lunes, 22 de abril de 2024

Tarragona, marzo de 2024: Castillo de Tamarit, Altafulla, Torredembarra y Calafell (IV)

 


10 de marzo Domingo

Hoy hace mejor día y vamos a hacer parte de costa y parte de montaña. Primero vamos a Tamarit para ver el castillo que está sobre una roca en la playa dominando el mar y la playa de Tamarit. La carretera hasta la playa está flanqueada por campings a uno y otro lado y cuando llegamos a 50 metros de la playa está prohibido aparcar, aparte de que no hay sitio porque hay una placita muy pequeña al pie de la roca y una carretera que va al castillo y que pone prohibido acceder ya que es propiedad privada. Tampoco se puede continuar con el coche así que lo dejamos allí. El castillo tiene un buen tamaño, una torre y un balcón mirando al mar y otro edificio detrás. Paseamos un momento por la playa que es estrechita pero coqueta, con un chiringuito que está cerrado y unos caballos y sus jinetes que pasean y un chico pescando. El castillo era del marqués de Tamarit, esta familia emparentó con el nieto mayor de Franco a través de su hija María Suelves, creo que vendieron el castillo y creo que tienen un palacio en Altafulla a donde vamos ahora y que está a pocos kilómetros en un alto dominando el mar.

















En cinco minutos estamos en Altafulla, pueblo cuyos señores eran los marqueses de Tamarit como ya he dicho. En la parte alta tiene un recinto medieval con la iglesia, el castillo-palacio de los marqueses, varias torres y puertas de entrada y en la parte más baja un barrio del siglo XVII y XVIII con casas de la época, muchas restauradas, con arcos de piedra como portadas y puertas de madera. Algunas tienen una segunda planta con arcos y columnas a la manera aragonesa y muchas flores.

En la parte alta está el ayuntamiento y allí, en la plaza un monumento a los castellers en una esquina. Es un curioso monumento de piedra que reproduce un castellet. Subimos la calle mayor, con escaleras y muy empinada y llegamos a una placita y al castillo-palacio, almenado con muchas ventanas y balcones y en la esquina un torreón, creo que este es el castillo que habitan en verano los marqueses de Tamarit. El castillo está cerca de la iglesia, que está cerrada. Bajando traspasamos otros dos arcos y salimos a la calle del XVII y XVIII y nos tropezamos con otro torreón defensivo de planta circular. El color de Altafulla es el ocre de la piedra y de los colores de algunas casas amarillo-ocre.































































Altafulla playa es muy bonita, no tiene edificios altos sino las casas de los pescadores, un pequeño paseo peatonal y la playa, que es muy buena, ancha, muy larga, con arena dorada, al fondo a la derecha se ve el castillo de Tamarit en el acantilado. 




Muy cerca de aquí está Torredembarra, en la llanura, a los pies de Altafulla. Es un pueblo que emergió de una fortaleza de la que quedan murallas y dos puertas, una iglesia que es más bonita por fuera que por dentro, con torre barroca y casas interesantes como la casa natal de Joan Güell el benefactor de Gaudí. Por lo visto de aquí se fueron muchos indianos, que luego volvieron y se hicieron casas de estilo modernista. La calle Mayor está muy descuidada y hay muchas casas en ruina, es una pena porque de esta manera los pueblos no lucen. El pueblo se ha desarrollado hacia el mar con una gran densidad de edificios y mucha población. Estos pueblos pertenecen a la comarca del Camp de Tarragona y dentro de esta, al Tarragonés. Antes de salir de Torredembarra un café en una pastelería en la plaza y de aquí a Calafell, que está en la comarca del Bajo Penedés que ya es zona de vinos. Pasamos por la autopista de peaje 0,75 euros, salida 99 a Calafell.





























Hay un Calafell moderno, en la playa y un Calafell medieval con castillo del siglo X y una iglesia anexa al castillo, en la parte más alta, y otro núcleo, del siglo XVIII con una iglesia grande en zona intermedia debido a que cuando empezó a crecer el pueblo no cabían en la iglesia románica de arriba y quizás, ni al obispo ni a la gente en general les gustara tanto subir ya que hay una buena pendiente. En el año 999 aparece el primer documento en que se hace referencia a Calafell.  Entramos en el castillo por 5 euros en total y antes de entrar en la fortaleza nos enseñan un documental corto para situarnos. Parece ser que los primeros ocupantes que vivieron en la colina eran campesinos y empezaron a trabajar las tierras por el sistema de la presura ya que esto era tierra de nadie, es decir tierra de frontera entre la wilaya musulmana de Tortosa y el condado de Barcelona. A finales del siglo X los condes catalanes reclaman el asentamiento, les quitan a los campesinos sus derechos y su libertad, la parte alta fue ocupada por la nobleza y el clero y la parte baja por los campesinos. A lo largo del siglo XII se terminó la muralla y posteriormente lo fueron reformando para fortificar todo el perímetro, que no es muy largo, pero está bien explicado y la iglesia es una maravilla que conserva algunas pinturas en los muros y en el ábside y está dedicada a la Santa Cruz y debajo del altar se encontraba la Virgen de la Cueva, una imagen de talla románica de madera policromada con el Niño en su regazo.  En un extremo de la fortaleza hay un pequeño edificio abierto a los cuatro vientos y construido en el siglo XVI para conjurar las tormentas, malos espíritus o brujas, aquí subía el sacerdote, se metía dentro y realizaba la ceremonia, el lugar se llama esconjuradero. En el año 1938 se inaugura el nuevo cementerio y se abandona definitivamente el castillo que ya, únicamente, se usaba como cementerio. Desde arriba se ve el mar y todas las edificaciones en la playa.





































Textos: Ximena Prieto Álvarez

Fotografías: Miguel Roa Guzmán


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