sábado, 13 de junio de 2020

China (IV) Beijing: hotong, mercado, guardería y templo del Cielo



19 de julio de 2007  Beijing


Hoy tenemos una visita a los callejones de Beijing, son los hutong, que es una palabra mongol y significa pozo de agua, es una zona muy amplia cerca del lago en la que las calles son extremadamente estrechas con casas bajas, con el bajo y una planta, todas de cemento gris con un adorno en el alero, algunas casas son muy extensas y en su interior pueden tener jardín, es el barrio más antiguo de Beijing. Nos transportan los riashaw, carritos –bicicleta con un conductor, cada carrito pude llevar dos ocupantes, las bicis tienen dos marchas, y los conductores van bastante rápido sorteando otras bicicletas y coches incluso. Cuando bordeamos el lago hay ancianos y ancianas haciendo tae-chi y gimnasia con aparatos que están colocados en los jardines a orilla del lago, otros se están bañando.












Hacemos un tramo andando, observamos unas supuestas peluquerías que son en realidad prostíbulos, y llegamos a una casa para visitarla. Tiene 1000 metros cuadrados, en origen tenía jardín, pero ya está todo edificado, entre pasillos estrechos a los que dan habitaciones con cristaleras. Aquí viven 18 personas de la misma familia, abuelos, hijos y esposas y nietos. Nos lo explica una de las nueras del dueño. Nos dice que la casa tiene 250 años y cuando la revolución se la requisaron, después se la devolvieron. Cada familia tiene un salón comedor donde puede haber una cama, un televisor y un ordenador, el teléfono es un modelo muy antiguo, tenía un cuarto de baño con ducha y una lavadora, la cocina pequeña con una estufa de carbón que llevaba una salida para calefacción a la habitación. También había otro dormitorio, para ella y su marido. A lo largo del pasillo estrecho había multitud de objetos tirados o amontonados por todas partes.

Nos explicó que la familia completa sólo come juntos en las fiestas, en el salón-dormitorio habían puesto posters de la selección argentina, y de Mesi, de Raúl, del Barcelona, y del Milán.
























Nos vamos de esta casa andando por los callejones hasta llegar al mercado, hay puestos de toda clase, frutas, verduras, te, palillos, huevos, pollos, pescados, mariscos, queso de soja… Lo más curioso unas frutas rojas del tamaño de mangos, pero con pencas que se llaman frutas del dragón, huevos azules, cangrejos azules, pollos completamente negros (carne, huesos, y todo negro), gusanos vivos…Hace un calor tremendo, vamos con los paraguas abiertos y bebiendo sin parar, armados de abanicos.
























































Después seguimos andando hasta una guardería de niños y niñas, no es una visita normal en un viaje, entonces ¿Por qué nos llevan? Creemos que nos llevan para que veamos que las guarderías chinas son normales y no como las de los reportajes que hemos visto en la tele con las niñas abandonadas que los españoles adoptamos. La guardería es normal, con patio de juegos, habitación con camitas para dormir, comedores y aulas, los niños estaban cantando en ese momento con sus cuidadoras, una monada de niños, dice Fanny que son hijos de padres que trabajan y no tienen a su disposición a los abuelos, así que los tienen que dejar de lunes a viernes.

En el tablón de anuncios de la guardería había una serie de caracteres chinos y aprovechamos para preguntarle a Fanny algunas cosas, resulta que hay unos 40.000 caracteres, para leer el periódico necesitas saber 1500, un profesor universitario conoce unos 10.000, hay gente que no conoce casi ninguno, sólo habla. Nos ha enseñado tres tipos de acento, uno como el circunflejo francés que supone que hay que hacer una hondonada al decirlo, otro es como el grave francés que implica una entonación aguda y otro es como el agudo francés y hay que alargar la sílaba.
























Vamos ahora al templo del Cielo, y en el autobús al pasar por una casa muy bonita todavía en los hutong nos cuenta Fanny que era de la cuñada de Chiang-Kai-Shek, que pertenecía a una gran familia china, pero ella fue la oveja negra porque se casó con un médico comunista que fue vicepresidente con Mao, ella y su marido parece que eran buenas personas porque ayudaron mucho a la gente.
También nos explica que en los años 70 un novio necesitaba para casarse tener un reloj de hombre y otro de mujer para su novia, una bicicleta y una máquina de coser. En los 80 una lavadora, un televisor y un frigorífico, en los 90 un ordenador 386, una cámara de video JVC Sony y cámara de fotos, ahora un piso, un coche y un anillo de diamantes.

El templo del Cielo está en una colina con su consabido jardín que en este caso es muy grande y muy frondoso, la pagoda es circular y a los lados tiene tres pabellones, la decoración es muy llamativa, con profusión de dorados y unos motivos entre los que domina la nube, aquí se realizaban ceremonias con gran profusión de sacrificios animales, el calor es tan aplastante que no me permite tomar notas, y hoy al menos el cielo de Beijing está azul y limpio.

















































Comemos comida cantonesa en un club yuppie del distrito financiero, en un complejo de 12 torres, todo muy bien y la comida estupenda. Todavía no estamos saturados de comida china.










Después de comer al hotel para coger avión a Xi´an a donde llegamos de noche y lloviendo. Mientras vamos hacia el hotel acompañados por Sofía la nueva guía que es de aquí y ya nos ha acompañado en el avión y lo va a hacer el resto del viaje y la guía local con una voz acariciadora como de teléfono erótico y que se llama Alma, esta nos explica que para conocer la historia de China de hace 1000 años hay que venir a Xi´an y la dinastía Chang, en Beijing la historia de hace 500 años y las dinastías Ming y Ching, las dos últimas. Xián está en la llanura central china, situada en un recodo del río Amarillo, son grandes extensiones de aluviones, y al noroeste hay una amplia meseta de loess, este terreno es muy productivo y es la cuna de la civilización china porque aquí hace unos 7000 años se asentaron los primeros poblados agrícolas. Ya estamos en el hotel y directamente a la cama.

















Textos Ximena Prieto Álvarez
Fotografías Miguel Roa Guzmán (excepto 9 de Rafael Roa Guzmán)

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