jueves, 11 de junio de 2020

China (II) Beijing: Plaza Tiananmen, Ciudad Prohibida y Jardín Palacio Verano


17 de julio del 2007 Beijing, que quiere decir la capital del Norte

Nos levantamos temprano y a las ocho vamos a la plaza de Tiananmen, que quiere decir plaza de la paz celestial, todos recordamos la escalofriante escena del estudiante delante del tanque. Nos dice Fanny que en época de Mao destruyeron todos los monumentos y construyeron otros de estilo comunista, en la plaza está el mausoleo de Mao de granito rojo que recuerda al de Lenin de la Plaza Roja, también está la sede del Parlamento, que se llama gran palacio de los pueblos, en él salón de banquetes para 5000 personas, teatros y oficinas. 
En medio de la plaza hay un monumento dedicado a los héroes de la revolución china, adornado con mármoles muy muy soviético. La plaza no es tan grande como yo imaginaba, creo que es más pequeña que la plaza Roja y mucho menos espectacular.


















Entramos en la Ciudad prohibida, no hay árboles ni plantas por superstición, porque el árbol controla la tierra y el emperador era dueño de la tierra y no quería competidores. Las columnas y los muros son rojos, color de la felicidad y los tejados amarillos, color del emperador. 

A partir de la entrada fosos con puertas, por cierto todas las puertas tienen un paso alto para que no se colaran los malos espíritus. Hace un calor sofocante, el cielo está totalmente entoldado, de un color blanquecino y la sensación es de que te vas a licuar de un momento a otro, me dan dos o tres intentos de desmayo, pero aguanto. Todas las columnas del salón del trono son de maderas traídas del Sur. Vamos pasando de la parte política a otra que pertenecía a un emperador de la dinastía Qing, que fue la última, este emperador llamado Chen Lu pasó aquí la mayor parte de su vida, en esta zona si hay árboles, pinos de copa plana y troncos retorcidos y de porte bajo. La ciudad prohibida tiene una multitud de pabellones todos con aleros y muy separados entre sí. Pasamos por el pozo de la concubina, en realidad no es un pozo, es una tumba, pero como era concubina no se podía enterrar en horizontal, si no verticalmente y por eso las tumbas parecen pozos. 

Después nos llevan a una tienda dentro de la ciudad prohibida y allí está un sobrino del último emperador que es calígrafo y vende sus cuadros, si quieres te los dedica previo pago de su importe, claro.

Vamos a comer a un típico restaurante donde las mesas son redondas y encima hay un cristal que gira, así que van poniendo los platos y nos vamos sirviendo. Nos ponen tacitas con té y boles para el arroz, y unos platitos del tamaño de los que usamos nosotros para las tazas del café. Hay cosas que conocemos y otras que no, probamos todas o casi todas.



















































Después vamos al Jardín del Palacio de Verano, a la entrada el calor era inenarrable, este jardín lo disfrutó sobre todo la emperatriz Ci Xi, vemos unas esculturas de piedra de toba, son muy curiosas porque sacaban la piedra, le daban formas caprichosas pero abstractas, imitando las naturales, y después las metían en el río, que las pulía y entonces ya se colocaban en el jardín, hay muchas en los jardines de la ciudad.

El jardín tiene varios pabellones y una torre en la colina desde la que se ve el lago. Desde la orilla se ve el puente de 12 ojos y paseamos por un corredor paralelo al lago abierto por ambos lados para ventilar y por dentro está totalmente decorado con pinturas. Llegamos al pié de la colina donde está la torre, en la torre había un salón de banquetes y a la emperatriz le preparaban 128 platos, entre ellos delicatessen como garras de oso y labios de gorila. Ahora es un restaurante carísimo, unos 1200 euros, hay que reservar con seis meses de antelación.

Rodeados de la nube de vendedores y comprando o regateando o diciendo buuuu, o sea nooo, contemplamos un edificio que tiene forma de barca, es de piedra y tiene ventanitas de cristal y después subimos a una de verdad con proa de dragón y dimos una vuelta de unos pocos minutos. Interrumpimos el relato para meter una anécdota de mi cuñado Rafael, está regateando con un vendedor por una botella de agua, el vendedor le dice 5 yuanes, el piensa que le dicen euros y entonces dice 20 y ya está, y se va muy ufano, claro el vendedor se quedó pasmado.






















Vamos a un teatro para ver un espectáculo de acrobacia de niños entre 6 y 16 años, dura una hora y es maravilloso, emocionante, sobre todo ver la gracia y delicadeza con la que realizan esos ejercicios de tanta dificultad, para mi gusto el mejor número fue el de los diábolos, aunque es cuestión de gustos. Los números los hacían siempre niños y niñas mezclados, aunque llevaban los mismos vestidos fueran niñas o niños, por ejemplo, en el primer número todos llevaban vestidos de tutú.





De camino en el autobús nos cuenta Fanny que para la mayoría han, que son los mandarines, el tema de tener un solo hijo es obligatorio, pero para las minorías no, además tienen otras ventajas como ayudas para vivienda y universidad. Para la mayoría mandarín si tienes el segundo hijo pagas 100.000 yuanes y todos los gastos los tienes que pagar tu, y no tienes derecho a nada, incluso en un primer momento de la política antinatalista les dejaban sin trabajo, además de la multa. Si se casa un soltero con una divorciada o al revés, pude tener otro niño, o si se casan un mandarín con alguien de otra minoría también. Si un matrimonio se divorcia y se vuelve a casar puede tener otro niño y si el matrimonio los dos son hijos únicos pueden tener dos hijos. De todas maneras con estas medidas desde el 78 han reducido la población en 300 millones de chinos. Los médicos no dicen el sexo de los bebés para que las madres si es niña no aborten.

Cuando volvemos al hotel y después de una reconfortante ducha salimos a cenar a un restaurante de 24 horas enfrente del hotel. La carta está en chino y en inglés e incluso hay platos combinados occidentales, eso sí el consabido té no falta.

Textos Ximena Prieto Álvarez
Fotografías Miguel Roa Guzmán salvo 2 de Rafael Roa Guzmán

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