se
convierte en la capital sede de la Junta Superior Gubernativa de los Reinos de
Aragón, Valencia y Murcia. Durante la guerra el carlista llamado el Serrador
quemó la iglesia parroqial de Santa Margarita para acabar con los soldados
liberales que se habían refugiado dentro, y en 1936 la saquearon y quemaron de
nuevo los milicianos.
Es tan
espectacular lo que vemos que no es de extrañar que haya sido escenario de
innumerables películas, la más famosa Tierra y Libertad de Ken Loach.
Entramos
por la puerta aquí llamada Portal de las Monjas, la parte superior de la puerta
tiene tres alturas y es la celda de la madre superiora del Convento de las
Agustinas, cuya balconada tiene unas celosías de cerámica vidriada con motivos
geométricos desde donde se domina con la vista toda la calle Mayor. Ya dentro de
la calle Mayor se puede ir recorriendo el lugar a través de las calles
paralelas a esta y perpendiculares, estas últimas mucho más cortas. Todas
repletas de palacios de estilo aragonés, con tercer piso de ventanitas con
arcos de medio punto rematadas por un alerón de madera, y a veces tejas de
cerámica o piedra. Vemos contraventanas de madera con motivos mudéjares o bien
balcones saledizos con celosías de madera. En los edificios todo es muy
preciosista, tanto la sillería como los balcones, puertas, rejas y ventanas y
aleros.
Son curiosos los buzones de correos labrados en piedra, en realidad una rendija, y encima o rodeándola un relieve con un motivo que puede ser un dragón y una pica, o un hombre con boina, o dos palustres o el símbolo de correos. Las parras vírgenes están en este momento preciosas, entre amarillas y rojas y se deslizan por los muros y las tapias. Todavía quedan buganvillas en flor que ponen su punto de color contrastando con la piedra.
Los bajos
del edificio del Ayuntamiento son una amplia lonja con arcos de medio punto
sobre columnas, como la mayoría en el Maestrazgo, aquí se celebraban las
subastas de frutos y animales, y los bailes en las fiestas, y también se jugaba
a la pelota, por eso se les conoce como
trinquetes a estos soportales o lonjas. Paseando llegamos a una plaza que está
presidida por el palacio Aliaga, ahora en venta y al lado otro imponente
palacio, el Castellot. Los Castellot son los primeros tenentes del castillo
durante la reconquista. En el XVIII emparentan con los Aliaga.
De la
torre templaría convertida por los hospitalarios en un palacio, solo quedan los
muros, al lado del horno que se conserva y al granero. Hemos recorrido las
puertas Portal del Estudio, Portal de San Roque, Portal de Valero para salir de
nuevo al Portal de las Monjas y ver la Nevera.
La Nevera
es parecida a la que hay en Iglesuela del Cid, un pozo enorme y profundo para
guardar nieve que se sitúa extramuros y era propiedad del Concejo que lo sacaba
a subasta cada dos o tres años. Cuando nevaba se llenaba con ayuda de todos los
vecinos y así se hizo hasta el año 1875. La nieve se daba a las familias por
muy poco y a los enfermos gratis.
Textos: Ximena Prieto Álvarez
Fotografías: Miguel Roa Guzmán
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