Lunes, 7 de Marzo de 2016
Valparaíso y Viña del Mar
Por la
mañana temprano desde nuestra habitación del hotel visualizamos la calle Rosario Norte con Alonso de Cordova
por donde camina una multitud de personas que van a trabajar, todas en
dirección hacia arriba, es un contínuo manar que habrá empezado muy temprano y
no cesa. Se nota que es Lunes. Vemos mucho ejecutivo de traje, más hombres que
mujeres y todos con una mochila con el logo de su empresa. En la calle se
coloca un vendedor de fruta cortada y envasada que en un momento termina la
venta. Al día siguiente comprendemos el por qué de este trajín de gente por la
mañana y por la tarde y es que hay una boca de metro al lado que es Manquehue.
Nosotros hoy vamos a visitar Valparaíso y Viña del Mar.
Nos
recoge Walter, que es muy agradable y atento sin ser pegajoso y salimos hacia
el NW, al Pacífico por la ruta 68 atravesando la Cordillera Costera por dos
túneles y así llegar a la V región que es la de Valparaíso, ciudad antigua con
un importante puerto que aún lo fué más en la época de auge de exportación del
nitrato de Chile y a la que se le acabó el negocio cuando se construyó el Canal
de Panamá.
Pasado
el primer tunel largo paramos en un valle que se llama Valle de Curacarí lugar
donde hay llamas en cautividad y venden dulces típicos acompañados de vino
dulce. Se ven árboles frutales (almendros, nogales, aguacates y naranjos) y
algunos olivos.
Más adelante paramos en la región vinícola del
Valle de Casablanca, de vinos blancos y variedad de espumosos. Las vides están
la mayoría en terrenos llanos, algunas ya las están cultivando en pendiente
sobre terrazas, el problema es el frío y la humedad y para paliar este
inconveniente colocan una especie de estufas. Nos paramos para ver la viña
Veramonte, la viña Emiliana y la viña Morandé. También hay viñas orgánicas.
Río Tinto es un supermercado del vino. Nos dan
a probar aceite pero el sistema de cata es mejorable porque para la prueba
ponen una especie de biscotes pequeños y duros que no empapan el aceite y así
es imposible. Le pido por favor si puede traer pan más blando y con miga y trae
un pan de molde que no es lo ideal, aunque mejora la cata. El aceite es
afrutado y no está mal, el pero es que le falta cuerpo y acidez, es demasiado
ligero para mi gusto. Nos dicen que es una mezcla de arbequina y otra propia de
aquí. Inmediatamente nos dan a probar un vino del tipo Lambrusco y de ahí nos
vamos al sitio donde están los tintos y
catamos uno bueno, es de la cepa Carmenere, muy interesante. Tanto el aceite
como el vino están muy caros, me refiero sobre todo al vino bueno.
Estamos
atravesando un bosque con eucaliptus y algunas pináceas. Y enseguida comenzamos
a vislumbrar los cerros de Valparaíso, que son 43 y las casas apiñadas en
ellos. Es complicado explicar como es esta ciudad. Tiene forma de herradura
abierta que trepa por los cerros con casas multicolores que se apiñan y se
escalonan. En su momento hubo 80 funiculares para subir a los barrios altos,
ahora quedan muy pocos. La parte de abajo donde está el puerto es llana y es el
centro. En el centro predomina la arquitectura neoclásica y de principios del
XX , incluso los hay de la Secesión Vienesa. Un parque con estatuas del Romanticismo.
En todas partes se percibe el pasado esplendor.
En la
ciudad abunda la bohemia, los artistas y los marinos. Pablo Neruda tenía una
casa aquí, la Sebastiana, subimos al cerro y la vemos desde el jardín porque
hoy es lunes y está cerrada. Hay una placita anexa donde están las esculturas
en bronce de Vicente Huidobro, Pablo Neruda y Gabriela Mistral y dando vueltas
por allí un perro con tres patas que se maneja con mucha soltura. Cerca de la
plaza hay graffitis interesantes y otros que no alcanzan esa categoría. Aunque
todo está muy dejado tiene encanto, es diferente. Se puede parecer un poco a
Alfama en el color, las cuestas, la altura... pero solo un poco porque los
cerros son más del tipo brasileño pero sin favelas.
Bajamos
y tomamos uno de los funiculares que sigue funcionando. Nos cuesta 300 pesos a
cada uno y se paga al llegar arriba. Cada vez pueden subir nueve personas y
sube muy despacito. Arriba hay un mercado artesanal, aprovechamos y compramos
alguna cosa y vamos a los servicios públicos que valen 170 pesos por persona.
Todo el espacio es un mirador con vistas extraordinarias de la parte baja, de
los cerros y del océano.
Dejamos
Valparaíso y quince minutos más tarde estamos en Viña del Mar.
Viña del
Mar está pegada a Valparaíso en la parte que está más abierta al mar. Es una
ciudad de vacaciones y ha crecido mucho. Predominan los grandes edificios al
lado del océano y se extiende a su vez por la ladera. Al entrar por el paseo
marítimo hay una reproducción de un castillo alemán y el hotel Sheraton. Barcos
en el horizonte y las olas rompen
levantando espuma contra unas rocas oscuras que sobresalen. Está
nublado, incluso caen unas gotas. La temperatura es agradable. Nos paramos
delante de un reloj de flores y avanzando un poco está el restaurante donde
vamos a comer. Se llama Castillo del Mar, mirando al Pacífico.
Comemos
muy bien: Machas con parmesano, jaira, centollo, pulpo y congrio dorado
rebozado y varias salsas aparte, para beber Cabernet Sauvignon Viña Emiliana,
bueno , y un café. Total 60 Euros. Vistas al mar y al paseo y buen servicio.
Después
al centro de la ciudad por el larguísimo paseo marítimo donde se multiplican
los rascacielos al estilo Benidorm o Miami. Los hay singulares y llamativos.
Todo está cuidado, farolas con flores y parterres. En la playa, como me había
prometido a mí misma, meto los pies en el Pacífico. El agua está fresquita sin
pasarse. La arena es beige,de grano medio, se despega facilmente y hay un
desnivel en la orilla. Me ha gustado la experiencia.
En el
centro edificios modernistas, un museo, el casino y delante del museo un moai
regalo de la Isla de Pascua.Vemos una planta de copihue en la entrada de una
casa, su flor es la flor nacional de Chile, de la familia de las enredaderas y
la flor es como una trompetita de color rojo y a Walter le resulta raro que
esté aquí en Viña del Mar porque no es el clima adecuado. En latienda Faba ,
especializada en joyas de lapislázuli nos invitan a un pisco muy suave y
compramos unos pendientes.
En un
mirador sobre la bahía nos despedimos de Valparaíso y Viña del Mar y retomamos
la autopista para Santiago.
¡A la vuelta ha llegado la maleta perdida! El personal del hotel ha estado pendiente y han sido muy amables, sobre todo uno de los recepcionistas que queda con Miguel en guardar en recepción unos libros que traíamos en la maleta para Verónica y dárselos a ella cuando pase a recogerlos. La maleta viene acompañada de una etiqueta con el escueto mensaje: "Disculpe por el retraso", pero nos han tenido dos días en vilo.
Una vez
en la habitación se repite la misma imagen de esta mañana, un río de gente
camina por la calle, solo que ahora van en sentido contrario. Los ejecutivos se
han quitado la chaqueta y la llevan en la mano, quizá van más despacio y con
menos brío.
Martes 8 y 9 de Marzo de 2016
Santiago Buenos Aires, Madrid Jerez
Esta
mañana no hay prisa, desayunamos tarde y nos vamos hasta el Centro Comercial
Arauco dando un paseo en esta zona de Santiago, el municipio de Las Condes.
Después
salimos hacia la avenida Apoquindo y estuvimos comprando algunos recuerdos en
Omnium y en Apumanque, comimos en este último y a las 3 salimos para el
aeropuerto Pudahuel.
Rutina de controles
y sobre las 6,30 despegamos para Buenos Aires. A mi lado va una jovencita
encantadora y charlamos los ratos en que está despierta. Es limeña ( me encanta
el español de los peruanos) y va a Buenos Aires a estudiar, lleva viajando todo
el día y el vuelo de Lima a Santiago ha tenido turbulencias me cuenta.
Intercambiamos preguntas sobre la familia y entre charla y charla ya estamos
sobrevolando Buenos Aires. Es de noche y la megalopolis extiende y
extiende sus luces. Aterrizamos, nos despedimos y nosotros a pasar el
control y a esperar hasta las 12,30 para el vuelo a Madrid.
Vuelo
tranquilo pero muy pesado, llega un momento en que he visto 4 películas, estoy hasta
el pelo y sigo sin poder dormir. Me entretengo cuando me dan la cena y muchas
horas después el desayuno a dos horas de Madrid.
Ya en
Madrid como hay que sumar horas, es por la tarde y hay que abrigarse un poco.
En el mismo lugar donde recogemos las maletas hay una oficina de cambio para
los argentinos que vienen en el vuelo.Pasamos control de entrada que va
automático, una maquinita que analiza el pasaporte y la huella dactilar y un policía que observa y ayuda si es necesario y listo.
Cambiamos
de terminal, porque estamos en la T1 y hay que ir a la T4 y nos disponemos a
pasar la tarde comiendo algo, viendo tiendas y leyendo hasta la noche. Nuestro
avión a Jerez tenía que salir a las 9,30 y salió a las 10,30. Pedro nos
esperaba en Jerez y por fin a las 12 estábamos en casa más molidos que una
estera.
Tras 16 días, varias vacunas, hasta 5 monedas distintas (euro, dólar, peso argentino, peso chileno y real brasileño), 2 océanos, cientos de montañas, glaciares y lagos, decenas de cataratas, incontables ríos incluyendo el Río de la Plata con un ancho de unos 200 km en Buenos Aires, 2 capitales de estado, muchas ciudades, incontables animales, árboles y plantas, 1 hurto, 1 maleta extraviada y reencontrada, 7 hoteles, 11 aviones, 9 aeropuertos, un trenecito, varios autobuses, 5 barcos e innumerables coches terminamos este viaje al sur del sur al otro lado del Atlántico donde hemos conocido tantos lugares de Argentina, Chile e incluso un trocito de Brasil. Hasta pronto.
Texto: Ximena Prieto
Fotografías: Miguel Roa
Foto del Río de la Plata tomada desde satélite, la cámara
apunta hacia el sudeste. Se aprecia la desembocadura del río Río Uruguay y del
Río Paraná. En la margen derecha destaca Buenos Aires y también la ciudad de La
Plata; en la izquierda, se aprecia Montevideo, próximo a la desembocadura del
Río Santa Lucía. En esta zona se observa cambio de color en el agua, la cual se
torna más salada según se aproxima al Océano Atlántico. (Wikipedia)
Algunos vistas satélite de Google utilizadas en la
preparación del viaje (los puntos rojos han sido nuestros destinos principales
y en el orden de la numeración):
"Los viajes se viven tres veces, cuando lo soñamos y organizamos, cuando lo vivimos y cuando lo recordamos"
1 comentario:
Hola, soy Jose Luis, y nos conocimos en Sanlucar.....donde amablemente me disteis la tarjeta para que viera vuestro blog.
La verdad es que me han encantado las fotos, a pesar de que el tema arquitectónico no me había llamado la atención,consigues verlo de un modo muy interesante.Los comentarios del viaje me han hecho participe de vuestro viaje y solo me queda felicitaros y desearos que sigais disfrutando.
Un abrazo
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