jueves, 16 de mayo de 2019

Guadalajara: Cifuentes, Abánades y Saelices de la Sal


Cifuentes:

Llegamos a la localidad de Cifuentes en la comarca de la Alcarria en la provincia de Guadalajara, aparcamos en la plaza Mayor que está porticada curiosamente es triangular y que fue el inicio de nuestra visita.







Subiendo desde la plaza Mayor nos encontramos con esta casona (restaurante) con un impresionante escudo traído de centroamérica por un indiano.





Entre la vegetación se adivina en el monte el castillo de Don Juan Manuel.


Llegamos a la Iglesia del Salvador con partes románicas como su fachada posterior o góticas como la estructura de sus naves y donde encontramos numerosos detalles de interés como el púlpito gótico de piedra proveniente de un convento de la localidad o restos de antiguos retablos de gran valor.




















Su fachada románica, Portada de Santiago, se encuentra en muy buen estado y en ella podemos ir viendo las imágenes de un lado (infierno) y del otro (cielo) con numerosos personajes tallados que servían para catequizar en su época.













 A continuación nos acercamos al convento de San Blas del siglo XVII, actualmente dedicado a biblioteca, salón de actos, exposiciones o centro de recepción de turistas,










Algunas casas de la zona las encontramos con estas bonitas plantas decorando las fachadas.





En uno de los extremos de Cifuentes nos encontramos con esta fuente y esta balsa junto a un antiguo molino, el agua proviene de la proximidad al pie del castillo y es el nacimiento del río Cifuentes, afluente del Tajo.






Antes de despedirnos de Cifuentes nos encontramos con la Ermita dela Soledad.



Abánedes:

Actualmente sólo cuenta con unos 60 vecinos pero en este bonito pueblo podemos contemplar una preciosa iglesia románica en la que encontramos un bando del ayuntamiento anunciando que en la hoguera de Nochebuena se obsequiaría con um dulce tradicional a todos los vecinos.





























En los alrededores contemplamos bonitas composiciones de tierras y cultivos.









Saelices de la Sal:

Fue una sorpresa encontrarnos con estas salinas que ahora sólo son un elemento etnográfico que nos muestra el pasado de esta zona. Se excavaba un pozo para que el agua llegase a capas de sal y las disolviera, luego se sacaba el agua y se hacía evaporar para coseguir esa apreciada sal tan necesaria para la conservación de alimentos y de difícil consecución lejos del mar. Ingenio y trabajo de otros tiempos. Una de las salinas está perfectamente restaurada y la otra no, al lado hay una capilla y el almacén (en proceso de restauración) donde se guardaba la sal.
























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