domingo, 24 de abril de 2016

Viaje al sur del sur (Argentina y Chile) (XIII) Valparaíso y Viña del Mar (Chile)


Lunes, 7 de Marzo de 2016 Valparaíso y Viña del Mar

Por la mañana temprano desde nuestra habitación del hotel visualizamos  la calle Rosario Norte con Alonso de Cordova por donde camina una multitud de personas que van a trabajar, todas en dirección hacia arriba, es un contínuo manar que habrá empezado muy temprano y no cesa. Se nota que es Lunes. Vemos mucho ejecutivo de traje, más hombres que mujeres y todos con una mochila con el logo de su empresa. En la calle se coloca un vendedor de fruta cortada y envasada que en un momento termina la venta. Al día siguiente comprendemos el por qué de este trajín de gente por la mañana y por la tarde y es que hay una boca de metro al lado que es Manquehue. Nosotros hoy vamos a visitar Valparaíso y Viña del Mar.





Nos recoge Walter, que es muy agradable y atento sin ser pegajoso y salimos hacia el NW, al Pacífico por la ruta 68 atravesando la Cordillera Costera por dos túneles y así llegar a la V región que es la de Valparaíso, ciudad antigua con un importante puerto que aún lo fué más en la época de auge de exportación del nitrato de Chile y a la que se le acabó el negocio cuando se construyó el Canal de Panamá.






Pasado el primer tunel largo paramos en un valle que se llama Valle de Curacarí lugar donde hay llamas en cautividad y venden dulces típicos acompañados de vino dulce. Se ven árboles frutales (almendros, nogales, aguacates y naranjos) y algunos olivos.








 Más adelante paramos en la región vinícola del Valle de Casablanca, de vinos blancos y variedad de espumosos. Las vides están la mayoría en terrenos llanos, algunas ya las están cultivando en pendiente sobre terrazas, el problema es el frío y la humedad y para paliar este inconveniente colocan una especie de estufas. Nos paramos para ver la viña Veramonte, la viña Emiliana y la viña Morandé. También hay viñas orgánicas.

 Río Tinto es un supermercado del vino. Nos dan a probar aceite pero el sistema de cata es mejorable porque para la prueba ponen una especie de biscotes pequeños y duros que no empapan el aceite y así es imposible. Le pido por favor si puede traer pan más blando y con miga y trae un pan de molde que no es lo ideal, aunque mejora la cata. El aceite es afrutado y no está mal, el pero es que le falta cuerpo y acidez, es demasiado ligero para mi gusto. Nos dicen que es una mezcla de arbequina y otra propia de aquí. Inmediatamente nos dan a probar un vino del tipo Lambrusco y de ahí nos vamos al  sitio donde están los tintos y catamos uno bueno, es de la cepa Carmenere, muy interesante. Tanto el aceite como el vino están muy caros, me refiero sobre todo al vino bueno.









Estamos atravesando un bosque con eucaliptus y algunas pináceas. Y enseguida comenzamos a vislumbrar los cerros de Valparaíso, que son 43 y las casas apiñadas en ellos. Es complicado explicar como es esta ciudad. Tiene forma de herradura abierta que trepa por los cerros con casas multicolores que se apiñan y se escalonan. En su momento hubo 80 funiculares para subir a los barrios altos, ahora quedan muy pocos. La parte de abajo donde está el puerto es llana y es el centro. En el centro predomina la arquitectura neoclásica y de principios del XX , incluso los hay de la Secesión Vienesa. Un parque con estatuas del Romanticismo. En todas partes se percibe el pasado esplendor.































En la ciudad abunda la bohemia, los artistas y los marinos. Pablo Neruda tenía una casa aquí, la Sebastiana, subimos al cerro y la vemos desde el jardín porque hoy es lunes y está cerrada. Hay una placita anexa donde están las esculturas en bronce de Vicente Huidobro, Pablo Neruda y Gabriela Mistral y dando vueltas por allí un perro con tres patas que se maneja con mucha soltura. Cerca de la plaza hay graffitis interesantes y otros que no alcanzan esa categoría. Aunque todo está muy dejado tiene encanto, es diferente. Se puede parecer un poco a Alfama en el color, las cuestas, la altura... pero solo un poco porque los cerros son más del tipo brasileño pero sin favelas.









































Bajamos y tomamos uno de los funiculares que sigue funcionando. Nos cuesta 300 pesos a cada uno y se paga al llegar arriba. Cada vez pueden subir nueve personas y sube muy despacito. Arriba hay un mercado artesanal, aprovechamos y compramos alguna cosa y vamos a los servicios públicos que valen 170 pesos por persona. Todo el espacio es un mirador con vistas extraordinarias de la parte baja, de los cerros y del océano.




































Dejamos Valparaíso y quince minutos más tarde estamos en Viña del Mar.

Viña del Mar está pegada a Valparaíso en la parte que está más abierta al mar. Es una ciudad de vacaciones y ha crecido mucho. Predominan los grandes edificios al lado del océano y se extiende a su vez por la ladera. Al entrar por el paseo marítimo hay una reproducción de un castillo alemán y el hotel Sheraton. Barcos en el horizonte y las olas rompen  levantando espuma contra unas rocas oscuras que sobresalen. Está nublado, incluso caen unas gotas. La temperatura es agradable. Nos paramos delante de un reloj de flores y avanzando un poco está el restaurante donde vamos a comer. Se llama Castillo del Mar, mirando al Pacífico.







Comemos muy bien: Machas con parmesano, jaira, centollo, pulpo y congrio dorado rebozado y varias salsas aparte, para beber Cabernet Sauvignon Viña Emiliana, bueno , y un café. Total 60 Euros. Vistas al mar y al paseo y buen servicio.















Después al centro de la ciudad por el larguísimo paseo marítimo donde se multiplican los rascacielos al estilo Benidorm o Miami. Los hay singulares y llamativos. Todo está cuidado, farolas con flores y parterres. En la playa, como me había prometido a mí misma, meto los pies en el Pacífico. El agua está fresquita sin pasarse. La arena es beige,de grano medio, se despega facilmente y hay un desnivel en la orilla. Me ha gustado la experiencia.



















En el centro edificios modernistas, un museo, el casino y delante del museo un moai regalo de la Isla de Pascua.Vemos una planta de copihue en la entrada de una casa, su flor es la flor nacional de Chile, de la familia de las enredaderas y la flor es como una trompetita de color rojo y a Walter le resulta raro que esté aquí en Viña del Mar porque no es el clima adecuado. En latienda Faba , especializada en joyas de lapislázuli nos invitan a un pisco muy suave y compramos unos pendientes.














En un mirador sobre la bahía nos despedimos de Valparaíso y Viña del Mar y retomamos la autopista para Santiago.






¡A la vuelta ha llegado la maleta perdida! El personal del hotel ha estado pendiente y han sido muy amables, sobre todo uno de los recepcionistas que queda con Miguel en guardar en recepción unos libros que traíamos en la maleta para Verónica y dárselos a ella cuando pase a recogerlos. La maleta viene acompañada de una etiqueta con el escueto mensaje: "Disculpe por el retraso", pero nos han tenido dos días en vilo.



Una vez en la habitación se repite la misma imagen de esta mañana, un río de gente camina por la calle, solo que ahora van en sentido contrario. Los ejecutivos se han quitado la chaqueta y la llevan en la mano, quizá van más despacio y con menos brío.




Martes 8 y 9 de Marzo de 2016 Santiago Buenos Aires, Madrid Jerez

Esta mañana no hay prisa, desayunamos tarde y nos vamos hasta el Centro Comercial Arauco dando un paseo en esta zona de Santiago, el municipio de Las Condes.

Después salimos hacia la avenida Apoquindo y estuvimos comprando algunos recuerdos en Omnium y en Apumanque, comimos en este último y a las 3 salimos para el aeropuerto Pudahuel.  
























Rutina de controles y sobre las 6,30 despegamos para Buenos Aires. A mi lado va una jovencita encantadora y charlamos los ratos en que está despierta. Es limeña ( me encanta el español de los peruanos) y va a Buenos Aires a estudiar, lleva viajando todo el día y el vuelo de Lima a Santiago ha tenido turbulencias me cuenta. Intercambiamos preguntas sobre la familia y entre charla y charla ya estamos sobrevolando Buenos Aires. Es de noche y la megalopolis  extiende y  extiende sus luces. Aterrizamos, nos despedimos y nosotros a pasar el control y a esperar hasta las 12,30 para el vuelo a Madrid.

Vuelo tranquilo pero muy pesado, llega un momento en que he visto 4 películas, estoy hasta el pelo y sigo sin poder dormir. Me entretengo cuando me dan la cena y muchas horas después el desayuno a dos horas de Madrid.

Ya en Madrid como hay que sumar horas, es por la tarde y hay que abrigarse un poco. En el mismo lugar donde recogemos las maletas hay una oficina de cambio para los argentinos que vienen en el vuelo.Pasamos control de entrada que va automático, una maquinita que analiza el pasaporte y la huella dactilar y un policía que observa y ayuda si es necesario y listo.


Cambiamos de terminal, porque estamos en la T1 y hay que ir a la T4 y nos disponemos a pasar la tarde comiendo algo, viendo tiendas y leyendo hasta la noche. Nuestro avión a Jerez tenía que salir a las 9,30 y salió a las 10,30. Pedro nos esperaba en Jerez y por fin a las 12 estábamos en casa más molidos que una estera.

Tras 16 días, varias vacunas, hasta 5 monedas distintas (euro, dólar, peso argentino, peso chileno y real brasileño), 2 océanos, cientos de montañas, glaciares y lagos, decenas de cataratas, incontables ríos incluyendo el Río de la Plata con un ancho de unos 200 km en Buenos Aires, 2 capitales de estado, muchas ciudades, incontables animales, árboles y plantas, 1 hurto, 1 maleta extraviada y reencontrada, 7 hoteles, 11 aviones, 9 aeropuertos, un trenecito, varios autobuses, 5 barcos e innumerables coches terminamos este viaje al sur del sur al otro lado del Atlántico donde hemos conocido tantos lugares de Argentina, Chile e incluso un trocito de Brasil. Hasta pronto.












Texto: Ximena Prieto
Fotografías: Miguel Roa


Foto del Río de la Plata tomada desde satélite, la cámara apunta hacia el sudeste. Se aprecia la desembocadura del río Río Uruguay y del Río Paraná. En la margen derecha destaca Buenos Aires y también la ciudad de La Plata; en la izquierda, se aprecia Montevideo, próximo a la desembocadura del Río Santa Lucía. En esta zona se observa cambio de color en el agua, la cual se torna más salada según se aproxima al Océano Atlántico. (Wikipedia)


Algunos vistas satélite de Google utilizadas en la preparación del viaje (los puntos rojos han sido nuestros destinos principales y en el orden de la numeración):







"Los viajes se viven tres veces, cuando lo soñamos y organizamos, cuando lo vivimos y cuando lo recordamos"


1 comentario:

pepens dijo...

Hola, soy Jose Luis, y nos conocimos en Sanlucar.....donde amablemente me disteis la tarjeta para que viera vuestro blog.
La verdad es que me han encantado las fotos, a pesar de que el tema arquitectónico no me había llamado la atención,consigues verlo de un modo muy interesante.Los comentarios del viaje me han hecho participe de vuestro viaje y solo me queda felicitaros y desearos que sigais disfrutando.
Un abrazo