20 de julio: Llegada a Munich
"Llegando a Munich está el Allianz Arena, es el estadio donde juegan los dos equipos de Munich, parece un neumático gigantesco pero de color plata, el exterior, el material es un plástico que deja pasar la luz y se ilumina del color del equipo que juega, lo hicieron en el 2006 y tiene una capacidad de 66.000 espectadores.
Munich es una capital rica y cara, Cristina nos explica lo del brindis en la taberna Hofbrau Haus, hay que decir Prost, mirando a los ojos a la persona que tengas en frente, en la taberna hay una orquesta que de vez en cuando toca la canción del brindis y es cuando hay que hacerlo.
El hotel está en el centro, al lado de uno de los puentes que atraviesan el Isar, es un Holiday Inn, salimos a dar una vuelta, atravesamos el primer puente, hay una isla y cantidad de gente bañándose, haciendo pic nic y tomando el sol, hace mucho calor. Luego pasamos otro puente y nos dirigimos hacia la Marienplatz que es el centro, donde están el ayuntamiento nuevo y el viejo, el nuevo se parece al de la gran place de Bruselas sólo que este es neogótico. La plaza está atiborrada de gente, muchas terrazas, y comiendo por no variar, no paran, desde el hotel a la plaza hemos pasado por infinitas terrazas, muchas más que en Franckfurt, y mucha más gente y mucho más tráfico y mucho más ruido. Una cosa preocupante son las bicicletas porque es complicado acordarte del carril bici, pasa muy desapercibido, pero es que además ellos van por donde les da la real gana, te parece que van a salir por todos lados y lo peor es que es verdad.
Munich está un poco desparramada, le falta encanto. Vamos hacia la plaza del Odeón, después le damos una vuelta al palacio imperial o Residenz, que es descomunal, con jardines en el interior. Y muy cerca nos topamos con la archifamosa cervecería Hofbräu (se dice Hofbroi) y es de alucine, surrealista, una locura, es un enorme edificio que tiene hasta tienda de recuerdos, son dos plantas y el espacio está formado por arcos, pilares y bóvedas decoradas, hay mesas de madera largas con bancos corridos y también sillas, un estrado donde están los músicos vestidos con el traje típico bávaro, el ruido es infernal, de hecho a una manzana ya se oye. De repente tocan la música del brindis y todos golpean las mesas con las jarras de cerveza de 1 litro y gritan Prost. El barullo ni en la feria de Sevilla."
Texto: Ximena Prieto
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