25 de julio de 2010 Postdam
"En el palacio, digamos oficial, nos espera una señora que se llama Waltraud con la llave y al entrar nos tenemos que poner unas pantuflas enormes para no pisar el parqué, que debido a tanto pulido de pantuflas está como los chorros del oro, mucho mejor que las partes de las salas que no se pueden pisar.
Este palacio es un conglomerado de salas, salones, comedores, salón del trono, habitaciones, salitas de música etc. típica de los palacios barrocos. Los muebles son magníficos y el suelo del salón de baile realmente espléndido, es un conglomerado de piedras pulidas que forman motivos vegetales. También las lámparas y los objetos de decoración.
El palacio nos lleva una hora y media o dos el visitralo y después tenemos un ratito para ver el barrio holandés de Postdam, muy pintoresco, dedicado sobre todo a bares y tiendas de antigüedades y artesanía, las casitas todas de ladrillo rojo y carpintería blanca, con sus cortinitas y sus tejados redondeados.
Ahora al salir de la ciudad paramos para atravesar un lago con un geiser por el puente de los espías del que hablamos ya, nos paramos en el medio como si hiciéramos un intercambio de espías y volvemos a Berlín."
Texto: Ximena Prieto
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