viernes, 15 de diciembre de 2017

Alcalá del Júcar (Albacete)


Albacete era para nosotros una provincia olvidada, no nos pillaba de paso en nuestras rutas habituales pero decidimos conocerla un poco mejor y estuvimos por sus pueblos y nos hemos llevado una grata sorpresa, os presentamos hoy el pueblo de Alcalá del Júcar, fue declarado en 1982 Conjunto Histórico-Artístico. Por él pasa, según indica su nombre, el río Júcar formando una amplia hoz excavada a lo largo de los miles de años , entre un lado del río y otro hay un monte donde se asienta la población con apenas unos 600 habitantes.

En esa adaptación al terreno ha creado el hombre varias singularidades que hacen a este pueblo tan especial, por un lado el conjunto de casas que como piezas de un puzzle se van encajando unas en otras, por otro edificios como la plaza de toros con su peculiar forma por el lugar que ocupa o las cuevas que horadan el monde de lado a lado.

La primera sorpresa es ver a esta villa desde lejos, antes de entrar y verla de frente en la ladera coronada por su bonito castillo con su torre de planta pentagonal:




 La siguiente vista nos hace ver cómo las casas se han ido adaptando a los espacios que las paredes de la hoz les deja:


Aunque Alcalá del Júcar se encuentra a los dos lados del río es mucho más importante y antigua una de ellas la que ocupa con sus casas toda la ladera del monte, para ello hay que cruzar el "puente romano" que casi como todos los "puentes romanos"no es romano sino medieval, en los siglos XIV y XV servía de aduana en el Camino Real de Castilla a Levante:












Al empezar a subir por la ladera en busca de la Iglesia de San Andrés y del Castillo nos sorprende una enorme bandada de palomas que había hecho parada en el tejado del templo:


La Iglesia de San Andrés y a su lado el nuevo edifico, pero muy integrado, del ayuntamiento:


Según ascendemos vamos variando nuestro punto de cista sobre la población, sobre el río o sobre la iglesia:

Nos encontramos esta tienda con esa impresionante puerta:


Hay tres cuevas que atraviesan el monte, se hicieron para distintos fines y son particulares: La cueva del Diablo, la Cueva de Masagó y la Cueva del Rey Garadén, nosotros visitamos la de Masagó que cuentas con exposiciones de objetos antiguos, monedas, fósiles y otras cosas y en el otro lado desemboca en ventanas hacia el río con preciosas vistas sobre el mismo y más en otoño donde los árboles amarilleaban poco a poco:












Desde este lado del río, en la ladera, hay unas estupendas vistas del otro lado y allí nos sorprende su singular plaza de toros, una de las más antiguas de España, de planta ovalada y adaptada al terreno:



Y ascendiendo llegamos al Castillo cuyo torreón es de forma pentagonal irregular con dos esquinas con dos pequeñas torres de planta circular rodeado de murallas:





 Iniciamos nuestro descenso y vamos viendo la parte de enfrente, la parte nueva que se ha tenido que igualmente adaptar al espacio disponible con una pared encima de una dimensión más que considerable y que recuerda lejanamente a las casas del pueblo gaditano de Setenil de las Bodegas:












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