viernes, 12 de junio de 2020

China (III) La Gran Muralla y Tumbas Ming



18 de julio de 2007    Gran muralla y tumbas Ming

Salimos temprano hacia una zona que se llama Ba Da Ling que es donde vanos a recorrer un tramo de muralla, que es de la época de la dinastía Ming del siglo XVI, no es la más antigua ni mucho menos. Los hang o mandarines tienen temperamento artístico y no guerrero como los mongoles, hace 700 años con la dinastía Yuan echaron a los mongoles y construyeron unos tramos de muralla, empieza desde el NW de China en el comienzo de la ruta de la seda, atraviesa un territorio de 7000 Km. y termina en el mar. En el año 221 reinaba el emperador Quin que conquistó 6 países y unificó China como primer emperador.

Paramos un momento en una fábrica de cloisonne y nos explican el proceso del esmaltado sobre bronce, muy complejo con unos resultados preciosos, hay toda clase de objetos de cloisonne, desde pulseras a cajitas, jarrones etc.








Al rato volvemos al autobús y aparecen unas montañas suaves y redondeadas cubiertas de vegetación y ya se ve la muralla que va por encima de estas montañas. Hay un cuento relacionado con la muralla:

Érase una vez una chica casada, cuyo marido se fue a trabajar para hacer la muralla, como no volvía fue a buscarlo, y cuando lo encontró estaba muerto. Ella lloró y sus lágrimas provocaron una inundación y rompió la muralla. El emperador se enamoró de ella, pero lo rechazó y se suicidó tirándose al mar, y del mar salió una roca con su figura y le hicieron un templo.

Llegamos a Ba Da Ling al pié de la muralla y nuestra sorpresa son las cuestas y rampas tan pendientes que tiene, cada pocos metros hay una torre y tiene una anchura muy considerable, está llena de gente que sube y baja, va serpenteando por encima de las montañas adaptándose a la orografía, desde donde estoy puedo verla hacia delante y hacia atrás y a la multitud afanándose subiendo y bajando. Mari Cruz y Miguel continúan hacia arriba, Rafa llega aún más lejos, creo que a la séptima torre y yo me quedo aquí contemplando el espectáculo.






















Cuando bajamos vamos por la calle de las tiendas que nos ofrecen de todo como siempre, comemos allí mismo y por la tarde visitamos las tumbas de la dinastía Ming, son 15, pero vemos una de ellas, la tumba de la eternidad.













Esta tumba es del emperador llamado Cou Ti, vivió en el sur, en Nanking, pero se volvió a trasladar a Beijing. Había matado a su padre para ser emperador y en cuanto pudo empezó a buscar la ubicación de su tumba y a hacerla. Eligió este valle, que es paradisíaco, muy verde, muy bucólico, rodeado de montañas plegadas de poca altura de pizarras y lutitas, con mucha vegetación. En los patios y los jardines hay pinos, algunos retorcidos y apuntalados con troncos de resina que dan el pego, parecen de verdad. También hay robles quejigos, cipreses y duraznos. En un pabellón de madera estaba la tumba, vemos el tesoro. La temperatura no es tan alta aquí o es probable que la humedad sea menor por lo que se respira mejor.

Además del emperador están dispersas por el valle las tumbas de la emperatriz, las concubinas y los príncipes.































Salimos de aquí y regresamos a Beijing pasando antes por un criadero y tienda de perlas dulces. Primero nos explican como las crían, son unas ostras más grandes que las de mar y en la forma se parecen a los mejillones, en cada bicho ponen tres, cuatro o cinco piedrecitas y las sumergen en el río, sacan bastantes perlas de cada ostra, las hay rosadas y grises pero la mayoría son blancas. Me he comprado una sarta de tamaño pequeño para restaurar unos pendientes y un aderezo antiguo a los que les faltan algunas, en la tienda vemos cosas preciosas.

Al llegar a Beijing nos llevan a unos grandes almacenes que se llaman Sanlitun, que es el mercado de las copias, son increíblemente bien hechas y es una locura, todos los vendedores llamándonos en español ¡amigos! Compra. La mayoría son chicas las que venden y ya han aprendido a decir amiga, guapa, compra. Es sorprendente.




Por la noche cenamos en un restaurante llamado “Casa de las Virtudes”, famoso por el pato laqueado, que es un plato pekinés, los patos son pequeños y tienen una costra dorada y brillante porque los untan con miel antes de meterlos al horno, el cocinero lo corta delante de nosotros y hay que comerlo de la siguiente manera:

Se coge con los palillos, si se puede, una rodaja de pato, se pasa por una salsa, se pone encima de una tortita de masa muy fina y se le añade cebolla cruda cortada muy fina. Está bueno. Fanny nos comenta que realmente la cocina más variada y afamada es la cantonesa, que está especializada sobre todo en sopas.

Parece que a algunos hombres chinos les gusta comer carne de perro para aumentar el calor del cuerpo en invierno, esto es sólo para hombres, en Beijing hay sitios donde se come serpiente y gusanos, aunque no es muy normal.

Hablamos también de la Universidad, antes era gratis, ahora hay que pagarla, pero hay becas y préstamos universitarios. Puede costar 1000 dólares por curso.




Textos Ximena Prieto Álvarez
Fotografías Miguel Roa Guzmán (excepto 6 de Rafael Roa Guzmán)

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