lunes, 18 de noviembre de 2019

Viaje por Tierras de Cuenca: Belmonte (I)


3-11-2019  Belmonte

Después de pasar el puente de los Santos con los Roa en Mullidar (Albacete), cada mochuelo se fue con distinto rumbo a su olivo y nosotros salimos hacia Belmonte (Cuenca), cuna de Juan Pacheco, marqués de Villena, el mismo que intentó por todos los medios que Juana , la hija de Enrique IV de Castilla fuera Reina, por lo tanto enemigo acérrimo de los Reyes Católicos y del obispo Carrillo, su tío.


Belmonte es de color ocre claro, con su castillo inmenso y poderoso en alto y enfrente, en otro cerro la Colegiata de San Bartolomé, gótica y renacentista, llena de armonía y belleza. Su origen fue una basílica visigoda. Pagada por Juan Pacheco que era también Gran Maestre de la Orden de Santiago. En el interior hermosas bóvedas, arcos de transición, cabecera abultada, portadas góticas, un coro barroco con órgano que parece restaurado, altares góticos en las capillas con magníficas tablas. En el presbiterio los sepulcros de los padres y abuelos de Juan Pacheco, Alfonso Téllez Girón y María Pacheco, primer marqués de Villena que heredó el señorío de Belmonte de su madre María Pacheco. 

La sillería del coro es portentosa además de ser la primera en España, obra de Hannequin de Bruselas y su hermano Egas, que en un principio estuvo en la catedral de Cuenca y se trasladó a Belmonte en el XVIII. En la sillería un cuadro de la Virgen con Cristo muerto se atribuye a Luis de Morales. En el pasillo central de la nave una multitud de enterramientos de nobles.

También hay profusión de altares barrocos. La colegiata es una maravilla. en su conjunto.

Sabemos que Belmonte fue la cuna de la Filis de Lope de Vega, llamada Elena Osorio que hoy tiene una calle dedicada y su efigie a tamaño natural en cartón piedra.

Dulce Filis si me esperas,
de favor han de ir mudando,
que es mucho para burlando,
y poco para de veras.
Si fías en mis amores,
pon en sus llamas sosiego,
y si burlas de mi fuego,
no le atices con favores…

En la ciudad hay innumerables efigies de personajes  nacidos aquí o muy relacionados desde Juan Pacheco, el infante Don Juan Manuel, Fray Luis de León, Camuñas, Elena Osorio  y otros, por ejemplo, en la esquina del Colegio de los Jesuitas nos  tropezamos con la figura de San Juan del Castillo, misionero jesuita que murió martirizado en el siglo XVII en Asunción (Paraguay). Otro jesuita de Belmonte fue Pedro Páez, que llegó a las fuentes del Nilo Azul en una expedición en el XVII. El Colegio es de estilo renacentista y conforma una plaza que ahora se llama Plaza de Correos.

Nos hospedamos en el hotel Palacio de Don Juan Manuel, que ocupa el lugar del castillo de Don Juan Manuel al lado de la Colegiata de San Bartolomé y del siglo XV. Del castillo primitivo quedan restos como la torre del homenaje, algunos muros y el patio de columnas que es magnífico y al estar techado con montera de cristal se aprovecha como comedor.

Se ha hecho una hermosa rehabilitación y el hotel además de muy bonito, es muy confortable, con increíbles vistas, una buena cocina, terraza de verano, piscina y SPA. 

El hospital de San Andrés, un edificio cercano, conserva el perímetro completo y algunas rejas de una calidad enorme y un diseño precioso y la portada. Nos cuentan que había muchos conventos, como el de la Trinidad, palacios y casonas, algunos convertidos en hoteles. Incluso una casa que recrea la vida en el siglo XV, se llama Casa Bellomonte. También varias ermitas como la de la Virgen de Gracia.

Las puertas de entrada a la ciudad  se conservan, la más impresionante la de Chinchilla con dos torres a los lados, otras son la de la Estrella en cuyo arco se cobija la Virgen de la Estrella y la del Almudí que tiene un Cristo en la parte superior. La muralla parte del castillo y recorre toda la ciudad medieval en un óvalo de plano  en tela de araña. Delante de una de las puertas, la de Chinchilla, nos encontramos con la plaza del Pilón, de forma alargada con dos fuentes en los extremos, la más grande un abrevadero.

Cena en el hotel, buena cocina, moderna de base tradicional. Me llama la atención el brioche con helado de chocolate blanco y tomo nota para intentarlo en casa.

Antes de cenar nos encontramos con el que guarda la Colegiata y nos comentó que en Belmonte se hacían muy buenas rejas, cosa que ya sospechábamos porque se ven muy buenas rejas por todas partes. También comentamos algún disparate urbanístico que se cometió en los años 70, aunque no abundan a Dios gracias en esta ciudad.

Hotel Palacio de Don Juan Manuel


















Colegiata de San Bartolomé
























Elena Osorio y otros personajes ilustres de Belmonte











Paseo por la ciudad














































Algunas puertas de la ciudad






Texto: Ximena Prieto
Fotografías: Miguel Roa

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